viernes, 21 de septiembre de 2018

El triunfo de la bondad: La Cenicienta, de Rossini II


ANÁLISIS

Rossini no fue ni el primero ni el último en poner música a la historia de Cenicienta, pero sí es el que le ha dado más fama en cuanto a la ópera se refiere. Años más tarde, Pauline Viardot (hermana de la famosa cantante María Malibrán y toda una personalidad de la sociedad parisina del siglo XIX) hizo una ópera de cámara,  Massenet hizo también su propia versión, Prokofiev haría un ballet, Rodgers y Hammerstein un musical y Disney su famosa película animada, por citar algunos ejemplos.

En cambio lo que si hay que agradecer a Rossini es el cambio de registro a la historia, así como la identidad de los personajes. Para empezar, se deshizo de todos los elementos sobrenaturales para ofrecer al público un relato creíble. Así, cambió también la figura de la madrastra por un padrastro, un tanto patán y menos retorcido que la madrastra original poniendo el toque cómico a la historia. Porque Don Magnífico (y ya el nombre lo dice todo) no es un personaje del todo malvado. Es un idiota con aires de grandeza, que hace todo lo posible por dar a sus dos legítimas hijas (un par de petardas, que también tienen el pavo subido) la mejor vida posible y todo a costa de la pobre Angelina, su hijastra y la verdadera propietaria de todo.

También desaparece el hada madrina y en este caso tenemos un “hado padrino”, que en realidad no es un mago ni mucho menos, sino un hombre sabio, el tutor del príncipe que hace un test de empatía a las hijas de Don Magnífico y sólo Cenicienta pasa la prueba. Es gracias a Alidoro que Cenicienta puede ir al famoso baile, obtiene su vestido y demás. La razón por la cual Cenicienta no pierde el zapato de cristal y al final los amantes se reconocen por un brazalete, se debe a una cuestión de censura. En el siglo XIX, no estaba bien visto que una mujer se descalzara en público, así que la escena en el que una mujer se prueba un zapato podría ser tan escandaloso como si enseñara un pecho. Aparte que el brazalete no lo pierde sino que se lo da ella directamente al príncipe, dando al personaje la oportunidad de tomar la iniciativa en la relación.

Otro aspecto que también me parece destacable es la participación del príncipe. Ramiro interactúa con las tres jóvenes, haciendo su aparición en la obra mucho antes que en el cuento, donde sólo conoce a Cenicienta el día del baile. Es más, Ramiro se enamora de ella desde el momento que la ve toda cubierta de hollín, lo que le da más profundidad al personaje. Se añade también el personaje de Dandini como contrapunto cómico a Don Magnífico. En lo general, el libreto mantiene un buen balance entre el drama y la comedia, pues no olvidemos que pese a todo, Cenicienta es una mujer explotada en su propia casa, pero presentado de forma amable y amena.

En cuanto a la música, nos encontramos con un Rossini en plena forma. No sólo nos encontramos con arias con una coloratura verteginosa, como el rondó final de la protagonista (Non più mesta) o el aria de Ramiro en el segundo acto (Sì ritrovarla, lo giuro), sino también unas magníficas escenas de conjunto, con el característico crescendo que Rossini nos tiene acostumbrados.

Es una ópera que como la gran mayoría se disfruta enormemente en directo. Yo tuve la ocasión de verla montada en el Palacio Garnier en París y lo cierto es que disfruté bastante.

De esta ópera podemos aprender varias cosas:

- Toda buena acción tiene su recompensa, aunque no sea de efecto inmediato.
- No hay que juzgar a nadie por su forma de vestir.
- Hay que tratar a todo el mundo con respecto independientemente de la labor que haga. Nadie es mejor que nadie.
- Quien algo quiere, algo le cuesta.

GRABACIONES

CD

Aunque yo tengo otra edición, la grabación es la misma. Esta en concreto es bastante clásica, tenemos a la gran mezzo Teresa Berganza, pero a pesar del buen reparto no me termina de convencer porque para mi gusto es un pelín lenta. Me gusta más a Claudio Abbado dirigiendo a Verdi que a Rossini, creo que le falta un hervor. Además algunos recitativos están cortados, pero bueno creo que eso tampoco importe mucho. No es mala opción, pero yo prefiero la de abajo.

 Esto es más una cuestión de gustos. Adoro a Cecilia Bartoli y aunque sé que tiene sus detractores, para mí es una mezzo con una técnica impresionante. El tempo de este registro es algo más dinámico y el resto de cantantes, sobre todo el Don Magnífico de Corbelli son bastante buenos. De tener sólo una, ésta es la que yo recomendaría sin dudarlo.

DVD
Como complemento, un montaje clásico de la ópera de Houston con Bartoli a la cabeza, y Enzo Dara como el patán de su padrastro. Para los que se quieran hacer una idea de lo que Rossin tenía en la cabeza cuando escribió la ópera, éste dvd es una prueba de ella.

Sin embargo, yo prefiero esta puesta en escena que tuvo lugar en el Liceu de Barcelona. Realza el lado cómico de la obra con un colorido vestuario y además como toque original han añadido a unos figurantes vestidos de ratones, haciendo un pequeño homenaje a la versión de Disney. En el plano musical, pues tenemos a Flórez que está genial, aunque soy muy poco objetivo porque es uno de mis tenores favoritos y también a la americana Didonato en el papel titular. Muy divertida de ver.

Dejo a Angelina y a Ramiro que coman arroz con perdiz tranquilos y yo lo dejo ya por hoy. La próxima entrega será en octubre y volveré con la obra maestra de Meyerbeer, un enorme espectáculo donde muere muchísima gente.

Nos vemos.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

El triunfo de la bondad: La Cenicienta, de Rossini I


Lo bonito que tienen los cuentos de hadas es que al final los buenos siempre ganan. O al menos en la mayoría, pues también los hay tristes y trágicos. Pero nos gusta ver que los buenos valores son recompensados. De eso, va la ópera de hoy.

La Cenicienta (La Cenerentola) es una ópera en dos actos con música de Gioacchino Rossini y libreto de Jacopo Ferreti, estrenada en el teatro Valle de Roma el 25 de enero de 1817

Tiene una duración de 150 minutos (dos horas y media)

BREVES DATOS HISTÓRICOS

La ópera fue un encargo del director del Teatro Valle, para que Rossini repitiera el éxito que tuvo con El Barbero de Sevilla, el año anterior, 1816. Rossini tenía por aquel entonces 25 años y aceptó el encargo. Se le propuso hacer una obra sobre el famoso cuento de Charles Perrault, pero Rossini no quería que hubiese elementos sobrenaturales, así que más que en el cuento, Jacopo Ferreti se basó más en otra ópera que se había estrenado en Milán dos años atrás del compositor Stefano Pavesi, titulada Agatina o la virtù premiata, obra que hoy en día no la conoce prácticamente nadie. Al compositor tampoco.
Rossini tardó aproximadamente tres semanas en componer toda la ópera, aunque para ganar tiempo no escribió una obertura nueva, sino que reutilizó la que empleó en su obra La gazzetta y para la escena final, tomó parte de la música que utilizó en el aria final de Almaviva para El Barbero (Cessa di più resistere) que, a su vez ya había sido reciclada de una cantata que escribió años atrás, Le nozzi de Teti e Peleo, para ser más exactos.

También le pidió a un colega suyo Luca Agolini, que le ayudara escribiendo los recitativos secos, un aria para el personaje de Alidoro y Clorinda y un coro que servía como introducción al acto segundo. Así, y con el titulo La Cenerentola ossia la bontà in triunfo (La Cenicienta o El triunfo de la bondad) subió a los escenarios y... lo cierto es que no gustó demasiado. Dos años más tarde, Rossini reemplazó el aria que escribió Agolini por una suya debido a que en esa producción cantaba un bajo que le gustaba especialmente y ya fue cuando realmente pegó el pelotazo. Actualmente, los añadidos de Agolini se omiten, salvo los recitativos que aún se conservan.

Esta obra sería la última gran ópera bufa que Rossini escribiría para Italia, ya que la siguiente, Adina o El Califa de Bagdad la compondría para Lisboa (una obra totalmente olvidada.) Habría que esperar a 1825 para que Rossini nos brindara otra obra de este género: El viaje a Reims. Pero eso ya es otra historia que quizás algún día os cuente.

ARGUMENTO

La acción se desarrolla en Salerno, Italia, a finales del siglo XVIII o finales del siglo XIX. 

 

ACTO I 

Escena I: Salón de la casa de Don Magnífico

Érase una vez, hace mucho mucho tiempo... o igual no tanto, vivía en un decadente palacio una joven llamada Angelina, aunque en su casa la llaman Cenicienta (Cenerentola) porque siempre está cubierta de hollín, ya que es obligada a trabajar como la sirviente de sus dos hermanastras, Clorinda (soprano ligera) y Tisbe (mezzosoprano) y de su padrastro, el déspota Don Magnífico (bajo-bufo). 

Amanece un nuevo día y las dos hermanas se visten y presumen frente al espejo. En cambio, la pobre Cenerentola (contralto o mezzosoprano) está en un rincón junto a la chimenea y canta una triste balada sobre un rey que elige la bondad y la inocencia frente a la belleza. 



A las dos hermanas les molesta y la mandan callar, aunque Cenerentola las ignora y sigue a su ritmo.

De pronto llaman a la puerta y entran un mendigo pidiendo limosna.Tanto Clorinda como Tisbe, lo insultan y tratan de echarlo, pero Cenerentola se apiada de él y le deja pasar y le da un poco de pan y café. En realidad, ese mendigo es Alidoro (bajo), el consejero del Príncipe Ramiro que está recorriendo el reino buscándole una buena candidata a ser su esposa. Viendo el resultado se va y vuelven a llamar a la puerta, pero esta vez es un grupo de cortesanos que anuncian a las hermanas que se va a celebrar un baile en el palacio del príncipe y todas las doncellas en edad casadera están invitadas a él. Las dos hermanas se ponen nerviosas y empiezan a dar órdenes a Cenerentola a diestro y siniestro, para desgracia de la pobre chica. Luego, Clorinda y Tisbe van a avisar a su padre, Don Magnífico, a quien despiertan y éste se queja porque estaba teniendo un buen sueño.  Pero se le pasa pronto cuando sus hijas le cuentan la nueva. 

Entre tanto, entra en la casa un joven vestido con ropa humilde. En realidad, ese joven es el Príncipe Ramiro (tenor ligero), que se ha acercado a la casa ya que Alidoro le ha dicho que allí vive la que podría ser su esposa, que es una de las hijas de Don Magnífico. A fin de que la chica que quiera ser su esposa lo ame por lo que es y no por su título, ha intercambiado su ropa con la de su escudero, Dandini (barítono). 

 

Se encuentra con Cenerentola y ambos se sienten atraídos a primera vista.

Entre tanto llega Don Magnífico y Don Ramiro se presenta como un sirviente del príncipe quien pronto se va a presentar en la casa, para llevarlas directamente al Palacio. Don Magnífico avisa a sus hijas y en poco tiempo se presente el falso Príncipe y las dos hermanas se pavonean ante él. Cenerentola le pide a su padrastro permiso para ir, pero éste se lo deniega. En ese momento entra Alidoro con el registro y le exige que se presenten las tres hijas. Don Magnífico afirma que sólo tiene dos, ya que una murió y cuando Cenerentola va a replicar que eso no es cierto, la amenaza para que se calle. Alidoro, se muestra ofendido, pero de momento no hace nada. 

Se van todos dejando a la pobre Cenerentola sola. Vuelve a presentar Alidoro, vestido de mendigo otra vez y en agradecimiento por haber sido bueno con él, le dice que él la llevará al baile. 

 

Al principio la joven no se lo cree, pero cuando se quita el disfraz, lo reconoce como al consejero del rey. Los dos se van juntos al baile.

Escena II: Salón del palacio de Don Ramiro

Dandini están enseñando el palacio a Don Magnífico y sus dos hijas. Envía al viejo a las bodegas y se queda solo con las jóvenes, quienes tontean con él y siguen su visita. 
Entre tanto, los cortesanos alaban el buen conocimiento que tiene Don Magnífico sobre los vinos y se divierten a su costa. Por su parte, Clorinda y Tisbe siguen coqueteando con Dandini quien les dice que pese a que las dos son muy hermosas, no puede casarse con las dos así que sugiere que aquella que él no elija se case con su escudero. Las dos hermanas se enfadan con la propuesta ya que consideran al escudero que es  vulgar y con poca clases (todo ignorando que están rechazando al propio príncipe.)

 

Entre tanto, Dandini y Ramiro logran quedarse a solas y éste le pregunta al otro qué tal son, a lo que Dandini responde que ninguna de ellas es apta para ser su esposa. Ramiro se pregunta entonces a quién se estaría refiriendo Alidoro, pues según él una de las sus hijas era bastante virtuosa. Se acerca el momento de ir a cenar y entra Alidoro, anunciado que se ha presentado una noble desconocida cuyo rostro está cubierto por un velo. Se reunen todos y poco después aparece Cenerentola, totalmente irreconocible y anuncia que sólo tomará como esposa a aquel hombre que le ofrezca respeto, amor y bondad. Cuando se descubre todos se quedan asombrados por la belleza de la joven. Don Magnífico, ve un enorme parecido con Cenerentola, así como Clorinde y Tisbe.

 

Cada uno expone su opinión sobre la situación y se van todos a cenar.

ACTO II

Escena I: Una habitación del palacio del príncipe

 

Don Magnífico está preocupado por la posibilidad de que la joven desconocida conquiste al príncipe, aunque sigue confiado que escogerá a una de sus dos hijas y esperando a que lo haga, ya que él se ha gastado todo el patrimonio de Angelina para vivir en el lujo y que con ese enlace podrían volver a tenerlo. Se van y entra Cenerentola huyendo de Dandini quien le está haciendo la corte. Ella finalmente acaba por decirle que ella está enamorada de su escudero, para mayor alegría de Ramiro, que aparece y acepta sus sentimientos.  Sin embargo, le dice que ella sólo tiene para ofrecer virtud y amor. Le entrega un brazalete, quedándose ella con el gemelo y le dice que la busque para que compruebe su verdadera fortuna. Y si cuando la vea, aún siente lo mismo que ella por él, entonces será suya. La joven se va y Ramiro, da por finalizado el juego y vuelve a recuperar su identidad como príncipe. 



Reune a un grupo de hombres y jura mover cielo y tierra para encontrar a la dueña del brazalete.

Entre tanto, Don Magnífico se encuentra con el falso príncipe y le pregunta con quien de sus dos hijas se va a casar. Dandini le confiesa que él no es el verdadero príncipe y que todo ha sido una farsa. 

 

Don Magnífico se enfada y Dandini lo echa del palacio.

Escena II: Salón de la casa de Don Magnífico

Cenicienta vuelve a sus harapos y sigue entonando su triste canción. Entran Don Magnífico junto a las hermanastras quienes le ordenan con muy malas formas que haga la cena. Cenerentola obedece y se van. 

 

Estalla una tormenta y a consecuencia de ello, Ramiro y Dandini se ven obligados a buscar refugio en la casa de don Magnífico porque su carroza se ha roto. A pesar de todo, Don Magnífico les da la bienvenida y ordena a Cenerentola que le acerque el sillón al príncipe. Ésta pensando que es Dandini se lo acerca a él, pero su padrastro la corrige y señala a Ramiro. Cuando ella lo ve, se asombra y le enseña el brazalete, haciendo que Ramiro la reconozca al instante.


Así Don Ramiro, declara ante todos que Cenerentola será su esposa, hecho que enfurece a Don Magnífico y a sus dos hermanastras, quienes la amenazan. Don Ramiro les adviert con tomar represalias si no la dejan en paz, pero Cenerentola los perdona. Cuando Don Magnífico le pregunta la razón por la cual no ha elegido a una de sus hijas, Ramiro les dice que para ellas él era un indigno y un plebeyo. Ramiro se lleva a Cenerentola a palacio y entra Alidoro, quien recuerda a las hermanas que un día él vino a su casa pidiendo limosna y la única que lo trató bien fue su hermana Angelina. Les aconseja que pidan perdón a Cenerentola, pues ahora va a ser su reina. Clorinde no está muy por la labor, pero Tisbe, más pragmática está dispuesta a hacerlo. Así Alidoro se muestra satisfecho por cómo ha terminado todo.

Escena III: Salón del trono

Ramiro presenta ante todos a Angelina. Entre los presentes están Don Magnífico y sus dos hermanastras. 

 

Ante todos, Angelina los perdona diciendo que ésa es su venganza y expresa su alegría mientras todos alaban la bondad de la joven. 

Y colorín colorado este hermoso cuento ha acabado.

jueves, 13 de septiembre de 2018

Como la vida misma: El tríptico, de Puccini II


ANÁLISIS

El tríptico son tres óperas pero concebidas como si fuese una sola. Esa fue la idea de Puccini, pero que en la actualidad, es bastante común verlas por separado, ya que en realidad la gran mayoría del público solo tiene interés por una sola: Gianni Schicchi. 

De esa ópera, tenemos la famosísima aria de Lauretta "O mio babino caro", aria que toda soprano que se precie tiene en su repertorio e incluso yo mismo, en la tercera audición que hice en la Escuela de Música donde estudio, la interpreté con el violín. Así pues, tuve interés en saber más de las otras dos y me llevé una grata sorpresa.
Cada ópera no llega los sesenta minutos siendo la más larga Suor Angélica, y la más corta Il tabarro, aunque la diferencia entre las tres es mínima. Minuto más minuto menos.

Dado que aunque las tres forman un bloque, de acuerdo a lo que una vez oí decir en una entrevista al director de escena Giancarlo del Monaco, cada una requiere el mismo trabajo que una ópera tradicional, así que voy a hablar de ellas por separado. Empezaré por el mismo orden que deberían ser representadas:

1. Il tabarro

Esta obra sigue prácticamente el camino que establecería Leoncavallo cono Pagliacci: una obra totalmente verista. La realidad sin complejos y sin belleza ninguna. Una exposición de las miserias humanas reflejadas en unos personajes de clase obrera que tratan de sobrevivir en un mundo que no le es especialmente justo. 
Todo se desarrolla en un espacio poco común, como es el de una barcaza que recorre el Sena. En poco menos de una hora vemos a una mujer que va buscando por las basuras, otro que se emborracha para olvidar lo miserable que es su vida y entre medio un triángulo amoroso compuesto por el jefe del cotarro: Michele, su mujer más joven que él ,Giorgetta, y el joven Luigi. Podemos saber que Luigi no tiene donde caerse muerto y es un hombre sin oficio ni beneficio. Giorgetta por su parte, es una mujer traumatizada por la muerte de su pequeño y resignada a vivir una vida que no le gusta en absoluto con Michele, el patrón. 

Como la obra es muy corta, no llegamos a conocer la vida de los personajes, pero con lo que oímos en la música y a través del texto, vemos que hay una tensión constante. Y como en toda obra verista pues acabará con un asesinato pasional, el marido matando al amante. Todo muy brutal y muy al gusto de la época, aunque al director Arturo Toscanini no le gustaba esta obra,  ya que la consideraba de mal gusto.  A nivel musical es interesante y podemos oír como Puccini juega con los volúmenes de la orquesta en los momentos culminantes, como al final del dúo de amor entre Giorgetta y Luigi, cuando éste dice que estará dispuesto a derramar sangre por ella.  

Y es que este París, no es el París que habíamos visto en La Bohème, una  ciudad donde los sueños pueden hacerse realidad y el amor se respira en el ambiente. En absoluto. Este París es más oscuro y sombrío y eso lo refleja la música perfectamente. Es quizás la obra más violenta de Puccini.

2. Suor Angelica

A continuación le sigue la historia de la pobre monja. Es la única ópera que no cuenta con ningún papel masculino y pese a que hay muchos papeles, en realidad la acción sólo desarrolla dos: Suor Angélica y su tía. Cabe destacar que el papel de la tía es el único papel importante que Puccini escribiría para una contralto.

Seguimos viendo las miserias humanas, pero esta vez se nos muestra en una doble vertiente. Por un lado, vemos la rutina de un convento de monjas, para la cual Puccini fue a visitar a una hermana que era abadesa un convento y cuando terminó la ópera, la interpretó al piano para la congregación. 

Reflexionando sobre el argumento, Puccini había escogido esta obra como metáfora del Purgatorio ya que Sor Angélica no está allí por sincera devoción, sino por expiar un pecado que a ojos de la sociedad era intolerable como es la de tener hijos fuera del matrimonio. Esa sociedad estaría representada por la infame tía, desagradable y antipática como ella sola, pero que tan sólo es el reflejo de esa sociedad hipócrita y cruel que condena al exilio a aquellos que no siguen sus normas. Por eso podemos entender la reacción de la monja, ella está allí por su hijo y al enterarse de que su hijo está muerto, ya siente que su culpa está expiada. Por eso podemos entender las razones que la llevan a su triste final: Sor Angélica no tiene ningún motivo para seguir viviendo.  En esto vemos bastantes semejanzas con otros dos roles de Puccini: Giorgetta, porque al igual que ella, sabe lo que es el dolor de perder a un hijo, y Butterlfy porque es una mujer a la que no sólo abandonan sino también le arrebatan a su hijo.

En cierto modo, es una muerte de amor lo que sufre Angélica, un amor por su hijo y al igual que otras heroínas trágicas decide ir a su encuentro, pues al fin y al cabo quien nos ha de juzgar es Dios y al parecer, Él la ha perdonado. 

De las tres, ésta era la favorita de Puccini. Quizás porque le recordaría a su hermana que estaba en el convento. Quizás porque Angélica es una mujer como las que él suele describir, buena, dulce que no se merece nada malo y sin embargo las circunstancias se ceban con ella.  

A nivel musical es la más dulce de las tres. Pese al gran momento de tensión que encontramos en el dúo de la tía y la monja, el resto es bastante agradable de escuchar. Aquí se encuentra el aria "Senza Mamma", que es un gran reto interpretativo y es otra de las grandes arias que Puccini escribió para una soprano. 

Una obra poco conocida, pero muy a tener en cuenta. 

3. Gianni Schicchi

Llegamos a la joya de la corona por así decirlo. Schicchi es una rareza en lo que a Puccini se refiere ya que nos ha hecho llorar durante toda su carrera y de pronto nos sorprende con una comedia bastante gamberra. O al menos, todo lo gamberro que se podía ser a principios del siglo XX. 
De nuevo, vemos reflejada la hipocresía de la sociedad y las miserias humanas pero esta vez desde un punto de vista más cómico. Aquí todos los personajes van cada uno por su lado y vela por sus propios intereses, así que no es de extrañar que Schicchi reaccione como lo hace cuando en un principio rechaza ayudar a los Donati. Esta lucha por la discriminación entre diferente clases sociales no es un tema nuevo, pues ya lo habíamos visto en Mozart con Las Bodas de Figaro, por poner un ejemplo.

Es una obra pensada para el mayor lucimiento del barítono protagonista, si bien la soprano tiene su gran momento con su aria "O mio babino caro" y el tenor también tiene la suya. El resto de personajes, que son un montón, en realidad funcionan como si fuese uno solo, pues en el fondo es todo un diálogo entre Schicchi, y ellos. No podemos considerar que Schicchi sea malo pues el objetivo principal es conseguir una buena dote para su hija para que se pueda casar con el hombre al que ella ama. Esa mezcla entre un padre tierno y un pícaro de playa (o de ciudad más bien) es lo que hace que esta obra sea entrañable y haga sacar una sonrisa al público.

A nivel musical, la obra es prácticamente un recitativo continuo salvo los puntuales números musicales que ya he comentado antes y donde una vez más Puccini nos brinda su buen hacer en elaborar melodías que se nos metan en la cabeza. Precisamente, por ser la más novedosa de toda la carrera del compositor, es la que más llamó la atención al público de entonces y sigue llamando la atención ahora. Cabe señalar que Schicchi no es la primera ópera que firma Puccini con final feliz, ya que la primera fue La Fanciulla del West. Pero eso es otra historia que algún día os contaré.

Conclusión.

Habiendo ya comentado las obras por separado, vemos que El tríptico es una obra que tiene su propia identidad y que quizás habría que verla más a menudo en los escenarios tal y como fue concebida que dividida en piezas o formando parte de otras óperas cortas. El gran problema es el elevado coste de producción, ya que las tres óperas tienen un elevado número de personajes y algunos son muy dispares a nivel vocal y además cada una exige un equipo de cantates diferentes, aunque en algunos casos sobre todo en los secundarios, se pueden desdoblar reduciendo así el coste. Y a nivel escenográfico, los temas son bastante atemporales (quizás Suor Angelica menos) pero las otras dos se pueden trasladar a la época actual sin problemas, como suele pasar habitualmente con Schicchi

De esta serie de óperas aprendemos varias cosas:

- Los padres por la felicidad de sus hijos están dispuesto a hacer cualquier cosa.
- Enrollarte con la mujer de otro siempre va a traer consecuencias negativas.
- La sociedad, a veces, puede llegar a ser muy cruel.

GRABACIONES 

CD


Actualmente las ediciones que existen del Tríptico son las económicas, lo que significa que no vienen con el libreto y te lo tienes que descargar en formato pdf. Un rollo, vaya. No es la más nueva, pero ésta goza con el barítono Tito Gobi, de quien tengo un buen recuerdo de su Scarpia en su grabación de Tosca con María Callas así como la española Victoria de los Ángeles en los papeles de Angelica y Lauretta. El sonido es bueno y salvo eso, que no tiene libreto es una opción apañada. 

DVD
 No tengo ninguna queja al respecto con esta serie. Una caja con las tres óperas cada una en su dvd correspondiente que presentan una puesta en escena moderna, pero totalmente respetuosa con la obra y coherente. Pappano dirige correctamente, el equipo de cantantes hacen bien su trabajo no sólo cantando sino también actuando (bastante conmovedora Ermonela Jaho en Suor Angelica)y el barítono que se desdobla en Michelle y en Schicchi, Lucio Gallo demuestra ser un gran actor. No hay muchas opciones de ver las tres óperas.

Este dvd en concreto no lo tengo, pero la representación la trasmitieron por televisión y pude verla. Personalmente, no me pareció para tirar cohetes, porque no respetaron el final original de Puccini, sino que en este montaje, termina con la muerte de Schicchi asesinado por uno de los Donati, final que no cuadra en absoluto con el espíritu cómico de la obra. Quitando eso, la puesta en escena es curiosa y bueno, está Plácido Domingo así que quizás por él ya valga la pena. Aunque antes de adquirirlo, recomendaría ver el ciclo entero y si una vez lo hayáis hecho, ésta es la ópera que más os gustó de las tres, entonces podéis plantearos comprar sólo este título.

Dejamos las miserias humanas a un lado y para la próxima entrega volveré con Rossini que hace un huevo de tiempo que no comento nada de él, con la historia de una pobre muchacha víctima del desprecio de su padrastro y sus hermanastras que la obligan a hacer todas las faenas de la casa sin contrato, sin Seguridad Social y encima tampoco se dignan a pagarle en negro. Un drama, vamos. Pero tranquilos, al final la bondad siempre triunfa.

Nos vemos.

martes, 11 de septiembre de 2018

Como la vida misma: El tríptico, de Puccini I


Cada ser humano tiene su propia historia, algunas son alegres, otras no tanto. Y a veces según las circunstancias, el destino nos hace actuar de una manera u otra. De eso y otras cosas va la ópera, o mejor dicho, óperas, de esta entrega.

El tríptico (Il trittico) es una serie de tres óperas en un acto con música de Giacomo Puccini y libreto de Giuseppe Adami y Giovacchino Forzano estrenada en el Metropolitan de Nueva York, el 14 de Diciembre de 1918.

Tiene una duración aproximada de 160 minutos (dos horas y cuarenta minutos)

BREVES DATOS HISTÓRICOS

Tras el éxito que tuvieron Mascagni con Cavalleria Rusticana y Leoncavallo con Pagliacci, Puccini también se animó a componer óperas cortas. No era su primera experiencia, pues su primera ópera, Le Villi, (Las Vilis) era una obra corta en un acto que luego en una posterior revisión pasó a tener dos, pero se trataba de una obra breve. La idea era presentar tres relatos que representaran las tres partes de la Divina Comedia de Dante: El infierno, el Purgatorio y el Paraíso. Esa idea le vino en 1904 cuando en un viaje en tren, estaba leyendo ese libro y se le ocurrió que podría escoger tres pasajes de libro para esa representación, aunque al final sólo escogería uno, siendo los otros dos temas totalmente dispares.

Para el Infierno, Puccini compuso una obra basándose en una obra de teatro francesa La houppelande de Didier Gold. Esa obra, pasaría a llamarse Il Tabarro (El Tabardo) y sería la primera ópera de las tres en componerse, encargándose del libreto el escritor Giuseppe Adammi y comenzando la composición en el verano de 1913, pero teniendo que interrumpir el trabajo por un encargo que le surgió de un teatro vienés. Esa obra, sería la desconocida, La rondine (La golondrina) y quizás algún día os hablaré de ella.

Cuando ya la terminó, volvió a dedicarse de pleno a su serie de tres óperas. Terminó la primera ópera en noviembre de 1916. Para las otras dos, recurrió al escritor Giovaccino Forzano, quien le presentó dos temas para representar el Purgatorio: un drama original que se desarrolla en un convento de monjas: Suor Angelica, y una obra cómica basada en un pasaje de la Divina Comedia de Dante: Gianni Schicchi. Terminó la segunda en septiembre de 1917 y la última en abril de 1918. En un principio, las tres obras se iban a representar en Roma, pero como ya había estallado la Gran Guerra (La I Guerra Mundial) Puccini se llevó su espectáculo a Nueva York.

La acogida fue regulera. A la gente le gustó mucho Gianni Schicchi, pero las otras dos no entusiasmaron mucho. Pese a que la intención original del compositor era que la tres se representaran juntas, actualmente no se hace así y se suelen combinar con otras obras de otros compositores,  De las tres, sin duda Gianni Schichi es la más recordada y es también la única ópera bufa o cómica que Puccini escribió en su vida.

ARGUMENTO

INFIERNO: IL TABARRO (EL TABARDO) 
Una barcaza atracada en un muelle del Sena en París, a principios del siglo XX

La traducción literal de "tabarro" sería tabardo, pero en español no es el tipo de prende que hace alusión a la obra, en realidad sería más bien capote.

Michelle (barítono) es el jefe de una banda de estibadores y vive con su mujer, Giorgetta, (soprano lírica spinto) en una barcaza.  Contempla la puesta de sol, mientras los demás están terminando de trabajar.  Giorgetta ofrece un vaso de vino a sus compañeros, Tinca (tenor), Talpa (barítono) y Luigi (tenor lírico spinto). Para divertirse un poco, Luigi pide a un músico callejero que toque un vals y lo baila con Giorgetta. Por su parte, Michelle ve la escena y siente celos.

Entre tanto llega la mujer de Talpa, Frugola (mezzosoprano) y cuenta cómo le ha ido rebuscando cosas útiles en la basura de las calles de París. Luego comenta que su máxima ilusión sería irse a vivir a una casa en el campo.

 

Giorgetta, recuerda su infancia en Belleville, de donde también es Luigi.  El resto de los estibadores se van, pero Luigi logra quedarse a solas con Giorgetta. Intenta intimar con ella, aunque no le da mucho tiempo porque viene Michelle. Luigi le dice que quiere dejar el trabajo, pero que se quedará con él hasta que lleguen a Ruán, aunque Michelle le dice que no es muy buena idea.

 

Se va y se queda la pareja sola, momento en el cual Luigi le confiesa su amor a Giorgetta y su deseo de no querer más compartirla con Michelle y ésta le corresponde. Ambos deciden escapar juntos y acuerdan que esa misma noche, cuando ella le avise encendiendo una cerilla, él irá a buscarla.

Luigi se va y entra Michelle, quien intenta hablar con su mujer. Le recuerda lo felices que eran cuando ella y su pequeño hijo se calentaban junto a él con su gran capote o tabardo, pero ella no quiere que le recuerde a su hijo muerto. Se va hacia la cabina y Michelle solo llega a la conclusión de que su esposa le es infiel.

 

Sospecha de Luigi, pero no tiene muy claro que eso sea cierto así que se enciende su pipa para pensar en cómo descubrirlo. Luigi piensa que esa es la señal de Giorgetta y va a su encuentro. Entonces, Michelle se da cuenta de que sus sospechas eran ciertas. Le ataca y en la trifulca Luigi se lo confirma, mientras muere estrangulado por Michelle.  Esconde el cadáver en su tabardo (más bien en su capote).

Vuelve Giorgetta y se disculpa con su marido por haber sido tan borde con él. Le pide si se puede acurrucar junto a su capote y éste asiente, revelándole así el cadáver de Luigi.

PURGATORIO: SUOR ANGELICA (SOR ANGÉLICA)
Un convento de monjas cerca de Siena, a mediados del Siglo XVIII

Amanece en el convento y el día transcurre con normalidad. Un grupo de monjas está rezando el Ave María y tras terminar, se reunen en el patio para una reunión. La Celadora (mezzosoprano) echa una charla a un grupo de novicias por haber faltado a los oficios, excusando a una monja que también lo ha hecho, Sor Angélica porque ella ha hecho plena penitencia. También llaman la atención a otra monja por haber hecho reír y reírse en los oficios y a otra por haberse guardado rosas rojas.

Entre tanto, hoy es un día especial porque la luz del sol brilla sobre la fuente y el agua adquiere un color dorado. Las monjas sugieren que podrían lavar la tumba de la hermana Bianca, ya que también hace un par de años que falleció. Posteriormente, algunas monjas hablan de las cosas que desean y también le preguntan a Sor Angélica (soprano lírica), quien afirma que no desea nada.  El resto de las monjas no se lo creen y hablan de ella, pues al parecer Angélica ingresó en el convento a modo de castigo por haber mantenido una relación extramatrimonial de la cual tuvo un hijo. Han pasado siete años desde entonces y la pobre no ha tenido noticias de su familia.

Entra la Hermana Enfermera y le pide a Sor Angélica que elabore una pomada para una hermana que ha sufrido una picadura. De hecho es la especialidad de la monja. De pronto vienen otras monjas con provisiones y anuncian que hay un carruaje muy lujoso aparcado en la puerta. Parece que alguien va a recibir una visita en el locutorio. Entra la Abadesa y le dice a Sor Angélica que han venido a visitarla.

Nerviosa, Sor Angélica se dirige al locutorio y allí se encuentra con su tía la Princesa (contralto). Sin mostrarle el más mínimo afecto, le dice que ha venido a verla para que le firme un documento por el cual renuncia a la posesión de su herencia en favor de su hermana menor, la cual va a casarse.

 

Le sigue echando en cara su pecado por haber tenido esa relación prohibida, a lo que la monja le responde que ya lo está expiando y le pregunta por su pequeño. De una forma muy fría y desagradable le dice que el niño hace dos años que se murió por una fiebre. Sor Angélica firma el documento y la tía se va.


Sola, Sor Angélica llora desconsoladamente la muerte de su hijo. Reza y cree haber oído a su hijo que la llama para reunirse con ella en el Paraíso.

 

Así, se prepara un veneno para ir con él. Sin embargo después de tomárselo se arrepiente enormemente, pues se ha dado cuenta que se está suicidando y está en pecado mortal. Desesperada, ruega a la Virgen que también ha sido Madre, por el perdón. Mientras agoniza, ve como la misma Virgen María viene a verla con un niño en brazos, ¡su hijo! Con esa visión, Sor Angélica muere, mientras se oye al fondo a sus hermanas cantando alabanzas a la Virgen.

PARAÍSO: GIANNI SCHICCHI
Dormitorio de la casa de Buoso Donati, en Florencia en el siglo XIV

¡Pobre Buoso! Era tan joven, 85 años nada más. Con lo que lo queríamos. Así se lamentan los parientes de Buoso Donati, un rico hacendado devoto de la Virgen del Puño Cerrado. Se han reunido todos, y hay algunos que lo llorarán más que otros.

Sin embargo uno de los parientes, ha oído que el día que muera el buen Buoso quien más se va alegrar va a ser los frailes, pues al parecer el viejo ha dejado toda su fortuna a ellos.  Los parientes se empiezan a ponerse nerviosos y uno de ellos, el primo Simón, (bajo) afirma que si el testamento lo tiene el notario no hay nada que hacer, pero si aún está en la casa quizás se puede hacer algo.

Todos como locos ponen la casa patas arriba buscando el puñetero testamento. Lo encuentra finalmente el joven Rinuccio, el hijo de otra de prima (tenor lírico) y ve así una oportunidad para poder por fin casarse con su novia, Lauretta, la hija del campesino Gianni Schicchi. Pide a Gerardito (contralto) que vayan a buscarlos.La familia lee el testamento y se confirman sus peores sospechas. El viejo ha dejado toda su fortuna a los frailes.

 

Rinuccio propone que llamen a Schicchi para que los ayude, ya que el hombre es muy astuto. A su madre, Zita (contralto), no le gusta ese hombre porque es un simple campesino, pero al final acepta.

Llega Schicchi (barítono) con Lauretta (soprano lírica) Zita no está de acuerdo con la relación de Lauretta con su hijo, ya que la chica no tiene dote, así que Schicchi rechaza ayudar a los Donati.

 

Cuando está a punto de irse, su hija Lauretta lo convence amenazándole con tirarse al río si no se casa con Rinuccio. Conmovido, Schicchi acepta y observa el testamento. Al parecer no hay nada que hacer.

De pronto llaman a la puerta. Antes de abrir, Schicchi ordena que no enciendan las luces. Se esconde y cuando abren la puerta, Schicchi comienza a hablar con la voz del viejo Buoso, engañando así al médico. Lo convence de que está mejor y se va. Al ver que ha funcionado, y sabiendo que aún nadie sabe que Buoso ha fallecido, propone el siguiente plan: Anular el testamento y hacer uno nuevo y para ello se hará pasar por el viejo. Todos estallan de alegría y se ponen de acuerdo en repartirse las cosas a partes iguales; salvo las tres de más valor: La mula, la casa y los molinos de Signa.



Se escuchan unas campanas y piensan que ya la gente se ha enterado de la muerte de Buoso, pero es falsa alarma. Como nadie se pone de acuerdo sobre cómo repartir lo que queda, deciden que lo haga Schicchi. Ésta les recuerda que a partir de ese momento, han de guardar silencio ya que según la ley florentina, la pena por la suplantación de identidad es el amputación de una mano y el exilio. Todos repiten el juramento y antes de que Schicchi se ponga manos a la obra, cada uno se acerca a él y trata de sobornarlo con dinero para así obtener la mula la casa y los molinos.

Entra el notario y empieza la representación. Schicchi, con la voz de Buoso, anula el testamento y redacta el nuevo. Todo está saliendo tal y como espera los Donati, pero cuando llega la hora de repartir, la casa, los molinos de Signa y la mula... pues mira tú por dónde que todo va a parar para el buen amigo Gianni Schicchi.  Indignados, los Donati no pueden reclamar. El notario valida el nuevo testamento y se va.

Furiosos, los Donati llaman ladrón a Schicchi, quien los echa ahora de su casa. Los Donati se van, no si antes llevándose todo lo que pueden de la casa como botín. Bueno, no todos. Rinuccio podrá por fin casarse con Lauretta el primero de mayo ahora que la chica tiene dote.



Se van  y se queda Schicchi solo. Nos dice que por este timo, Dante lo condenó al infierno pero aún así no le importa porque cree que el dinero de Buoso ha estado bien empleado. Y bueno, y si os ha gustado la obra siempre podéis despedirle con un gran aplauso.

domingo, 2 de septiembre de 2018

Mujeres, hombres y viceversa: Così fan tutte, de Mozart II


ANÁLISIS

Alguien podría preguntarse qué tienen en común esta obra maestra de Mozart con el título de ese infame programa de Tele 5. Para que no conozcan el programa, Mujeres, hombres y viceversa es una especie de concurso-reality que va de buscar pareja, donde una chica o un chico tiene que elegir entre varios pretendientes.  Como el programa muestra la guerra de sexos y las técnicas de seducción de uno y otro bando (así como consta de "asesores") en un momento me vino que podría ser un símil. Poco afortunado, quizás. Pero ese es otro debate.

De las tres óperas que compuso Mozart con da Ponte, ésta es la que más me ha dado que pensar. A nivel personal, es la que menos me gusta de la Trilogía de da Ponte, en parte porque de las tres, es la que menos he escuchado y también porque se me hace muy larga.

Aún así, esta obra es realmente interesante porque a través de un ambiente cómico nos plantea una cuestión bastante seria y es la relación entre hombres y mujeres. Esta guerra de sexos se plantea de manera inteligente y en un principio desde un punto de vista claramente machista. Y aquí viene lo interesante. ¿Realmente la obra es tan machista como parece?

A mi juicio más que "Così fan tutte", así se comportan todas, deberían ser en realidad "Cosí faciamo tutti"; así nos comportamos todos. Porque en realidad, lo que la ópera plantea es el concepto de la fidelidad humana y aquí planteo una segunda pregunta: ¿El hombre es un ser fiel por naturaleza?

Para empezar, todo empieza con una simple apuesta. El viejo Don Alfonso quiere dar toda una lección de vida a sus jóvenes amigos, Ferrando y Guglielmo. Según él, que ha vivido mucho, la mujer es incapaz de ser fiel a un hombre. Los jóvenes piensan que no es verdad, ya que sus novias son un ejemplo de constancia y fidelidad. Sin embargo, y como hemos podido ver en la entrada anterior, al final acaban fracasando y el tiempo da la razón a Don Alfonso.

Si nos quedamos con sólo esta parte, podemos pensar que el retrato que hace Da Ponte de las mujeres no es muy bueno que digamos, pero lo que no tenemos en cuenta es el porqué las dos hermanas reaccionan como lo hacen. El motivo es muy simple: acaban siendo infieles por un principio de igualdad.

Este principio lo oímos de Despina: "Los vientos inconstantes tienen más firmeza que los hombres" Y más adelante: "Paguemos con igual moneda a esa maléfica raza indiscreta". En otras palabras; la mujer es infiel porque el hombre es infiel.

Y efectivamente no le falta razón. Porque aunque estando disfrazados y es en plan de coña, tanto Ferrando como Guglielmo también le están siendo infieles a sus novias, Dorabella y Fiordiligi precisamente con la otra, pues en el fondo están dando a entender lo que Despina dice, que los hombres si tienen la oportunidad, van a ir detrás de cualquier falda sin importar lo que tengan en casa. La única diferencia es que los hombres son conscientes del juego, mientras las dos hermanas no lo son.

Por tanto, en el fondo no es tan machista como parece. Es simplemente humana. Para Mozart como da Ponte, la fidelidad humana es algo que no existe de forma natural, ya que lo natural es saciar el apetito. Del mismo modo que cuando tienes hambre, comes, cuando tienes ganas de amar (o follar) amas o follas. La fidelidad por tanto es una condición aprendida por la cultura pero no por la naturaleza. Por eso las hermanas acaban siendo infieles: tienen una carencia afectiva que alimentar. Y como en ese momento sus novios no están, acaban aprovechando las circunstancias para calmar ese instinto con los primeros hombres que se la cruzan. Evidentemente, Don Alfonso jugaría con el mito erótico que a la mujer en esa época resultaría atractivo; igual ahora en pleno siglo XXI; Ferrando y Guglielmo se habrían disfrazados de vikingos, por ejemplo. Recordemos que los personajes son italianos, así que igual a Fiordiligi y a Dorabella le podrían atraer a un maromo rubio y ojos azules.

En defensa de las hermanas, al menos en un principio tratan de ser fieles. Pero como decía un amigo mío, "Si no hay portero ¿por qué no vas a marcar un gol?" como respuesta al flirteo de una chica que ya tiene novio o está comprometida. Siempre me ha parecido esa actitud bastante infame, la verdad, ya que en este caso, damos la culpabilidad a la persona que cae en la tentación y no en la que tienta. En este caso pasa lo mismo. Consideramos automáticamente culpables a Fiordiligi y a Dorabella de haber sido infieles, ya que aunque su primer instinto fue decir que no, los otros dos las han ido calentando sin importarles que ellas tuvieran novio o no (que aunque son ellos mismos, no deja de ser un experimento), pero son ganas de querer fastidiar, aparte de mostrar una enorme falta de respeto a la negativa de la mujer: No es No, no hay porqué insistir.

Aquí por otra parte, volvemos a ese enfrentamiento entre la ética y el instinto primario de sastisfacer el deseo sexual. Si bien la intención de ser fiel a tu pareja, en un momento dado, el cuerpo puede ser débil y si te encuentras en una situación tan sumamente límite como le plantean a las dos hermanas con ese suicido fingido, esa fantasía erótica que se te presenta y te halaga, tiene detalles que tu pareja actual no tiene y encima tienes a alguien que te anima a ceder, pues es difícil resistir a la tentación. No imposible, pero no sería de extrañar. Y lo mismo pasaría con un hombre, porque seamos sinceros: A un hombre se le plantea el mismo juego y seguro que también acaba cayendo.

El resultado de este peligroso juego, es que las dos parejas aprenden mucho uno del otro y aunque la obra se cierra con un final feliz, en realidad no lo es tanto: aunque las dos hermanas les aseguran a sus novios que sabrán compensarles y les prometen fidelidad, ellos le responden "Te creo, pero no voy a ponerte a prueba", porque ya lo han hecho. Y han fracasado. Lo mismo pasa con ellas, porque después de lo que ha pasado ¿cuáles son sus verdaderos sentimientos con respecto a sus novios? La obra termina planteando al espectador varias preguntas que no tienen una respuesta categórica, pues cada uno deberá sacar sus propias conclusiones.

Así que es mejor que se lo tomen con humor, porque en el fondo lo que ha pasado es algo tremendamente serio. Y es a través de la comedia en la que nos damos cuenta de lo débil que es el ser humano, sin tener en cuenta la condición social, pues en la obra todos los personajes son tratados de igual a igual, ya que Despina, aunque es la criada, en ningún momento se la trata con desprecio y no hay ningún indicio que os diga que Don Alfonso pueda pertenecer a la nobleza. En este aspecto, podemos acordarnos de Don Giovanni, que a la hora de ligar, con tal que fuera una mujer, la condición social no importaba y aunque en esa obra las clases sociales sí estaban realmente señaladas, esa distinción desparecía al tener todas un enemigo común.  Lo mismo pasa aquí en Così. 

Otro factor que encuentro genial en esta ópera que no se da en ninguna otra de Mozart (al menos que yo sepa) es la distribución de los números musicales. Existe una simetría casi total, seis personajes: tres hombres y tres mujeres con personalidades que se complementan. Así las dos parejas iniciales, en realidad por carácter combinan mejor cuando se intercambian, es decir la rectitud de Fiordiligi pega más con el románico Ferrando mientras que la jovial Dorabella pega más con el campechano Guglielmo, así como Despina es la versión femenina de Don Alfonso, pues tiene la misma opinión de los hombres que el viejo de las mujeres. Estos seis personajes tienen exactamente la misma importancia, casi todos tienen el mismo número de arias y están prácticamente todo el tiempo en escena, dando una mayor importancia a las escenas de conjunto que a las arias.

Con todos estos elementos tenemos una obra totalmente atemporal, de una belleza sin límites pero que hay que saber bien escuchar para capar bien sus matices. No es una obra que yo considere que sea fácil, dada la longitud y la gran cantidad de recitativos, pero merece mucho la pena.

De esta ópera podemos aprender varias cosas:

- Nunca se termina de conocer a una persona.
- Ligado a lo anterior, no des por hecho que una persona va a reaccionar de cierta forma cuando se presenta una situación determinada. Igual te sorprende.
- La confianza en la pareja, ha de ser mutua.
- Cuidado con las apuestas y con lo que apuestas.

GRABACIONES

CD

 Para esta ópera decidí adquirir una grabación reciente, a pesar las críticas puristas que había leído. A pesar de que no soy muy fan de Villazón cantando a Mozart, lo cierto es que no lo hace mal y el resto del reparto así como la orquesta tampoco. Lo único que no me gusta de esta grabación es que los dos números finales los han dejado como dos largas pistas de 19 y 20 minutos, cuando podrían haberlo partido en tres partes y así poder localizar ciertas partes del número más fácilmente. Quitando eso, es una buena grabación que incluye el libreto, cosa que en otras, al ser reediciones de grabaciones más antiguas no hacen, así que quizás sea su gran ventaja.

DVD

 Aunque por desgracia no tengo este dvd, vi este montaje creo que por Youtube y me gustó enormemente. Unos decorados sencillos, pero tanto la interpretación de los cantantes como la orquesta y la puesta en escena me gustaron bastante. Es un buen ejemplo de cómo hacer una escenografía moderna, pero respetando la base original. En cuanto tenga la ocasión, me haré con él.


Este, por otra parte sí lo tengo. Me costó bastante baratito y la verdad es que no me puedo quejar pues tenemos una buena dirección, un buen equipo de cantantes, como Elina Garança como Dorabella y el magnífico Ruggero Raimondi que da gusto verlo en su lado más cómico. También es una buena opción y la puesta en escena es también coherente. 

Pues dejamos los intercambios de pareja por hoy. Para la próxima entrega, hablaré de una tragedia, un drama y una comedia que no tienen nada que ver una con la otra pero que en el fondo tienen algo en común: Puccini. 

Nos leemos.

sábado, 1 de septiembre de 2018

Mujeres, hombres y viceversa: Così fan tutte, de Mozart I


¡Qué bonito es el amor! Depositar toda tu confianza en una persona que te jura ser siempre fiel... o no. Hay cosas que es mejor no tentar a la suerte, porque el resultado quizás no sea de tu agrado. Esa es una lección que van a aprender los protagonistas de la ópera de esta entrega.

Così fan tutte ossia La scuola degli amanti (Así hacen todas o La escuela de los amantes) es una ópera en dos actos con música de Wolfgang Amadeus Mozart y libreto de Lorenzo da Ponte, estrenada en el teatro Horfburg de Viena el 26 de enero de 1790.

Tiene una duración aproximada de 180 minutos (tres horas).

BREVES DATOS HISTÓRICOS

La obra al parecer era un encargo que hizo el emperador José II a Antonio Salieri, quien empezó a trabajar en ella, pero al final la abandonó porque el tema no era de su agrado. Esta obra sería la última colaboración que tendrían Mozart y da Ponte, autor de libreto. Las fuentes no son del todo claras, se rumorea que está basada en hechos reales que le contaron al emperador que pasaron en un baile de máscaras, aunque ya existían historias que trataban el intercambio de parejas, como en el Decamerón de Bocaccio. En cualquier caso, se podría considerar que la idea es original del libretista. La ópera en el día del estreno pasó sin pena ni gloria, aunque para la audiencia vienesa no se escandalizó por el argumento. Fue dirigida por el propio compositor y el emperador no pudo verla porque ya había fallecido.

Sería ya en el siglo XIX cuando el público consideró esta obra como atrevida y acabó olvidándose.  Fue a partir del final de la Segunda Guerra Mundial, cuando esta obra empezó a rescatarse y a recuperar su lugar en el repertorio habitual.

ARGUMENTO 

La acción se desarrolla en Nápoles, en el siglo XVIII.

ACTO I

Escena I: La terraza de un café. 

Dos oficiales, Ferrando (tenor lírico) y Guglielmo (barítono) afirman que sus novias, Dorabella y Fiordiligi, serían incapaces de serles infieles. 

 

Sin embargo, su viejo amigo, Don Alfonso (bajo-barítono) no opina lo mismo, y la duda ofende a los dos jóvenes. Es más, Don Alfonso afirma que si les da la oportunidad, podrían ser infieles en menos de un día,  y los oficiales se apuestan cien monedas de oro a que ellos tienen razón. Don Alfonso acepta la apuesta y les pide que hagan todo lo que él les diga. Los oficiales, confiados de que ganarán la apuesta se van pensando en qué gastarán el dinero que van a ganar.

Escena II: Un jardín cerca de una playa

Fiordiligi (soprano lírica) y su hermana Dorabella (soprano o mezzosoprano) se encuentran alabando a sus novios (Guglielmo y Ferrando) mientras contemplan sus retratos. Han quedado con ellos, pero en lugar de los jóvenes viene Don Alfonso con una terrible noticia. ¡Los han llamado a filas y han de partir a la guerra! Llegan los jóvenes, muy apenados y se despiden de sus novias.  Aparece un grupo de jóvenes alabando la vida militar y los oficiales se van con ellos.

Don Alfonso se queda con las dos hermanas y ven al barco partir y los tres le desean a los jóvenes suerte en su viaje. 

Las hermanas se van desoladas y Don Alfonso, solo, está seguro de que ganará la apuesta.  

Escena III: Un salón de la casa de Fiordiligi y Dorabella

Despina, la criada de las dos hermanas (mezzosoprano o soprano) se encuentra rajando de lo dura que es su vida y se dispone a probar el chocolate que está haciendo para sus señoras cuando entran desoladas las dos hermanas. Tristes y abatidas, piensan en el suicidio y en lo terrible de la situación porque sus novios se han ido. Despina, no obstante, las anima y les dice que tampoco es para tanto, así pueden aprovechar para divertirse un poco y conocer a otros hombres, ya que ellos harán lo mismo fuera, ya que éstos no son fieles por naturaleza.

Las tres mujeres se van y aparece Don Alfonso, quien cree que Despina puede arruinarlo todo si ella logra reconocer a los dos oficiales disfrazados. Antes de hacerlos pasar, la llama y le pide su colaboración a cambio de una generosa suma de dinero si consigue interceder para que dos "amigos" suyos puedan enrollarse con sus señoras. Despina acepta y Don Alfonso hace entrar a Ferrando y Guglielmo disfrazados de albaneses.


Despina no los reconoce y les parece que pueden ser un buen partido para sus señoras. Entran las dos hermanas y se quedan sorprendidas e indignadas al ver hombres en su casa. Ferrando y Guglielmo se presentan como amigos de Don Alfonso e inmediatemente declaran su amor a las dos hermanas; Ferrando a Fiordiligi y Guglielmo a Dorabella. Sin embargo, no tienen éxito y Fiordiligi afirma que ella le es fiel a su novio y que jamás quebrantará ese voto. 


Guglielmo intenta reternerlas, pero es en vano y las dos hermanas se van. Satisfechos, los dos oficiales creen que han ganado la apuesta, pero Don Alfonso afirma que aún tiene tiempo y les ordena que se vayan al jardín y que esperen su órdenes. Ferrando afirma que aún ha visto en los ojos de sus novias que aún les quiere.

Entretanto, Don Alfonso y Despina trazarán un plan para que los dos "albaneses" tengan éxito con las dos hermanas.

Escena IV: Un jardín
  
Las dos hermanas están en el jardín cuando de pronto entran Ferrando y Guglielmo muy apenados. Puesto que su amor no es correspondido, están decididos a suicidarse y se envenenan. Las dos hermanas horrorizadas se van a socorrerlos. Entra Don Alfonso y ve que sus dos amigos han tomado arsénico. Entra también Despina que al verlos decide irse para llamar a un doctor, que en realidad es ella misma disfrazada. Mientras tanto, las dos hermanas se conmueven por tal trágico suceso y los dos oficiales hacen lo posible para no partirse de risa. 

 

Cuando el "doctor" le proporciona un antídoto, los dos oficiales se curan y las colma con todo tipo de halagos, pero cuando cada uno está a punto de besar a la novia del otro, las dos hermanas reaccionan y se van dejándolos tirados.

ACTO II

Escena I: Un salón en la casa de las hermanas

Despina convence a sus señoras que deberían hacerle caso a los albaneses, ya que son buenos chicos y son ricos. Se van y las dos hermanas reflexionan sobre lo que su criada les ha dicho. Dorabella piensa que tampoco estarían haciendo nada malo divertirse un poco con ellos así que convence a su hermana Fiordiligi a que le siga el juego.


Cada uno escoge sin saberlo, al novio de la otra. Entra Don Alfonso y le dice a las hermanas que se vayan al jardín que hay una sorpresa esperándolas.

Escena II: Un jardín

Las hermanas se encuentran con que los albaneses les han motando una fiesta con música y flores.


Tanto Despina como Don Alfonso las invita a que se unan a ellos y las hermanas se van con el que han hablando antes. Guglielmo flirtea con Dorabella y tiene éxito, pues ésta le entrega el medallón donde lleva guardado el retrato de Ferrando a cambio de un colgante con forma de corazón. Por su parte, Ferrando intenta hacer lo mismo con Fiordiligi, pero no tiene tanto éxito.  Cuando se quedan solos, Ferrando piensa que han ganado ya que Fiordiligi sigue siendo fiel, pero Guglielmo no puede decir lo mismo de Dorabella.
 

Ferrando se enfada al comprobar que su novia le ha sido infiel, pero aún así Guglielmo está contento porque la suya lo es. Sin embargo, Don Alfonso le dice que no cante victoria tan pronto, porque todavía puede caer la otra.

Escena III: La habitación de las hermanas

Dorabella confiesa a Fiordiligi que al final ha caído en brazos del albanés, para mayor alegría de Despina.Ambas tratan de convencer a Fiordiligi que haga lo mismo aunque la joven todavía quiere permanecer a su novio.


Se van y se queda Fiordiligi sola. Decide que lo mejor es ir al campo de batalla para reunirse con Guglielmo. Entre tanto, Don Alfonso junto a los dos oficiales descubren su plan, pues pasaban por ahí para espiarlas, así que en ese momento entra Ferrando y la trata de convencer una vez más de su amor. Finalmente, la chica se rinde en sus brazos, demostrando así que ella también es infiel. 

 

Guglielmo estalla de ira, pero Don Alfonso les dice que es mejor que las perdonen y que se casen con ellas ya que al fin y al cabo "cosí fan tutte", así se comportan todas. Así pues, Don Alfonso gana la apuesta.

Escena IV: Un salón ricamente decorado 

Finalmente, las dos parejas deciden casarse. Han decorado la casa y han contratado músicos. Don Alfonso llama a un notario, que en realidad es Despina disfrazada.

 

Las dos parejas se disponen a firmar: Fiordiligi con "Sempronio" (Ferrando) y Dorabella con "Tizio" (Guglielmo).  Sólo firman ellas, pues justo en el momento que lo van a hacer ellos, se anuncia la llegada de los oficiales. Las dos hermanas se ponen nerviosas y mandan a sus amantes a que se escondan, quienes lo hacen y aparecen poco después de sí mismos.

Descubren los contratos nupciales y al pedir explicaciones, las dos hermanas no saben dónde meterse. Entonces ellos revelan sus disfraces y les revela el plan. Las dos hermanas piden perdón a sus novios y echan la culpa de todo a Don Alfonso, quien admite su culpa, les aconseja que cada uno vuelva con su amante y que recuerden toda esta experiencia con humor, pues se es más feliz viendo el lado bueno de las cosas. Las dos hermanas les vuelven a prometer a sus novios que le serán fieles, pero ellos prefieren crearlas y jamás ponerlas a prueba.


Todos ríen y afiman que aquellos que sean capaces de encontrar la risa donde otros encuentran el llanto, son aquellos que encontrarán la paz.