lunes, 17 de junio de 2019

El poeta de la revolución: Andrea Chénier, de Umberto Giordano II


ANÁLISIS

Del mismo modo que actualmente el cine o la televisión se inspiran en la historia para elaborar nuevos guiones, en la música y particularmente en la ópera también lo hacían. Esto no es nada nuevo, ya hemos visto títulos en este blog cuyos protagonistas son personajes históricos, como en el caso de la entrada anterior dedicada a los Maestros Cantores con Hans Sachs, o en el caso de Donizetti con la historia de Inglaterra.
En el momento en el que Giordano presentó su obra, el romanticismo estaba ya prácticamente pasado de moda y ahora había otra vertiente cultural llama Verismo en la cual querían reflejar el drama cotidiano, con personajes, situaciones y emociones lo más parecido a la realidad, con un especial interés en tramas sórdidas y las clases bajas. De acuerdo a esta teoría, quizás tratar la historia de un poeta de finales del siglo XVIII y uno de los precursores del romanticismo como fue André Chénier quizás no sea el mejor tema. Si embargo Giordano compuso una ópera de acuerdo a los cánones veristas.

Para empezar voy a resumir un poco la vida del auténtico Chénier y compararla cómo Illica introduce los datos históricos con los ficticios.


De acuerdo a lo que sabemos por lo que canta Gérard en su monólogo (o aria) Nemico della Patria, André Chénier nació en Estambul en 1762, hijo de un comerciante de ropa que había llegado a ser cónsul. También menciona que fue soldado y que estudió en Saint-Cyr. Bueno, eso es una verdad a medias. Es cierto que Chénier ingresó como cadete en Estrasburgo, pero tan sólo estuvo tres meses y no participó en ninguna guerra ni tampoco parece que tuviera algún contacto con el general Dumoriez.

Es de esperar que haya algunos detalles se hayan exagerado o inventado para dar mayor dramatismo. El personaje de Gérard como tal, no existe, pero sí hubo una persona que intentó hacer lo posible para salvar su vida y ese fue su hermano Marie- Joseph. En cuanto a la heroína, Maddalena de Coigny (Madeleine, si la llamamos en francés) está inspirada en dos mujeres, Aimé de Coigny y una princesa de Mónaco.


Esa noble, en realidad no tuvo apenas contacto con Chénier, pero al estar estado encerrada en prisión. Chénier le dedicó uno de sus últimos poemas, "La jeune captive". En cuanto a esa misteriosa princesa de Mónaco, se cuenta que era una mujer que estaba en la misma carreta con Chénier cuando los llevaban a la guillotina. Así que no, me temo que el auténtico Chénier no tuvo ninguna muerte "de amor" y heroica junto a la mujer que amaba. Fue una víctima más del Terror y del gobierno de Robespierre. Y sí, también Chénier escribió un poema final en la cárcel como lo hace su personaje en la ópera. De hecho Illica hace una versión de ese mismo poema, lo que sería el otro gran momento que tiene el tenor con el aria Come un bel dí di maggio y esta escena recuerda a horrores el adiós a la vida que hace Cavaradossi en Tosca.

A pesar de todo Illica creó una magnífica heroína a la que Giordano supo darle una gran identidad musical en una obra en el que está pensada para que se luzcan los dos papeles masculinos, tanto Chénier como Gérard. Sin embargo, a una mayoría le suena esta ópera por esa famosa escena de Philadelphia donde un emocionado Tom Hanks comenta el aria La mamma morta.



Como anécdota, en 1955 Callas estaba programada para cantar Il Trovatore en La Scala junto al tenor Mario del Monaco pero al parecer el tenor, celoso de la diva hizo cambiar la ópera y la sustituyó por Andrea Chénier para lucirse él más. Lo cierto es que no le salió bien la jugada porque como Callas era tan buena actriz, después de cantar este aria el teatro se vino abajo y al final tuvo más éxito ella que él. El cd con la grabación en vivio está disponible, aunque yo no lo tengo. 

Volviendo al tema, lo que cuenta el aria en la primera parte es terrible. Maddalena ha visto cómo de la noche a la mañana ha perdido todo lo que tenia, su familia, su casa y encima su pobre criada y también amiga Bersi se prostituye para mantenerla y para que ella no pase esa vergüenza. Aunque después mejora un poco, lo cierto es que la escena es bastante cruda. Aquí podemos ver uno de los signos más característicos de la música verista, las arias carecen de toda coloratura y adorno superfluo, como podríamos comprobar en las obras del bel canto.

Este mismo patrón, Illica lo volvería a repetir con Puccini en Tosca, cuando la heroína se enfrenta a Scarpia en el acto II. De hecho, como ya he comentado antes, hay bastantes similitudes entre Puccini y Giordano, pero eso como veis se lo debemos al libretista.

Al principio de todo decía que Giordano compuso esta ópera siguiendo los cánones veristas. Pero en cambio, no estamos viendo un drama ambientado en la época actual del compositor sino en la Revolución Francesa. Este drama histórico, en el cual también hay cabida para un típico triángulo amoroso, refleja sin ninguna idealización los valores de la Revolución como lo haría una obra romántica, sino en cambio reflejan todos aquellos aspectos negativos, como el fanatismo, las falsas acusaciones o la decadencia de la nobleza como en el primer acto.

En el aspecto musical, estamos ante una ópera donde la música fluye sin interrupción con algunos momentos breves (no más de cinco minutos) para que los cantantes principales se luzcan  y son los momentos más memorables de la obra. También destaca el magnífico dúo final y la participación del coro como un personaje más, pese a no tener un número en sí mismo.

Recientemente he tenido la suerte de ver esta ópera en La Maestranza de Sevilla (con Ainhoa Arteta en el papel principal y me gustó bastante.


Yo siempre creí que esta obra era una mera copia de Tosca, pero en realidad después de escucharla atentamente y verla, me di cuenta que tiene una gran personalidad y que en realidad ambas pueden coexistir perfectamente ya que aunque son parecidas, no son en absoluto iguales.

De esta obra podemos aprender varias cosas:

- Está bien revelarse contra las injusticias pero luego ten cuidado no vaya a ser que te conviertas en lo mismo que has querido derrocar.
- Cuidado con lo que publicas en redes sociales, hay gente que podría sacar fuera de contexto lo que has escrito y tergiversarlo para hacerte parecer un imbécil. O cualquier otra cosa.

GRABACIONES

CD


Una grabación de referencia con Pavarotti en el papel principal, a quien se le daba especialmente bien los roles veristas. El resto del reparto son también cantantes de altura como Caballé y Nucci. Es resumidas cuentas, una grabación muy sólida.

DVD
Uno de los montajes más recientes que podemos disfrutar de la mano de Davd McVicar que nos ofrece una puesta en escena consecuente y fiel al libreto. Tanto el decorado como el vestuario es excelente. Kaufmann destaca especialmente, le van mejor los roles veristas que los verdianos. El resto del reparto también responde adecuadamente. Sin duda un montaje de referencia.

Pues dejo al valiente Chénier y me despido por hoy. Esta sería la última entrada del mes de junio, así que nos vemos el mes que viene con una obra de Rossini no muy conocida, ambientada en Escocia y con final feliz, donde la mezzosoprano se enrolla con la contralto. Y no, no es una ópera LGTB, es que la contralto hace de hombre.

Nos vemos.

viernes, 14 de junio de 2019

El poeta de la revolución: Andrea Chénier, de Umberto Giordano I


¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar por tus ideales? Cuando se forma una revolución, siempre hay cambios drásticos y siempre habrá víctimas. Esta ópera es la historia de una de ellas.

Andrea Chénier es una ópera en cuatro actos con música de Umberto Giordano y libreto de Luigi Illica, estrenada en La Scala de Milán el 28 de marzo de 1896.

Tiene una duración aproximada de 140 minutos (dos horas y veinte minutos).

BREVES DATOS HISTÓRICOS

Giordano era hasta el momento de componer esta ópera un compositor básicamente primerizo. Se había presentado en 1888 con 21 años al concurso de óperas cortas que organizó el editor Edouardo Sonzogno, obteniendo un sexto puesto con su obra Marina. El ganador del concurso fue, como ya sabréis si os suena esta historia de algo, fue Mascagni con su Cavalleria Rusticana. El caso es que a Sonzogno, le vio futuro al joven compositor natural de Foggia, (región de Apulia) y le encargó una ópera entera, Mala Vita. No le fue mal y tampoco la siguiente, Regina Diaz (una especie de remake de María de Rohan de Donizetti), pero Giordano no estaba respondiendo a las espectativas del editor. Sonzogno estaba a punto de tirar la toalla con él, pero le dio una oportunidad más gracias al  compositor Filippo Marchetti quien intercedió por Giordano.
Sin embargo la idea para componer su cuarta ópera le vino del compositor Alberto Franchetti, quien estaba en Nápoles en 1893 asistiendo al estreno de una obra suya, le ofreció el libreto que Luigi Illica estaba escribiendo sobre la vida del poeta francés André Chénier. Giordano lo aceptó y se mudó a Milán justo al mismo edificio donde vivía Illica para acelerar el proceso, aunque no sirvió de mucho por el libretista estaba liado co-escribiendo el libreto de La Bohème, para Puccini.

De todas formas, Giordano e Illica se entendieron bien, y la obra no tardó mucho en terminarse. Pero aún así Sonzogno, no estaba pasando por un buen momento porque había tenido varios fracasos seguidos en la Scala y tenía puesta sus esperanzas en Giordano para remontar. Para colmo, el tenor original para el papel titular, Alfonso Garulli, lo rechazó porque tenía el presentimiento que la obra iba a ser un fracaso así que se lo dieron a otro, Guiseppe Borgatti, especializado en comerse marrones y a quien veís en la foto de aquí abajo.

Sin embargo y para sorpresas de los implicados, la obra tuvo un gran éxito tanto de público como de crítica. lo que permitió a Giordano obtener la fama y el dinero suficiente para poder casarse con su novia, a quien Guiseppe Verdi le regaló un abanico.

Y así Giordano se ganó su lugar en el complicado mundo de la ópera. A lo largo de vida escribiría unas 8 óperas más pero no han llegado a cuajar tanto en el repertorio como ésta.

ARGUMENTO

La acción se desarrolla en París y sus alrededores en el período de la Revolución Francesa (1789-93)

ACTO I
Salón de fiestas de la Condesa de Coigny, una tarde de 1789

Los lacayos de la la condesa están preparando la sala de fiestas para una recepción que la condesa va a celebrar esa misma tarde. Uno de ellos Gérard, (barítono) ayuda a sus compañeros a mover un sofá azul. Luego ve a su padre que también está moviendo muebles y tiene dificultades, pues ya tiene una edad en la que no debería hacer esos esfuerzos.


Gérard critica el sistema actual y asegura que no tardará mucho en caer. Pese al odio que siente hacia la nobleza, se le pasa pronto cuando ve pasar a la hija de la condesa, Maddalena de Coigny (soprano lirico-spinto o dramática) y a su criada personal, la mulata Bersi (mezzosoprano). Entra la condesa (mezzosoprano) para supervisar todos los detalles e incrimina a su hija que aún no se haya arreglardo. Maddalena obedece y se va, mientras Gérard suspira y expresa internamente sus sentimientos hacia ella.

Poco a poco van llegando los invitados. Entre ellos se encuentran el poeta André (Andrea) Chénier (tenor lírico-spinto o dramático). La condesa ha organizado un entretenimiento pastoral típico de la época. Poco después llega otro invitado, un abad (tenor lírico) que trae noticias sobre París, afirmando que es un caos pues se ha proclamado el Tercer Estado (reinvidicación de los derechos de las clases medias y bajas a participar en política; por resumirlo brevemente) y que la multitud está empezando a insultar al rey. Los nobles, se escandalizan. Entre tanto, la condesa para cambiar de tema le pide a Chénier que les recite algo, a lo que el poeta se niega. Sin embargo, Maddalena siente curiosidad por el joven y le insiste, sugiriéndole que les recite sobre el amor.


Entonces Chénier improvisa un poema sobre el amor a la patria y hace una crítica hacia los nobles que permanecen inmunes hacia la miseria de los pobres. El poema incomoda a los invitados menos a Maddalena, que queda conmovida. Para tensar más la situación, aparece Gérard con un grupo de campesinos pobres. Este suceso hace enfadar a la Condesa, lo que provoca el despido de Gérard quien se va con su padre. Tras este inconveniente, la condesa ordena a los músicos que sigan tocando la gavota que habían interrumpido y que siga la diversión como si nada hubiera ocurrido.

ACTO II
Alrededores del puente Peronnet en París, junio de 1794.

La revolución ha estallado y nos encontramos en pleno período del Terror, donde la nobleza está siendo perseguida, así como aquellos que se sospechen que son traidores a la causa. Chénier es un revolucionario y está sentado en un café esperando a su amigo Roucher (barítono). Éste llega y le da un pasaporte, aconsejándole que huya de Francia lo más pronto posible  porque está bajo sospecha de los espías. Chénier al principio rechaza irse por amor, pues está recibiendo cartas de una misteriosa desconocida, de la cual se ha enamorado. Roucher le convence que esas cartas pueden que sea una trampa así que finalmente, Chénier acepta por tomar el pasaporte.

 

Entre tanto aparecen los jefes de la Revolución, entre ellos está Gérard, quien se reune con un espía llamado El Increíble (tenor lírico) y le pide que busque a una mujer rubia. El Increíble, asegura haberla visto cerca de Bersi, a quien tiene vigilada así como a Chénier. Bersi, trata de quitarse al Increíble de en medio y poco después se reune con Chénier diciéndole que una mujer que está en peligro quiere reunirse con él esa misma noche delante del altar de Marat. Chénier acepta y Bersi se va.

Cae la noche y la misteriosa mujer aparece. Resulta ser Maddalena cuya vida corre peligro debido a su condición de noble.


Maddalena le pide protección y Chénier se la ofrece y ambos se declaran su amor. Lo que no saben, es que el Increíble ha visto el encuentro y ha reconocido a Maddalena como la mujer que busca Gerárd así que se ha ido a buscarlo. Gérard aparece y ataca a Chénier con la espada, quien se defiende y acaba hiriéndolo. Gérard, le aconseja que a su rival que huya, ya que su nombre está en la lista negra de Fouquier-Tinville, uno de los miembros del tribunal revolucionario. Chénier huye y poco después aparece una multitud para socorrer a Gérard quien afirma no saber quién es el culpable. Se desmaya y la multitud grita muerte a los Girondinos, pensando que ellos son los culpables.

ACTO III
El tribunal revolucionario

Para mantener la revolución, Francia necesita dinero y soldados. Gérard, quien se ha recuperado totalmente de su herida, hace un llamamiento para que la gente colabore. Por su parte, El Increíble anuncia que han arrestado a Chénier por criticar el gobierno de Robespierre. Le da a Gérard un documento para que éste lo firme.


Éste, a solas, se debate entre el deseo y la verdad, pues aunque Chénier no es enemigo de la patria y gracias a sus versos le inspiró su patriotismo, es su rival amoroso. Finalmente, acaba firmando todas la acusaciones que tienen contra el poeta.

Entra Maddalena, suplicándole que haga lo posible para salvar a Chénier. Incluso está dispuesta a acostarse con él si es preciso.


Posteriormente, Maddalena le narra lo miserable que está siendo su vida y como tanta gente es desgraciada por su culpa en especial Bersi, quien se ha visto obligada a prostituirse para cuidar de ella y lo único que la anima a seguir adelante es el amor. Gérard se conmueve y le promete que hará todo lo posible por ayudar a Chénier.

Llega la hora del juicio y Chénier es llamado a declarar.


El poeta se defiende valientemente. Cuando llega el turno de los testigos, Gérard declara ante todo el jurado que ha mentido en su declaración y que por tanto Chénier debería ser liberado. Desafortunadamente, no llega a convencer al jurado y declaran al acusado culpable y condenado a muerte en la guillotina.

ACTO IV
La prisión de Saint-Lazare


Chénier escribe su último poema y se lo da a Roucher. Aparece Gérard con Maddalena, quien soborna al carcelero para que libere a una presa y la ponga en ella en su lugar. Gérard conmovido, los deja para hablar con Robespierre e intentar salvarlos. Solos, Chénier y Maddalena se declaran y reafirman su mutuo amor.

Llega la hora, llaman a Chénier y a Idia Legrey, a quien Maddalena ha decidido suplantar.


La pareja, extasiada, se dirigen juntos hacia la carreta que los conducirá a su fatal destino. Gérard, desafortunadamente llega tarde, pero tampoco ha podido hacer nada pues Robespierre ni siquiera se ha dignado a verlo y le ha dado una carta diciéndole "Incluso Platón expulsó a los poetas de su República".

miércoles, 12 de junio de 2019

El zapatero genial: Los Maestros Cantores de Núremberg, de Wagner II


ANÁLISIS

Aunque él mismo lo negase, lo cierto es que Los Maestros Cantores no fue su primera comedia, ya que su segunda ópera, Das Liebesverbot (La prohibición de amar) también lo era, pero como en su día fue un fracaso monumental, Wagner no la tenía en cuenta. Es más, renegaba de sus tres primeras óperas así que para él fue un gran cambio de registro después de haber escrito un drama tan intenso como Tristán e Isolda y también un cambio de estilo a lo que él estaba preparando pues ya tenía por la época en mente la historia épica de Sigfrido que como ya imagino que sabréis, acabó convirtiéndose en una serie de cuatro óperas (o dramas musicales para ser más exactos.) 

Es por tanto que llama portentosamente la atención de ver (y oír) cómo Wagner se desenvuelve en un género tan distinto. Pero tratándose de él, no nos iba a ofrecer una simple comedia romántica o de enredos como podríamos de esperar de Donizetti, sino que dentro de una simple historia de amor, esconde algo más.

Ese algo más es lo que hace que esta ópera sea particularmente interesante. Para empezar, el contexto histórico está bastante bien planteado mostrándonos en escenas personajes históricos reales, como la figura de Hans Sachs donde incluso en Núremberg tiene una estatua:


Sachs fue efectivamente, un poeta, compositor y también zapatero en el siglo XVI y tuvo una vida bastante longeva pues murió a los 81 años. También otros personajes de la ópera como Walther o Beckmesser también existieron pero están ligeramente modificados por motivos dramáticos.

Siguiendo con el contexto histórico, es destacable lo preciso que fue Wagner a la hora de documentarse. Tantos las melodías como las normas que David describe en el primer acto están perfectamente reflejadas. Pero también vemos en esta obra un interés en querer hacer algo nuevo y dejar de momento a un lado las tristes historias de redención y heroísmo.

Es en este punto donde realmente radica la grandeza de esta obra. En Los Maestros, no tenemos a héroes legenderarios que se sacrifican a sí mismos por el perdón divino o siguen fielmente un ideal, sino que son gente sencilla, del pueblo que trata de vivir su día a día de la mejor manera posible. Pero Wagner aprovecha también para lanzar un dardo envenenado a los críticos de su época, los cuales le criticaron por su forma de entender el arte y la música, haciendo un pequeño paralelismo entre los Walther y Beckmesser; siendo el joven un alter ego del propio compositor y el viejo funcionario los críticos. Aprovecha para ensalzar el arte alemán y de manera indirecta la lengua alemana por encima de todo y quien realmente decide quien pasa a la posteridad es el público. Todo eso queda perfectamente reflejado en el discurso final de Sachs, en la que afirma en el que arte debe estar al servicio del pueblo.

Probablemente esa visión nacionalista es la que atraería a los nacionalsocialistas y a Hitler, siendo ésta una de sus óperas favoritas; aunque la que más parece ser que era Rienzi. Curiosa elección, sabiendo que al final de esa obra el protagonista (que también es una especie de dictador) acaba muerto y Wagner renegaba de ella. Cosas que pasan

A nivel musical, como siempre estamos ante un trabajo colosal donde ya Wagner sigue investigado los recursos que ya puso en marcha con Tristán e Isolda. Aquí, por motivos obvios, nos encontramos con algunos números cerrados, como sería las canciones de Walther y la escena de la serenata de Beckmesser en el segundo acto, aunque está tan unido que no serían realmente números cerrados como tales. Cabe destacar también el magnífico preludio del acto I donde ya escuchamos el leitmotiv de los maestros, interpretados por los vientos metales. Así, también vemos que el final del acto II puede recordarnos al final del acto III de Los Hugonotes de Meyerbeer, ya que ambos terminan con la intervención de un sereno y todo el pueblo peleándose; si bien en el caso francés, la pelea era algo más dramática.

También Wagner aprovecha para hacer su propio "crossover" y cita a Tristán a Isolda en la primera escena de acto III y se puede ir un fragmento que recuerda en parte a su obra anterior. Pese a su duración, no es una obra que resulte especialmente difícil de escuchar; es más resulta menos pesada que Tristán o Parsifal. Puestos a iniciarse con los dramas musicales de Wagner, yo me inclinaría primero por escuchar las "óperas" (Holándes, Tannhäuser y Lohengrin) y ésta seria la primera de sus dramas musicales.

Por desgracia, no he tenido la suerte de poder ver esta ópera en directo. Tuve la oportunidad y de hecho compré la entrada para verla en la Bastilla hace unos años, pero cancelaron el espectáculo por una huelga que se convocó en protesta por la ley del trabajo. Me devolvieron el dinero, obviamente. A ver si tengo suerte y la veo algún día.

De esta ópera podemos sacar las siguientes conclusiones:

- En el mundo del espectáculo, el público es soberano. Así que si eres un artista, preocúpate por las críticas de tu público y no de los entendidos.
- A veces, hay que ser flexible con las normas.
- Nunca desprecies el arte antiguo, ya que todo está inventado. Actualmente el arte consiste en copiar bien. Esto me suena, creo lo dijo mi profesor de historia que tenía en el instituto cuando estaba en COU.
- Relativo a lo anterior, sí yo también fui a la EGB. De hecho me tocó un tiempo en el que algunos institutos tenía la EGB y otros ya estrenaban la LOGSE. En mi caso fue el penúltimo año que estuvo ese sistema educativo vigente. Y sí, esto no tiene nada que ver con la ópera pero a veces me gusta irme por las ramas.

GRABACIONES

CD


Solti grabó dos veces esta ópera y esta grabación corresponde a la segunda. Es un registro en vivo que se realizó en Chicago en 1995, pero parece una grabación de estudio. Muy destacable el Sachs interpretado por José Van Dam, así como el Walther de Ben Hepner. Sin duda es una grabación de referencia.

DVD

 Éste fue el primer DVD que compré y bueno... no está del todo mal, ya que tenemos a Van Dam como Sachs, pero no me termina de convencer Seiffert como Walther. El resto de cantantes no están mal, y tanto la orquesta como el coro y la puesta en escena cumplen pero no deja de ser algo...soso. Además creo que está descatalogado, así que tampoco os perdéis gran cosa.

 Éste en cambio lo compré motivado por el director, Philippe Jordan  a quien he visto en varias ocasiones y siempre me ha gustado su forma de trabajar. Este montaje en concreto, juega con la dualidad de Wagner y Walther y toda la trama transcurre en la casa de los Wagner, como si estuvieran leyendo la obra. Pese a no ser el montaje tradicional, creo que funciona bastante bien, aunque el tercer acto me parece un poco raro como si estuvieran en la ONU, o algo así. No lo considero una primera opción (creo que hay montajes mejores) pero teniendo en cuenta las mierdas de montajes que hacen en Bayreuth éste se salva. Para los que no pueden asistir al Festival, es una buena opción.

Pues dejo a los Maestros tranquilos y finalizo esta entrada. Si en algún momento adquiero algún dvd más de esta obra (y lo tengo en mente porque no he encontrado el montaje definitivo) ampliaré esta sección. También me despido de Wagner por el momento, ya que no dispongo del material necesario de las tres óperas que me quedan de este compositor (Die Feen, Das Liebesverbot y Rienzi) así que si alguien me quiere hacer un regalo ya le estoy dando ideas. Para la próxima entrega que espero que será pronto (ya paso de decir fechas) volveré con un autor nuevo y la historia de un poeta al que le cortan la cabeza. Eran los tiempos de la Revolución y la gente se divertía así, qué le vamos a hacer.

Nos leemos.