jueves, 14 de febrero de 2019

Un cantar de gesta ruso: El príncipe Ígor, de Alexander Borodin II

ANÁLISIS

Quizás debería comenzar por comentar cómo conocí esta ópera antes de meterme a explicaros qué es lo que tiene esta ópera de especial, si es que tiene algo porque igual no lo tiene. O quizás sí.

A ver... cómo conocí yo al Príncipe Ígor... hagamos memoria. Si tengo ahora 37 años... pues sería a los 15 o los 16.. si mal no recuerdo. Creo que sería por la época en la que teníamos el Canal Plus y había un día que de madrugada echaban óperas, creo que eran los lunes o los martes. Los fines de semana no, porque ahí eran cuando echaban el porno. Pero a diferencia de un adolescente normal, yo no grababa el porno en vídeo para luego esconderlos en lo más profundo del armario y poner en la etiqueta algún nombre de alguna película normal para despistar. No... yo grababa óperas y conciertos y los guardaba en el armario porque no tenía mucho espacio. En fin... friki  que es uno. Pues bien, una de esas óperas fue el Príncipe Ígor y la verdad es que, salvo la escena de las danzas polovtsianas y algún que otro número, lo cierto que no me impactó de manera considerable.

Poco después a los 18 y durante la veintena me aficioné enormemente al manga y al anime. Del anime, sobre todo, me llamó mucho la atención la musicalidad de la lengua japonesa a la hora de hacer las canciones y me aficioné poco a poco al Jpop. De esos animes, uno de los que más me impactó a nivel musical fue La visión de Escaflowne, cuya banda sonora fue compuesta por Yoko Kanno, quien tomó a la dobladora de la protagonista de esa serie, una jovencísima Maaya Sakamoto (que por cierto es sólo un año mayor que yo) como su protegida, escribiendo para ella numerosas canciones. Me convertí en un gran fan de Maaya Sakamoto, y aún lo sigo siendo, aunque ya no está entre mis cantantes japonesas favoritas. Pues bien, una de esas canciones, que está incluida en su segundo recopilatorio Nikopachi, es ésta:


A partir de 1:08 más o menos, se puede oír a Sakamoto cantando en japonés una melodía que era me era muy familiar y haciendo memoria, la identifiqué como las danzas polovtsianas del Príncipe Ígor. Por tanto, volví a interesarme por la obra ya que quería saber qué había más allá de esa melodía. Y actualmente, tengo tres arreglos de ese tema, concretamente, en Fa, Sol y Re Mayor.  Más o menos puedo tocarlo.

De ahí viene mi interés por esta ópera. Ahora que la he vuelto a escuchar de nuevo, me di cuenta del gran trabajo que tenía Borodin en sus manos porque no es una obra fácil.Tal y como él decía, el libreto no tenía mucho drama y ahí no le faltaba razón.

Se podría decir que la obra trata de un viaje de ida y vuelta del protagonista, y las consecuencias directas del mismo. Un viaje forzoso, puesto que a Ígor y a su hijo los capturan aquellos a los que supuestamente han de combatir, los polovtsianos; una tribu nómada de la etnia de los turcos, también conocidos como cumanos. El gran problema del libreto al que se enfrentó Borodin (pues fue él mismo el que se encargó de elaborarlo) fue el de intentar contar demasiadas cosas sin profundizar del todo en alguna de ellas. No obstante, diseñó unos personajes sobre todo para la cuerda de barítono y bajo bastante notables.

Sin duda, para mí el personaje más interesante es el Khan Kontchak, ya que su empatía hacia Ígor es loable. Pese a ser un bárbaro que arrasa allá por dónde va, presenta a su vez un lado bastante humano y bueno, no tomando represalias cuando Ígor decide escapar y encima cediendo a los deseos de su hija Konchakovna de casarse con el hijo de su rival. Por su parte Ígor, se muestra bastante íntegro y representa ese clásico héroe ruso que en aquel momento demandaba el público, un héroe capaz de sacrificarlo todo, incluso a su hijo por amor a la patria. Esa búsqueda por crear una música cien por cien rusa y que tratara temas rusos era lo que el público demandaba en aquel momento, y Borodin hizo lo que pudo.

En cambio, el trabajo era tan sumamente grande el libreto deja en el aire un aspecto bastante importante como es la trama de Putivl, ya que en el primer acto, vemos cómo su cuñado Vladimir quiere hacerse  con el puesto, pero después en el último acto, Ígor regresa y no se hace más alusión a él, dejando todo el potencial de tener un segundo antagonista muy descolgado. Cabe también destacar la figura de los dos músicos disidentes (Skula y Yeroskha) que están inspirado en los monjes que Mussogrsky utilizó en Boris Godunov, y que en cierto modo representa esa parte del pueblo que se mueve al sol que más calienta. Así, tal y como pasa en Boris, el coro tiene una participación notable pues no olvidemos que Borodin estaba creando una obra para él y quería que éste estuviese representado de alguna forma.

Otra característica que también es notable en ésta obra es la aportación femenina, si bien está relegada a un papel algo más secundario. Volvemos a señalar que están para justificar una relación romántica (más bien dos). Por un lado; Yaroslavna que representa a la fiel esposa y Konchakovna, la joven amante. Dos parejas, dos distintas formas de ver el amor. Y de las dos, quien más importancia tiene es evidente la primera Yaroslavna, ya que la trama de Konchakovna y Vladimir está puesta para añadir un momento de intriga en el campamento polovtisiano, ya que como se ve, ese conflicto se resuelve rápidamente cuando en realidad por sí mismo daría material para una ópera entera.

En cambio a nivel musical, hay que tener en cuenta que ésta ópera en realidad es el trabajo de tres compositores, aunque lo firme sólo uno. Para no ser un compositor "aficionado" por así decirlo, ya que Borodin tenía otras ocupaciones, Ígor es una obra que iba por muy buen camino. Pero también hay que agradecer a Korsakov y a Glazunov por completar la obra, aunque no respetaran al cien por cien el trabajo de Borodin y eso fue debido que éste era un desastre y no tenía un trabajo muy buen organizado, así que no sabían realmente cuando encontraron sus apuntes no sabían exactamente dónde iba cada cosa. Pese a todo, es una obra bastante agradable de escuchar y relativamente fácil, no se hace especialmente pesada.

De esta obra podemos aprender lo siguiente:

- No se sabe dónde puedes encontrar nuevos aliados.
- Trata bien a tus enemigos, quizás eso te sea útil en el futuro.
- Hay veces que los seres más cabrones están dentro de tu propia familia.

GRABACIONES

CD

Actualmente este Cd está descatalogado, y las versiones disponibles actualmente de esta ópera omiten el acto III. Yo tuve suerte y encontré esta grabación de segunda mano, que creo que también está reeditada bajo el sello Brilliant Records, aunque también es difícil de conseguir. La única pega que le veo es que algunos cortes son excecivamente largos, ya que poner todo el prólogo en una única pista de 21 minutos, es un pasote y más cuando se puede dividir en diversos sub-números. Quitando eso, te haces una idea de lo que es la ópera.

DVD
 
Y si en CD no encontramos apenas variedad, en el audiovisual tampoco, aunque no hace mucho lanzaron una nueva propuesta desde el Metropolitan. Éste en concreto, es de 1993, desde el Mariinsky y dirigido por Gergiev. La puesta en es escena es magnífica, es la clásica y tiene un reparto cien por cien ruso. Eso sí, como es una edición crítica y nueva, han cambiado el orden de los actos, poniendo el acto polovtstiano justo después del prólogo. Personalmente, me gusta más el orden anterior, lo considero más coherente. Pero bueno cada cual tiene sus gustos.

Voy a dejar a los rusos tranquilos una temporada (tengo en mente todavía tres por comentar) y lo dejo aquí. Para la próxima vuelvo con una que es una ida de olla de Richard Strauss. Un cuento de hadas algo...raro.

Nos vemos y que tengáis un buen San Valentín el que lo celebre. Yo no.

martes, 5 de febrero de 2019

Un cantar de gesta ruso: El príncipe Ígor, de Alexander Borodin I

Seguimos repasando el repertorio ruso y ahora toca una obra que si las circunstancias hubiesen sido otras, podría haber sido más espectacular de lo que es. O quizás no.

El Príncipe Ígor (Kniaz Igor) es una ópera en un prólogo y cuatro actos, con música de Alexander Borodin y completada por Nicolai Rimsky-Korsakov y Alexsander Glazunov y libreto del propio Borodin, estrenada en el teatro Mariinski de San Petersburgo el 4 de noviembre de 1890.

Tiene una duración de 210 minutos (tres horas y media)

BREVES DATOS HISTÓRICOS

Antes de empezar habría que aclarar que Borodin no se consideraba así mismo músico, sino doctor y químico, y para él la música era más bien un hobby que otra cosa. Así, pertenecía a un grupo de músicos rusos conocido como el grupo de "Los cinco" y estaba compuesto aparte de por él mismo, por su líder, Balákirev, Rimski Korsakov, César Cui y Mussorgski. El asesor del grupo, un crítico llamado Vladimir Stasov,  le propuso a un Borodin que compusiera una ópera basándose en un esquema que le había hecho sobre el Cantar de las huestes de Ígor, un poema épico medieval escrito en antiguo eslavo oriental. Evidentemente, la ópera se cantaría en ruso y Borodin pese a que pensó a que sería difícil, pues se animó a realizar el proyecto.
Así pues, empezó en 1869, pero como la historia no tenía mucho drama dejó la composición. Lo cierto es que parte de la música la empleó en su Sinfonía nº2 y también en una ópera-ballet escrita en colaboración con otros compañeros. Pasó el tiempo y estuvo unos cuatro años sin trabajar en ella. Mas tarde en 1872 y animado por los estrenos de La dama de Pskov (Korkakov) y Boris Godunov (Mussorgsky), volvió a la carga y trabajó en la partitura un poquito más. 

Y así estuvo el bueno de Borodin durante 18 años, y entre tanto pues seguía con sus ocupaciones, entre ellas defender los derechos de la mujer en Rusia ya que fundó además una Escuela de medicina para mujeres en San Petersburgo. Lamentablemente murió en 1887 de un infarto, dejando más o menos planteados el prólogo, y los actos I, II y IV, pero no el III y tampoco dejó claro el orden, por eso en algunas ediciones el orden del acto I y II se intercambian. Así que Korsakov, junto con su alumno Alexander Glazunov, se pusieron manos a la obra y entre ellos dos orquestaron y completaron las partes que faltaban, De hecho, el acto III y la obertura pertenecen más a Glazunov que a Borodin.

Sin embargo, cuando presentaron la ópera, la dirección del Mariinsky la sometió a diversos cortes, entre ellos omitiendo todo el acto III. A pesar de todo, la ópera tuvo éxito aunque hoy en día no se representa mucho, salvo la obertura y las danzas polovtsianas que se suelen ver en conciertos sinfónicos.

ARGUMENTO

La acción transcurre en Putivl, Ucrania, en la Edad Media.

PRÓLOGO
La plaza pública de Putivl

El gobernador de Putivl, el príncipe Ígor (barítono) ha decidido irse a la guerra contra los potlovtsianos, un pueblo nómada y pagano que está atacando diversas ciudades de Rusia.  Sin embargo, justo antes de partir, hay un eclipse de sol y tanto el pueblo, como su esposa Yaroslavna (soprano dramática) le ruega que se quede, ya que es un símbolo de mal augurio. Pese a todo, Ígor decide partir, acompañado de su hijo Vladimir (tenor).



Ígor delega el gobierno de la ciudad a su cuñado Galitski (bajo) y dos músicos de gudok (un instrumento parecido al violín), Skula y Eroshka (bajo y tenor ligero) deciden quedarse a salvo en lugar de irse con Ígor. Todos despiden a su príncipe entre grandes alabanzas.

ACTO I
Escena I: Salón principal de la mansión de Galitsky

Ha pasado un tiempo y Galitsky no está haciendo nada por la ciudad aparte de pasar el tiempo de juerga en juerga y deseando quedarse con el puesto defintivamente.


Tiene a casi todo el pueblo ganado. En un momento entra un grupo de doncellas suplicando ayuda porque uno de sus hombres ha raptado a una de ellas. Galitsky no les hace ni caso y todos alaban al nuevo príncipe.

Escena II: Los aposentos de Yaroslavna

Las mismas doncellas deciden visitar a Yaroslavna para quejarse del comportamiento de su hermano. Ésta decide entrevistarse con él, pero Galitski no está por la labor de ceder a las peticiones de su hermana y que pronto se hará con todo el control.


Para empeorar la situación, un grupo de boyardos le anuncia a Yaroslavna que un ejército de potlovsianos se acerca a la ciudad, y que al parecer han capturado a Ígor y a su hijo Vladimir. Pese a que la amenaza está cerca, los boyardos juran a su princesa que las murallas protegerán la ciudad y que ellos combatirán hasta la muerte.

ACTO II
El campamento de los potlovsianos

Como ya sabemos, tanto Ígor como su hijo Vladimir han sido capturados y son rehenes del líder Khan Konchak (bajo). En ese tiempo, Vladimir se ha enamorado de la hija del Khan, Konchakovna (contralto). Un grupo de doncellas, entretiene a todos los prisioneros rusos.


Por su parte, Ígor se lamenta por su suerte. Un soldado potlovsiano, convertido al cristianismo, Ovlour (tenor) le propone un plan de escape, pero Ígor no lo acepta porque no le parece conveniente, aunque le promete que lo pensará seriamente. Poco después aparece Konchak, quien alaba al príncipe, quiere que se sienta a gusto y le propone una alianza. Ígor rechaza amablemente la propuesta del Khan, y éste para demostrarle su poderío ordena a sus esclavas que bailen para ellos.


Todos acaban alabando el poder del Khan.

ACTO III
Mismo lugar que en el acto anterior 

 

El Khan Gzak (papel mudo) y su armada han regresado al campamento cargado de todo el botín y de nuevos prisioneros rusos. Reparten sus ganancias y planean nuevos ataques. Entonces Ígor se enteran que están invadiendo y saqueando su provincia. Finalmente, acepta la propuesta de Ovlour para escapar, aprovechando que los potlovsianos están dormidos. Konchakovna los sorprende e intenta retenerlos, sobre todo a Vladimir. Ígor intenta convencer a la princesa para que los deje marchar, pero ella, decide alertar a todos. Pese a ello, Ígor y Ovlour consiguen escapar, pero dejan a Vladimir.

Cuando Konchak se entera de lo sucedido, decide no tomar represalias porque sabe que él mismo en la situación de Ígor habría hecho lo mismo. Concede la mano de su hija a Vladimir y sigue con sus planes de conquista.

ACTO IV
La plaza pública de Putivl

Yaroslavna se lamenta por la situación y desea el retorno de su amado príncipe. Entre tanto, se oye los lamentos de los campesinos cuyas tierras han sido arrasadas por el Kahn Gzak.

 

Sin embargo, le da por coger el catalejo y ve en la lejanía a dos caballeros acercándose y uno de ellos es Ígor que está de vuelta. El príncipe llega, se reúne con su esposa y ambos se alegran de volver a verse. Ígor decide reunir a todo el mundo para defender la ciudad.
Entre tanto, Skula y Eroshka están cantado un romance sobre la caída de Ígor, cuando lo ven reunido con Yaroslavna. Para quedar bien, deciden tocar las campanas de la iglesia y reunír a todo el pueblo para anunciar la buena nueva. Al principio el pueblo no los cree, pero pronto aparece Ígor. Al verlo, todos lo alaban como su salvador.