martes, 31 de julio de 2018

Los eternos amantes: Romeo y Julieta de Gounod / Capuletos y Montescos, de Bellini III


ANÁLISIS

Cuan diferente hubiera sido la historia de Romeo y Julieta si ésta se hubiera desarrollado en esta época. Hubiera bastado con que Julieta le hubiera enviado un Whatsapp a Romeo diciéndole que iba a trolear a toda su familia fingiéndose la muerte y Romeo le habría contestado con un emoticono de sorpresa, un LOL y probablemente un TKiero mazo acompañado de un corazón y quizás, de una foto de su miembro viril. Claro, que tampoco hubiese sido un secreto porque el muy gilipollas lo habría publicado en Twitter o en Facebook.

Al principio iba a comentar cada una de estas óperas por separado, dado que como la fuente no era la misma y al ser de dos escuelas totalmente distintas pensé que sería lo mejor.  Sin embargo, mientras redactaba la entrada de la ópera de Gounod, me dí cuenta que en el fondo, la obra de Bellini tampoco era tan distinta, así que finalmente decidí hablar de las dos a la vez. En lo personal, no he visto la obra de Gounod en directo pero sí la conocía, y la de Bellini la he conocido hará un par de años o tres y sí he tenido la ocasión de verla en directo.

Romeo y Julieta es la historia de amor trágica por antonomasia. Ha sido una obra, al menos la de Shakespeare que ha traspasado barreras y que todo el mundo conoce o casi.  De hecho y aprovecho para contaros una batallita de mis años de instituto: por aquel entonces se estrenó en los cines una versión moderna de Romeo y Julieta interpretada por Leonardo Dicaprio y Claire Danes. El caso es que hablando sobre la película, yo que no la había visto, comenté en un grupo que tampoco debía merecer la pena porque todo el mundo sabía que cómo iba a acabar la historia, sólo que al ser ambientada en época actual, Romeo se suicidaría por una sobredosis de pastillas y Julieta se pegaría un tiro en lugar de clavarse un puñal. A lo que en el grupo había una chica que se molestó mucho conmigo y me dijo "¡hala, ya me has destrozado el final!" Al parecer, la chica no había oído jamás hablar de la obra inmortal de Shakespeare y no tenía ni zorra idea de que los amantes se morían.

Me sentí un poco culpable y aprendí una valiosa lección: No creas que por tú sepas una cosa, los demás también tienen que saberla. Pero ¿que es lo que tiene de atractiva esta historia que ha inspirado a muchos?

Para empezar, Shakespeare lo que hizo fue aglutinar las distintas versiones que había de la historia en la literatura italiana medieval y renancestita y la presentó con su lenguaje dándole un carisma a los personajes que los hace entrañables. Aparte, tenemos el tema del amor imposible y prohibido que tanto nos atrae reflejado además en la figura donde esa pasión es más fuerte que es en la adolescencia. Recordemos que Romeo y Julieta son eso unos quinceañeros y en ese momento donde el amor resulta más pasional. Paso a comentar cómo Gounod y Bellini desarrollan esa pasión.

Gounod decidió seguir fielmente al poeta inglés hasta el punto que prácticamente su versión es muy calcada. Toma el conflicto desde el punto de vista de la pareja y la vemos evolucionar, desde cómo se conocen hasta que sufren su fatal destino. Los libretistas adaptaron los versos originales y centraron la atención en la pareja, dándoles todo el acto II, la primera escena del III y del IV y todo el acto V si quitamos esa pequeña introducción de los dos frailes.  Al ser un amor prohibido, se juega con el simbolismo de la noche y el día o la luz y la oscuridad, tal y como ya vimos en Tristán e Isolda; o incluso en Aida, sólo se pueden reunir de noche cuando nadie los ve y sólo podrán estar juntos en la muerte.

Todo eso no es nuevo, son elementos que hemos ya anteriormente y que se repite constantemente. En el caso de Gounod, aunque la pareja sea el centro, vemos cómo ese conflicto va afectado a los demás, como es en el caso de Mercutio y Tebaldo que acaban también muriendo víctimas del conflicto entre las familias. Ese conflicto, en la versión de Bellini, es mucho más llevadero. Bellini en su versión es mucho más conciso. Romeo intenta ya por las buenas acabar con el conflicto de las dos familias; sin éxito y opta por querer escaparse con Julieta. Aquí nos plantea algo más novedoso con respecto a la versión de Gounod y es la caracterización de Julieta

Si bien Gounod nos la presenta más bien una muchacha de pocas luces (lo cual también es comprensible, pues recordemos que Julieta está en plena edad del pavo), la Julieta de Bellini sopesa los pros y los contras. Está enamorada de Romeo sí, pero como ella le dice en el dúo del primer acto, más allá del amor, está el sentimiento del honor y el deber. Recordemos que según Bellini Romeo había matado a su hermano y en una batalla (o sea que fue en legítima defensa), mientras que en Gounod mata a su primo Tebaldo y es por un arrebato, pues lo hace después que éste haya matado a su mejor amigo, Mercutio. A pesar de todo, ambas lo perdonan, pero mientras en Bellini, Romeo intenta poner solución al conflicto, y Julieta le replica, en Gounod la pareja se queda más embobada en ellos mismos y discutiendo sobre la alondra o el ruiseñor que en arreglar las cosas.

A parte de otras diferencias menores, como el cambio de profesión  y parentesco; como en el caso de Fray Lorenzo, que en Gounod es un cura y en Bellini un médico seglar o Tebaldo, que es pariente de Julieta en una y en la otra no es ni siquiera un pariente, fusionándose así la figura de Paris en un sólo personaje, hay dos puntos en común: la ausencia casi total de Montescos y la figura del patriarca de los Capuleto como el malo de la película.

En la obra original de Shakespeare, Romeo también tiene sus padres pero tanto Gounod como Bellini omite ese detalle, para simplificar la trama, siendo los Montescos representandos en ambas prácticamente por una sección del coro. Gounod por su parte, al introducir algunos personajes menores como al paje, o amigos de Romeo, les da un poco de visibilidad, pero toda ella desaparece al final del tercer acto, siendo los dos últimos exclusivos de los Capuleto. Bellini, por su parte, plantea a Romeo como el líder de los Montesco y con el valor suficiente para enfrentarse él solo a los Capuleto y a su vez intenta sin éxito firmar la paz, cosa que en ambas versiones el patriarca de los Capuleto se niega.

El personaje de Romeo, a mi parecer también mejora en la versión de Bellini. Para Romeo, Julieta es la razón de su lucha y es por ¿eso que cuando se entera de que ha muerto y está a punto de batirse con Tebaldo, anula el duelo porque con ella, muerta, ya esa lucha no tiene ningún sentido. En definitiva, creo que el personaje es más pasional que en la versión de Gounod, que se pasa casi toda la obra ligándose a Julieta que en pensar la manera de poder estar juntos. Sólo se muestra activo cuando le matan a Mercutio, pero por lo demás me resulta un personaje muy cursi.

Otro aspecto a tener en cuenta es la escena final, mientras que Gounod deja sus últimos compases para la pareja protagonista y su doble suicidio, Bellini en cambio los últimos compases los dedica a la reacción del coro (los Capuletos y Montescos de su título) al ver a la pareja muerta, y culpando a Capuleto por ello. Y si hay algo en común en ambas ese que en ninguna deja clara si después de la muerte de los amantes, las dos familias se reconcilian o no.

En el aspecto musical, bueno aquí estaría metiéndome en un terreno peliagudo ya que ambas pertenecen a épocas y escuelas distintas, ya que entre ambas hay una diferencia de 37 años. Personalmente, a mi me gusta más la versión de Bellini, a pesar de ser una obra de reciclaje pero yo tengo una debilidad por las largas melodías del compositor siciliano y ese sonido tan dulce que le caracteriza.  Aún así Gounod no se queda atrás, pues también escribió pasajes de gran belleza y lirismo (todo el acto segundo es una gran prueba de ello) Ambas son muy agradables de escuchar y fáciles. Tampoco se hacen pesadas.

 ¿Qué aprendemos de los amantes de Verona? Pues alguna que otra cosa:

- No hay que criticar a las parejas de nuestros hijos o impedir que éstos salgan con gente que no son de tu agrado sin al menos conocerlos antes.  Que a ti te caiga mal alguien no significa que sea mala persona.
- No hay que creerse todo lo que se cuenta. Hay que aprender a contrastar las fuentes.
- ¿Qué es un nombre? ¿Acaso si una rosa, no se llamara así ,no tendría el mismo perfume y color?

GRABACIONES

CD 
 Tanto para una, como la otra, me he decantado por los registros más actuales. En el caso de Bellini, me he decantado por la grabación de Garança y Netrebko (cuando se dedicaba a cantar bel-canto, ahora ya no) y francamente a mí me gusta mucho, aunque he leído opiniones de gente que echa pestes sobre ésta. Si eres fan de las dos cantantes, no te va a defraudar. El resto del elenco cumple su parte.



Para Gounod me decanté por la serie que hizo la pareja del momento de la lírica en los 90, la formada por el tenor francés Roberto Alagna y la soprano rumana Angela Gheorghiu, que por aquel entonces eran matrimonio y ahora... pues no, es más se llevan más bien mal. A pesar de todo hacen muy buen trabajo y bastante creíble. No hay mucho más que decir, el resto de papeles y la orquesta cumplen su función.  Además incluye el ballet, cosa que se suele omitir bastante. 

 DVD

Aparte de lo horroroso de la portada, este dvd lo he comprado principalmente motivado por el Romeo Didonato.No tiene subtítulos al español, lo cual me da algo de rabia. La puesta en escena es un tanto rara, pero pasable, aún no le veo el punto que Julieta cante su aria del primer acto subida a un lavabo. Aún así, el aspecto musical está a la altura, Didonato como Romeo no decepciona, y la Julieta de Nicole Cambel tampoco. El resto del reparte y el coro, cumple con creces y me gusta especialmente el vestuario de inspiración decimonónica. Tampoco hay muchas más opciones con respecto a esta ópera así, que ésta me parece que es una buena compra.
 
Por otra parte, éste sin duda es bastante bueno. La pareja protagonista es una delicia, el vestuario es magnífico y sin duda alguna es un espectáculo muy bonito de ver. Yo lo tomaría como un registro de referencia, pese a que no incluya el ballet. Aunque por otra parte, tampoco es que éste aporte algo a la dramaturgia.

Como ha sido recientemente el mundial de fútbol en Rusia, mira tú por dónde la próxima entrega, será una del repertorio ruso. Una rusa, pero muy rusa, de un compositor que aún no he tratado en el blog, sobre un hombre que se alza con el de poder con unos métodos... no muy ortodoxos.  Disfrutad del mes de agosto, sobre todo si no trabajáis.

sábado, 28 de julio de 2018

Los eternos amantes: Capuletos y Montescos, de Bellini II


Gounod no fue el primero que le puso música a la historia de los amantes de Verona. Antes, en Italia los compositores italianos habían hecho lo propio. Aunque con algunas variaciones.

Capuletos y Montescos (I Capuleti e I Montecchi) es una ópera en dos actos con música de Vincenzo Bellini y libreto de Felipe Romani estrenada en el Teatro de la Fenice en Venecia el 11 de marzo de 1830.

Tiene una duración de unos 130 minutos (dos horas y diez minutos)

BREVES DATOS HISTÓRICOS

Tras el enorme fracaso que sufrió Bellini en Parma en 1829 con su obra Zaira, decidió que su próxima obra se encargaría de "vengarla". Su oportunidad le vino cuando estando en Venecia para supervisar los ensayos de su gran éxito en aquel momento Il Pirata (obra que recomiendo enormemente) le encargaron una obra para la temporada siguiente. No le dieron apenas mucho tiempo, ya que entre que firmó el contrato y la fecha de entrega tenía prácticamente unos tres meses para componerla. Como libreto le propusieron uno llamado Giuletta Capellio que está basado no en la obra de Shakespeare ya que ni Bellini ni el libretista la conocían, sino en una obra italiana escrita por Luigi Scevola, que a su vez se basó en otra de un autor renancestista Luigi da Porto y esa obra es la que, a su vez utilizó William Shakespeare para su obra inmortal. Ese libreto, iba a ser destinado para el compositor rival de Bellini, Giovanni Paccini pero éste lo rechazó. Y como Bellini le tenía una especial manía, lo aceptó en su lugar.

Como el tiempo era muy justo, Bellini reutilizó gran parte de la música que empleó en Zaira para elaborar su nueva obra, así como también de su primera ópera Adelson y Salvini. Como ya existían obras con ese mismo tema, la más reciente en aquel momento, la había compuesto Nicola Vaccai y se llamaba Giulietta e Romeo, y así también se llamaba la versión del maestro de Bellini en Nápoles Niccoló Zingarelli, Bellini optó por cambiarle el nombre al que conocemos. Y como la compañía del teatro de La Fenice no disponía de buenos tenores, Bellini compuso el papel principal de Romeo para la mezzosoprano Giuddita Grisi que era la hermana de Giulia Grisi, para quién Bellini años más tarde le compondría el papel de Adalgisa en Norma o el papel principal en I Puritani.

Con todo esto Bellini presentó su obra y pegó un nuevo pelotazo y quitándose la espinita que tenía clavada por su fracaso anterior y sirvió de inspiración a algunos compositores como Gounod, o Wagner quien admiraba su música aunque no la obra en sí.

ARGUMENTO

La acción se desarrolla en Verona, en el siglo XIII 


ACTO I

Escena I: Un salón en el palacio de Capellio

Los seguidores de Capellio Capuleto se han reunido acudiendo a la llamada de su señor. Los Capuleto están enfrentados con los Montesco porque son rivales políticos, ya que los primeros son partidarios de los güelfos y los segundos de los guibelinos.  Entra Tebaldo, (tenor lírico) acompañando a Capellio (bajo) y al médico de la familia, Lorenzo (bajo). Les comenta que los Montesco van a enviar a alguien con un tratado de paz, pero como esa persona es Romeo no lo van a aceptar, puesto que éste ha matado al hijo de Capellio. Lorenzo insiste en que debería concederle el beneficio de la duda, pero Capellio se niega. Por otra parte, anuncia también que esa misma noche ha de celebrarse la boda de su hija Julieta con Tebaldo, a lo que Lorenzo rechaza debido a la salud de la joven. 

 

Tebaldo declara su amor a Julieta con el apoyo de todos salvo de Lorenzo, el único que sabe que el amor de Julieta es otra persona y no Tebaldo precisamente. Alguien que... bueno a su padre no le va a gustar. A pesar de todo, Capellio ordena a Lorenzo que vaya a buscar a Julieta, le de algo para curarla pronto y celebrar la boda esa misma noche. Con resignación, el médico se va. Finalmente, entra el mensajero de los Montesco.


En realidad es Romeo (mezzosoprano) de incógnito y propone a Capellio de casar a su señor (él mismo) con su hija Julieta, a lo que Capellio se niega en rotundo presentando además que Julieta ya tiene un prometido. Romeo se entera así que tiene un rival, y dado que los Capuleto no dan su brazo a torcer, se va derrotado, pero jurando que su señor luchará con todas sus fuerzas.

Escena II: La habitación de Julieta

Julieta (soprano lírica) espera con impaciencia la visita de su amado Romeo y está preocupada por su inminente boda con Tebaldo.


Llega Romeo, que ha podido entrar gracias a la intervención de Lorenzo. Romeo le propone a la muchacha fugarse juntos, pero ella, pese a que lo ama con locura no quiere caer en esa deshonra.

Escena III: Otro salón en el Palacio de Capellio

La boda entre Tebaldo y Julieta está a punto de celebrarse. Para impedirlo, Romeo se ha disfrazado como un güelfo, y también ha camuflado a un grupo de los suyos, los Montescos.


 

Julieta aparece y Romeo la intercepta, explicándole sus intenciones de raptarla. Sin embargo, la pareja es sorprendida por Tebaldo y Capellio. Ante ellos, Romeo se descubre y le revela a Tebaldo que es su rival amoroso. Como Julieta no desmiente esto, Capellio ordena que maten a Romeo, pero a esto que llegan los Montescos para defenderle. En plena batalla, la pareja se ve obligada a separarse.

ACTO II

Escena I: Habitación de Julieta

Tras lo acontencido anteriormente, Julieta no tiene noticias de Romeo y no sabe qué ha pasado con él.


Lorenzo le informa que Romeo está bien pero para garantizar su seguridad, Capellio ha ordenado que Julieta se mude al castillo de Tebaldo. Sin embargo Julieta no quiere separarse de Romeo, así que Lorenzo le propone que finja su propia muerte bebiéndose un poderoso narcótico. Así será conducida a la cripta y allí le esperaría su amado y él mismo para poder empezar una nueva vida. Julieta al principio duda, pero al final acepta el plan y se lo toma antes de que venga su padre. Éste aparece y pese a los ruegos de su hija pidiéndole perdón, Capellio permanece impasible. Más aún, sabiendo que Lorenzo puede tramar algo, ordena que lo arresten, lo que impide al confidente avisar a Romeo.

Escena II: Una calle próxima al palacio.

Romeo está investigando la manera de poder entrar para reunirse con Lorenzo, pero le intercede el paso Tebaldo.


Los dos hombre se intercambian insultos y están a punto de batirse en duelo cuando oyen la marcha de una procesión fúnebre anunciando la muerte de Julieta. Entonces, ambos se lamentan amargamente y dejan las armas.

Escena III: La cripta de los Capuleto

Romeo ha logrado meterse en la cripta y ha comprado un veneno para tomárselo y morir junto a su amada.


Lo hace y cuando empieza a hacerle efecto, Julieta despierta. Tarde se da cuenta Romeo de su error, y muere en brazos de Julieta que, de la pena muere también. Poco después llega Capellio con sus seguidores y los Montescos buscando a Romeo y se encuentran a la pareja muerta. Todos señalan al patriarca como máximo responsable de la tragedia de los dos amantes.

lunes, 23 de julio de 2018

Los eternos amantes: Romeo y Julieta, de Gounod I


Hay ciertas historias que son universales. Apasionan y gustan tanto que llegan a todo el mundo y muchas son fuente de inspiración para los artistas. Esta ópera es una de ellas.

Romeo y Julieta (Roméo et Juliette) es una ópera en cinco actos con un breve prólogo, con música de Charles Gounod y libreto de Jules Barbier y Micher Carré estrenada en el Teatro Lírico de París (actual Teatro de Châtelet) el 27 de abril de 1867.

Tiene una duración de 180 minutos (tres horas con el ballet incluido).

BREVES DATOS HISTÓRICOS

La idea de convertir a los eternos amantes de Verona en una ópera, ya la tenía Gounod en mente desde que tenía 19 años, cuando asistió a un ensayo de la sinfonía Romeo y Julieta de Berlioz y en 1841 tras un viaje a Roma (y por Italia) tuvo la ocasión de asistir a una representación de I Capuleti e I Montecchi (Capuletos y Montescos), de Bellini. Gounod, pensó en hacer su propia versión de la obra en italiano y usando el mismo libreto que usó Bellini, es decir, el de Felipe Romani, pero abandonó el proyecto. Décadas más tarde y después de haber triunfado con Fausto y haber compuesto cuatro óperas más, ya en la cuarentena Gounod decidió poner música a la trágica historia de los amantes de Verona.

Corría el año 1864, Gounod le encargó a sus libretistas, Babier y Carré una buena adaptación de la obra de William Shakespeare y el dúo, en tres meses, ya lo tenían listo. Eliminaron bastantes personajes secundarios y simplificaron la trama y añadiendo otras situaciones (como la boda de Julieta y Paris). Al año siguiente, Gounod empezó a escribir la música y la terminó relativamente pronto. La ópera se estrenó alternando los números musicales con diálogos y tuvo un enorme éxito.  Con el tiempo, los diálogos se sustituyeron por recitativos y se quitaron algunas escenas, y para el estreno en el Palacio Garnier (28 de noviembre de 1888) se le añadió un ballet y se volvieron añadir algunas escenas que en otros montajes se habían eliminado. Es esta versión (aunque sin el ballet) la que se ve en los teatros actualmente.

ARGUMENTO

La acción transcurre en Verona, en el siglo XIV

PRÓLOGO
 El coro anuncia la situación en la que está Verona, en caos por culpa de dos familias enfrentadas. Sin embargo, los dos descendientes de éstas, Romeo y Julieta están destinados a enamorarse, pero su final será fatal.

ACTO I
Salón de baile en el palacio de los Capuleto.

Para celebrar el cumpleaños de Julieta, la hija de los Capuleto, y prometida al sobrino del Príncipe, Paris, su familia ha organizado un baile de máscaras. Todos se lo están pasando en grande y Tebaldo (tenor lírico) primo de la muchacha, alaba su belleza. Julieta (soprano lírica) aparece junto a su padre (bajo), da las gracias a todos por venir y anima a los invitadas a seguir el baile en otra sala. Todos se van menos un grupo de enmascarados. Ellos son Mercutio (barítono), Benvolio (tenor lírico) y Romeo (tenor lírico) entre otros integrantes de la familia Montesco, que está enemistada con los Capuleto. Romeo no se siente muy a gusto allí ya que ha tenido un sueño que le advertía que no era buena idea estar en la fiesta  y se quiere ir, pero Mercutio lo anima a quedarse.

De pronto ve a una muchacha y Romeo se queda prendado de ella. Esa muchacha es Julieta y está acompañada de su ama Gertrude (mezzosoprano). Se ha escaqueado un rato de la fiesta y le confiesa a su ama que ella no quiera casarse y quiere disfrutar de la vida.

Poco después los amigos de Romeo, se las arreglan para que la pareja se quede a solas y Romeo corteja a Julieta, sin saber aún quién es. Ella le sigue al juego y de pronto, Romeo oye que alguien se acerca, se pone la máscara, y la muchacha le presenta a su primo Tebaldo, revelándose como la hija de Capuleto. Tebaldo le pregunta a su prima quien era, pero la muchacha lo ignora. Entonces, Romeo se despide y al hacerlo, Tebaldo lo reconoce por la voz como a su rival Romeo Montesco. Tebaldo avisa a Paris y a Capuleto, pero Romeo logra huir ayudado por Mercutio y sus amigos. Capuleto, por su parte, no le da importancia al asunto y ordena que sigue la fiesta.

ACTO II
Jardín de Julieta

Ayudado por su paje Romeo ha logrado colarse en el Jardín de su amada y quiere volver a verla.


Julieta se asoma al balcón y lamenta haberse enamorado de Romeo. El joven hace su aparición, y juntos se declaran su mutuo amor, deseando que el alba no llegue para poder seguir estando juntos.

ACTO III

Escena I: La celda de Fray Lorenzo.

Romeo entra buscando a Fray Lorenzo y le pide que oficie inmediatamente su boda. Fray Lorenzo (bajo) se sorprende al ver que la novia no es otra que Julieta, que viene acompañada por Gertrude para que haga de testigo.


Fray Lorenzo los casa, pensado que así podría acabar con la eterna rivalidad de las dos familias.

Escena II: Una calle cercana al palacio de los Capuleto

Stéphano (mezzosoprano) está cantando en la calle y tiene un encontronazo con uno de los criados de los Capuleto. Se pelean y a esto que entran Mercutio y Tebaldo. Se insultan y están a punto de batirse en duelo, pero Romeo entra y trata de impedirlo en vano, pues no hace más que recibir insultos por parte de Tebaldo. Mercutio se cabrea y finalmente acaba atacando a Tebaldo, perdiendo el combate y siendo herido de muerte.

Tras maldecir a los dos familias, Mercutio muere y Romeo furioso, coge la espada y mata a Tebaldo. En ese momento entra el Duque de Verona (barítono) y tras ver lo sucedido, condena a Romeo al exilio.


ACTO IV
Escena I: La habitación de Julieta.
Tras haber pasado la noche juntos, Julieta no le guarda rencor a su marido por haber matado a su primo.  La pareja se despide y se declaran su amor. Poco después entra su padre, acompañado de Gertrude y Fray Lorenzo. Le anuncia que al día siguiente se va a celebrar su boda con Paris, tal y como Tebaldo lo habría querido. Se van dejando sola a Julieta con Fray Lorenzo. La muchacha le pide consejo para poder impedir la boda, y el fraile le una poción que la inducirá en un sueño y así creerá a todo el mundo que ha muerto. Él avisará a Romeo para que la busque y así puedan huir juntos y empezar una nueva vida.
Tras pensar los pros y los contras, Julieta decide beber la poción y espera a que le haga efecto.

Escena II: Capilla del palacio de los Capuleto
Antes de comenzar la ceremonia, se organiza un ballet para celebrar el acontecimiento. Aunque en la mayoría de las producciones modernas, se omite.
Todo es alegría y Capuleto lleva a Julieta al altar. Pero de repente, Julieta sufre un desmayo y pierde el conocimiento. Al tomarle el pulso, comprueban que ha muerto.

ACTO V

Escena I: Una cripta subterránea
Fray Lorenzo le ha dado una carta al paje de Romeo explicándole todo lo sucedido. Sin embargo, tal y como lo cuenta otro Fraile, el paje ha sido atacado por los Capuleto y no ha podido entregarle la carta. Fray Lorenzo, ordena que se la lleve otro mensajero y ruega para que aún no sea tarde.

Escena II: La cripta de los Capuleto
La noticia de la muerte de Julieta ha llegado a oídos de Romeo quien, sin saber nada del plan, se ha comprado un veneno y se ha colado en la cripta con intención de suicidarse a los pies de su amada.
Se bebe todo el veneno y el momento que le está haciendo efecto, Julieta se despierta de su sueño. La joven se alegra de ver a su amado a su lado, pero cuándo éste le comenta que se ha envenenado, la joven desea seguirlo en la muerte. Toma su puñal y se lo clava en el pecho. La pareja pide perdón a Dios y mueren felices juntos.

martes, 17 de julio de 2018

El inocente puro: Parsifal, de Wagner II


ANÁLISIS

"Redención para el Redentor". Con estas palabras, Wagner ponía punto y final a su última opera y también a una carrera revolucionaria en la historia de la música.

La primera palabra que me vino a la mente cuando escuché por primera vez esta ópera fue "solemne".  Por la misma época también descubrí y escuché la obra maestra de Johann Sebastian Bach, La Pasión según San Mateo y me pareció mucho más liviana comparándola con la obra de Wagner teniendo en cuenta que la segunda pertenece a la música sacra.

Lo que llama especialmente la atención es el cambio de tono con respecto a su obra anterior. Wagner terminaba el ciclo del Anillo con El crepúsculo de los dioses, matándolos a todos y dejando a la humanidad libre de ese yugo divino. Teniendo en cuenta eso en mente, no tiene mucha lógica que su siguiente trabajo toque temas tan puramente relacionados con la religión católica incluyendo además la ceremonia de la Eucaristía. Pues es sencillo, Wagner una vez más con esta obra trata su tema fetiche que no es otro que la redención humana.

Como ya sabemos, Wagner ya trató el tema en diversas ocasiones, así que haré referencias a sus otros trabajos porque el tema vuelve a ser el mismo. Y en cierto modo, gran parte de los personajes de las obras anteriores, aparecen también en Parsifal, aunque con otro rostro. Así, El Holandés sería Kundry, Tannhäuser y Tristán serían Amfortas, y así podríamos seguir con el resto de personajes. Lo gracioso, es que Parsifal es un personaje masculino, pero a la vez es la figura redentora y hasta ahora, esa figura lo habían encarnado papeles femeninos. Por tanto Parsifal es como Siegfried, pero también es Senta y Elisabeth.  Esto es bastante complejo de entender, pero trataré de explicarlo de la manera más fácil posible.

Parsifal es un héroe que evoluciona a través de la empatía y la compasión. Ya lo vemos en su entrada cuando después de matar al cisne por diversión, rompe el arco cuando se da cuenta lo inútil de su acción y al comprender la tristeza que va a sentir la compañera cuando éste no aparezca nunca más. Luego, en la ceremonia de la Eucaristía casi se desmaya y siente una enorme pena al ver al pobre de Amfortas con su herida abierta, hasta tal punto que por su propia voluntad va a buscar la lanza para curarlo. Tiene en común con Siegfried, porque al igual que el welsungo, él sigue su propio instinto, es un "buen salvaje" pero se diferencia de él porque Siegfried no tiene ni idea que tenía que salvar a alguien, es más despierta a Brunnhilde por una serie de casualidades y ella no le comenta nada sobre los peligros del anillo. En cambio Parsifal, sí sabe lo que tiene que hacer porque lo ha visto. Parsifal ha visto la Luz divina y en cierto modo va a servir a Dios. Siegfried, en cambio, destruya a Dios que además era su propio abuelo. Parsifal sustituye esa parte destructora por la parte redentora y la adopta de la figura femenina, que en Wagner la hayamos en Senta y en Elizabeth principalmente, dos personajes capaces de sacrificar su vida por asegurar que el pecador tenga su  redención.

Y ¿a quién redime Parsifal y por qué? Pues lo curioso de todo y aquí tenemos la gran novedad, es que no ha una figura única pecadora a la que Parsifal, sino a tres: A Amfortas, que el objetivo principal, a Kundry y a sí mismo. Vamos a empezar con  Amfortas:

Amfortas: Lo cierto es que cuando escuché la obra por primera vez y la vi en DVD realmente no entendí muy bien el rol de Amfortas en todo esto, pero con el tiempo y ahora que la he vuelto a ver y a escuchar veo las cosas de otra manera. Hubo una polémica en el día del estreno en el que había gente que decía que Wagner se burlaba de los ritos cristianos al ponerlos en el teatro, cosa que es totalmente absurdo porque escuchando la música vemos que Wagner trata el tema con mucha solemnidad, pero sí como algo antiguo que hoy en día no tiene sentido. Por tanto, y tal como yo lo veo, Amfortas representa el fracaso total y absoluto de un sistema rancio y caduco que ya no sirve.

Vamos a argumentar con calma todo esto: Amfortas es el heredero o el nuevo Rey Pescador (el encargado de celebrar la ceremonia del Grial, aunque Wagner jamás lo llama así) y como tal tiene que defender tanto el Grial como la Lanza; (que también tienen su simbolismo, como representación de lo masculino y lo femenino por ejemplo) Imaginamos que su padre Titurel, tuvo a su hijo antes de obtener el Grial y ya fundó la orden donde impuso el voto de castidad,  del cual, el antagonista Klingsor para intentar sus impulsos sexuales se castró y por ello fue castigado siendo expulsado de la Orden. Gran error por parte de Titurel, porque alguien que sea capaz de sacrificar algo tan preciado para un hombre como es su propia virilidad, es que su compromiso con querer servir a Dios es alto. Pues no. A Titurel le pareció que eso era hacer trampa, porque claro no puedes evitar unos impulsos que no se tienen y eso no tiene mérito. Una persona que es pobre de por si, no tiene mérito que haga voto de pobreza. Así que nada, cabreó a Klingsor que ingresó en Hogwarts, estudió magia y montó un castillo lleno de mujeres dispuestos a corromper a los castos caballeros. Y lo consiguió.

Aquí llega la parte interesante: Amfortas se arma con la Lanza y se va para derrotarlo, pero claro se le pone una tía que le hace ojitos y claro, a la mierda el voto de castidad y con ello lo hieren y pierde la lanza. El sentimiento de haber fracasado es "esa herida que no se cierra" Amfortas no llega jamás a superar que él es humano y por tanto tiene debilidades. Y nadie de la Orden es capaz de entender ese dilema moral que sufre Amfortas. Su deber era proteger el Grial y la Lanza y lo ha echado todo a perder por culpa de un polvo. Él como Rey les ha fallado a todos, ha quebrantado las normas y si él como Rey,  caballero perfecto y supuestamente, el mejor de todos ha fracasado, para proteger al resto ordena que nadie vaya a buscar la Lanza, al no ser que sea un Inocente Puro... es decir: alguien de fuera de la Orden.
Por tanto Amfortas sufre cada vez que tiene que oficiar la ceremonia: porque ha de mostrar en público su vergüenza y su fracaso, y pese a no ser digno de tal tarea, la Orden le obliga a hacerlo porque para eso es el Rey. De ahí que la herida jamás se le cierra, pues es un recordatorio continuo de su falta y su obligación. Por eso nadie lo entiende. Amfortas, es el personaje que más solo se siente en toda la obra pese a que el que está mas rodeado de gente. Finalmente alcanza su ansiada redención gracias a Parsifal que es capaz de entender lo que siente precisamente porque se centra en lo básico: Él ve a un hombre que sufre y trata por todos los medios de querer curarlo sin importarle las normas.

Kundry: Wagner se basó en la leyenda del judío errante para crear a este personaje por dos motivos. El primero por la cuestión práctica de incluir a un personaje femenino en una historia en la que sólo aparecen hombres y el segundo porque alguien tenía que ser el culpable del drama de Amfortas. La leyenda del judío errante consiste en que un judío es maldito por el Cielo a caminar eternamente hasta el día del juicio final como castigo por haberse reído de Cristo en su calvario. Kundry adopta ese papel y a su vez adopta una doble personalidad: por un lado, una mujer penitente y fiel sirviente de la Orden, pese a que éstos le tienen prohibido entrar al castillo por no estar bautizada (y tampoco se molestan en hacerlo) y la tratan casi como a un perro. El personaje a nivel musical en sus intervenciones con la orden, apenas canta. Recita, se queja, se lamenta y gime.
Vemos toda su parte lírica cuando forma parte de las mujeres de Klingsor, como una gran seductora a quien casi ningún hombre es capaz de resistirse a sus encantos. Digo casi, porque hay dos hombres que se le resisten y ahí está la clave de la redención de Kundry: Klingsor y Parsifal. Klingsor se resiste simplemente porque está castrado, con lo cual no tiene ningún deseo sexual porque se lo ha arrebatado él mismo y ese utiliza ese poder para someter a la mujer. Kundry utiliza ese poder de seducción para seducir a Amfortas, pensando que él como santo varón protector del Grial y la Lanza podría resistir a sus encantos y liberarla de su sufrimiento, pero se equivocó y para compensar el mal que hace seduciendo a sus caballeros, los sirve y no le importan que la desprecien.

Sin embargo ¿Por qué Parsifal sí se resiste ante Kundry? Si nos fijamos en lo que escribe Wagner y en el libreto, simplemente porque Parsifal está tan obsesionado con salvar a Amfortas que realmente no presta atención a Kundry. Cuando ella le besa, es en ese momento que el héroe comprende el gran dolor que siente Amfortas. Hasta ese momento, sabe que lo tiene que salvar porque es un hombre que sufre, pero no entiende realmente el peso de su pena. Es en ese momento que Parsifal aprende a ser empático y a ponerse en el lugar del otro. Por eso rechaza a Kundry. Porque no quiere convertirse en el nuevo Amfortas. Hay otra posible respuesta mucho más simple, pero algo más polémica y sería admitir el posible hecho de que Parsifal sea homosexual. Esta teoría simplifica mucho el conflicto. A ser Parsifal gay, todo el drama va motivado porque éste se habría enamorado de Amfortas y ahí tendríamos esa gran redención por amor, la misma que hemos visto en El Holandés Errante y en Tannhäuser.

Personalmente, más que homosexual, yo diría que Parsifal es demisexual, es decir, su posible despertar sexual se debe más al afecto que le pueda despertar una persona que al género en sí. Kundry podrá ser muy guapa, pero Parsifal no siente absolutamente nada por ella. Ni lástima. En cambio por Amfortas, le inspira un sentimiento de compasión y solidaridad por alguien que está obligado a cumplir con unas funciones de las cuales ya no se ve apto. Parsifal finalmente, cuando después de su viaje de vuelta es lo suficientemente sabio, logra finalmente dar la ansiada redención a Kundry. Es con el tiempo que él comprende también su dolor, es él quien se molesta en bautizarla y es él quien la invita a que contemple el Grial, y muriendo así al final. La muerte de Kundry no hay que tomarla como algo triste, sino como la justa recompensa que ella andaba buscando. Kundry es la versión femenina del Holandés Errante y acaba exactamente igual que él. Redimida por el amor desinteresado de otra persona.

Parsifal: ¿Por qué aquel que está destinado a ser Redentor, necesita ser redimido? En el caso de Parsifal, la redención es el resultado de un proceso de aprendizaje y de una revelación tras otra. Como comenté al principio. Parsifal es como Siegfried, en el sentido de que es un buen salvaje y se mueve de acuerdo a su propia moral. De hecho, su tema musical se representa con un motivo alegre representado por trompas, muy parecido al de Siegfried. Pero ambos héroes toman caminos distintos.  Parsifal, tiene la suerte de contar con Gurnemanz que le explica exactamente lo que pasa y de forma indirecta le hace tener un objetivo en la vida (salvar a Amfortas y convertirse en el nuevo Rey del Grial), mientras que a Siegfried, que se supone que es el encargado de salvar a los dioses, lo dejan a su puta bola (y al final se lo acaban cargando). Pero Parsifal tampoco es un santo varón, aunque no se vea en escena. Para llegar al castillo de Klingsor, es atacado por los amantes de las otras doncellas en flor, y él acaba con ellos. Y después de obtener la lanza, en su viaje de vuelta, aunque no se vea, también tiene que pelear. Por esas faltas, necesita ser redimido, no dejan de ser pecados. Pero volvemos a lo mismo, todo le mueve el deseo de querer acabar con el sufrimiento. Es decir, le mueve un motivo altruista. Llega a entender el sufrimiento como un problema  tanto de hombres como de mujeres, (y ese es el motivo por el que Kundry puede finalmente entrar a disfrutar de la Luz Divina.) Por eso está destinado a ser el nuevo Rey de Grial y fundar una orden con unas nuevas reglas, en las que todos pueden ser perdonados. Al final de la obra, cuando él destapa el Grial, logra su propia redención, pues ha comprendido que el hombre debe ser empático con sus semejantes y que sólo a través de la compasión y el amor, cualquier falta puede ser perdonada. 

En cuanto al aspecto musical, para mí Parsifal es la obra más difícil de escuchar de toda la obra wagneriana. No sólo por su larga extensión, sino también por los tempos utilizados. Todo este relato de la búsqueda del perdón y el alivio del sufrimiento, se expresa con el uso de los motivos principales, que se van desarrollando, empezando la obertura con el tema de la Eucaristía, y todos los demás se van mezclando según va avanzando la obra. De acuerdo al carácter místico, los tempos suelen ser bastante lentos, y teniendo en cuenta la duración, si no se sabe interpretar bien puede llegar a aburrir. También por el tipo de música que es, para disfrutarla hay que dedicarle tiempo y atención. Es una obra que hay prestarle toda la atención para poder sacarle la gran belleza que tiene.

Por todo lo anterior, es fácilmente comprensible que ésta es la ópera menos "nazi" de todas. Wagner era antisemita, sin duda. Pero nos dejó como testamento una obra con un héroe que se mueve por la empatía por el dolor ajeno y la compasión, capaz de perdonar y aceptar a todo el mundo sin importar sexo o religión... eso no tiene nada que ver con la ideología nazi de una supremacía de una raza por encima de las demás. Al menos tal y como yo interpreto la obra. Hay otras interpretaciones que afirman lo contrario y muestran a la Orden del Grial como una comunidad nazi y a Parsifal como héroe de la raza Aria.

Del canto de cisne de Wagner podemos sacar las siguientes conclusiones:

- La empatía es un don que se puede aprender con el tiempo.
- No todos los problemas se pueden arreglar a través del sexo, pero sí pueden resultar a ser más llevaderos.
- Tarde o temprano todas las heridas acaban por cerrarse. Es cuestión de tiempo, paciencia y dar con el tratamiento adecuado.
- Reírse del dolor ajeno es de ser mala persona.
- No dañes a los animales... los animales son tus amigos. Son muy bonicos. No les faltes al respeto. (Esto último lo he oído en alguna parte).

GRABACIONES

CD

Tengo la edición anterior, y es una grabación bastante digna. Christa Ludwig hace una Kundry muy creíble y todos los intérpretes masculinos están muy a la altura. La dirección de Solti muy sólida.

DVD

Una de las producciones más recientes, tenemos a un soberbio Kaufmann y a un magnífico René Pape como Gurnemanz. La puesta en escena no es nada del otro mundo, ambientada en una época apocalítipa y en vez de caballeros andantes, tenemos uniformes simples de camisa blanca y pantalón negro. El Acto II, es raro lleno de sangre por todos lados. Pero el aspecto musical es bastante agradable y por todo lo demás es agradable de ver.


También desde el Metropolitan de Nueva York, tenemos esta propuesta algo más clásica y más fiel al libreto wagneriano. Tiene la ventaja de contar con Waltraud Meier como Kundry y quizás sea ese su mayor atractivo, además de la puesta en escena que es bastante bonita. Sin embargo, la dirección por parte de Levine a mí me resulta un tanto aburrida.

Dejamos esa hermandad de caballeros que sigan adorando al Santísimo y yo me despido por hoy. La próxima entrega volveré al repertorio francés con la historia de amor más conocida de la literatura universal, la de dos familias enfrentadas en Verona porque no pagan las cuotas de la comunidad de vecinos. O algo así. Nos vemos.

domingo, 15 de julio de 2018

El inocente puro: Parsifal, de Wagner I


En muchos cuentos de hadas, y también en historias más modernas, (sobre todo en el manga) nos encontramos a menudo con que el protagonista es un joven que en un principio nadie apostaría por él pero que por una serie de circunstancias acaba sorprendiéndonos, evolucionando y convirtiéndose en el héroe que estaba destinado a ser. Nuestro protagonista de la ópera de esta entrega, es uno de ellos.

Parsifal es una ópera en tres actos con música y libreto de Richard Wagner, estrenada en el Festival de Bayreuth el 26 de julio de 1882.

Tiene una duración de 260 minutos (cuatro horas y veinte minutos).

BREVES DATOS HISTÓRICOS 

Los orígenes de esta ópera habría que remontarlos a la época en la que Wagner buscaba material para la ópera que seguiría al El holandés errante, Tannhäuser (1845). Por aquel entonces, Wagner estaba leyendo las obras de Wolfram von Eschenbach, y una de ellas, era el poema épico Parzival. Sin embargo, la inspiración le vendría, según nos cuenta él mismo en su autobiografía Mein Leben, una mañana de Viernes Santo en 1857. Ahí empezó un pequeño boceto, pero después lo dejaría parte para componer todo lo que vendría después de Lohengrin.

Así que vamos avanzar un poco más en el tiempo, vamos a situarnos en 1877, año en el cual ya el rey Luis II de Babiera le había construido un teatro en Bayreuth para que él pudiera representar sus obras y Wagner quería componer un trabajo específicamente para ese teatro. Así que, una vez ya terminado El Anillo del Nibelungo, por fin podía dedicarle tiempo a ese proyecto que tenía en mente desde hace tanto tiempo. Aunque antes de Parsifal, tenía en mente otra ópera llama Die Seiger (Los victoriosos) de tema oriental, esa ópera nunca llegó a ver la luz y tan sólo elaboró unos esbozos que más tarde pasarían a formar parte de Parsifal. El 19 de abril ya tenía el libreto y se puso a componer la música, la cual fue hecha paso a paso y en orden, hasta enero de 1882 que fue cuando la terminó. Comenzó por la obertura y hasta que no tenía terminado un acto no pasaba al siguiente. La obra la definió no como drama musical como él llamaba a las anteriores sino como "Festival escénico sacro" (Bühnenweihfestspiel) y además le dio la exclusividad a su teatro, es decir, la obra no podría representase en otro lugar que no fuera Bayreuth y así se hizo (salvo alguna representación pirata) hasta 1913, que fue cuando caducó la exclusividad.

El estreno fue dirigido por Hermann Levi, un director judío a quien Wagner aceptó de mala gana, pues es un principio no quería que ningún judío estuviera involucrado en el proyecto, pero al final se tuvo que tragar su antisemitismo y reconocer que Levi hizo un buen trabajo con su obra, la cual tuvo el éxito esperado, salvo para Nietzche, a quien no le gustó en absoluto y la puso a caldo. Quien no fue al estreno fue el rey Luis II de Babiera, pese a haber sido invitado. El rey la vería en Munich, en una representación que se hizo en Munich a la muerte del compositor.

ARGUMENTO

La acción se desarrolla en el Castillo de Monsalvat (Cataluña) y alrededores en la Alta Edad Media.


ACTO I

Escena I:  Un claro en el bosque cercano al castillo de Monsalvat

Gurnemanz, un veterano caballero del Grial (bajo) despierta a dos escuderos (tenor y bajo) porque pronto va a aparecer su rey, Amfortas, de camino hacia el lago para recibir su baño. Los caballeros se preparan para la oración y poco después aparece una misteriosa mujer, Kundry (soprano dramática o mezzosoprano) que ha venido desde muy lejos para traer un nuevo bálsamo que podría servir para aliviar el dolor que tiene el rey: una herida que no se cierra nunca.

Llega Amfortas (barítono) acompañado de cuatro escuderos (dos tenores, una soprano y una contralto). El rey pregunta por uno de sus caballeros, Gawain, pero le contesta que se ha ido a buscar un remedio mejor dado que el anterior no le había dado resultado. Amfortas no está muy conforme que se haya ido sin permiso pues un acto impulsivo puede hacerle caer en desgracia como le pasó a él. Gurnemanz, le ofrece el bálsamo que Kundry ha conseguido y éste le da las gracias, aunque la mujer se mantiene al margen. El séquito se va con el rey, aunque unos escuderos se quedan e interrogan a Kundry, pues desconfían de ella, ya que es pagana y está un poco de aquí para allá, aunque Gurnemanz dice que es de fiar. Al preguntar por la razón por la cual Kundry no va a buscar la lanza de Amfortas, Gurnemanz les contesta que esa tarea le corresponde a otro y les cuenta la verdad de la enfermedad del rey.



Titurel, era un caballero al cual recibió en las Cruzadas dos reliquias por parte de los Ángeles: El Santo Grial, la copa que recogió la sangre de Jesucristo y la Lanza de Longinos que fue la que la derramó. Para proteger las reliquias, Titurel creó una orden de caballeros y mandó construir un castillo. Para pertenecer a la orden había que renunciar al amor carnal. Uno de los caballeros, era un hombre llamado Klingsor, pero éste era incapaz de mantener sus impulsos lujuriosos a raya, así que decidió castrarse. Como castigo, Titurel lo expulsó de la orden y Klingsor juró vengarse y apoderarse del Grial. Para ello, creó un castillo mágico y lo llenó de mujeres que fueron la perdición de muchos de los caballeros del Grial y posibles aspirantes. Para acabar con la amenaza, Amfortas, el hijo de Titurel, se armó con la Lanza de Longinos y se fue al castillo de Klingsor dispuesto a derrotarle. Pero él también fue seducido por una mujer y en ese momento de debilidad, Klingsor le arrebató la lanza y le atacó con ella, no matándolo pero ocasionándole una herida que no se cerrará nunca. La única forma de poder cerrar esa herida es cerrándola con la misma lanza que la abrió, pero de acuerdo con una revelación divina que el Grial le mostró a Amfortas es que sólo un inocente puro iluminado por la compasión podrá ser capaz de recuperarla.


De pronto hay un pequeño alboroto. Unos caballeros, alarmados, ha visto cómo alguien se ha atrevido a matar de un flechazo a un cisne que sobrevolaba el lago donde Amfortas se estaba bañando. Entra un joven (tenor lírico-spinto o dramático), muy orgulloso por tener tan buena puntería, pero cuando Gurnemanz le hace ver de la gravedad del asunto, el joven se conmueve y parte en dos su arco y tira las flechas. Al preguntarle por lo más básico, su nombre y su origen, el joven es incapaz de responder, así que Gurnemanz le pregunta qué es lo que sabe. Al decir que sabe que tiene una madre, llamada Herzleide, Kundry reacciona y reconoce al joven y le cuenta a los otros cosas sobre su pasado y sobre su madre quien ha fallecido. Gurnemanz, cree que ese muchacho podría ser el de la profecía y le invita al castillo para que vea el Grial.



Escena II: Salón del Grial.

Gurnemanz ha introducido al muchacho a presenciar la Eucaristía. Están reunidos todos los caballeros. Titurel (bajo) exige a su hijo que presida la ceremonia, pero Amfortas no quiere hacerlo, porque siente un inmenso dolor. A pesar de todo, los caballeros le exigen que les muestre el Grial y Amfortas acaba obedeciendo, y al hacerlo su dolor se incrementa.


Al descubrirse el Grial, éste emana una luz que inunda toda la sala. El muchacho está conmovido por lo que ve y es incapaz de reaccionar.

Todos los caballeros comulgan menos Amfortas, que al finalizar la ceremonia se retira a duras penas. Cuando Gurnemanz pregunta al muchacho si ha entendido lo que ha visto, éste es incapaz de responder. Entonces, el veterano lo expulsa se allí y le dice que deje los cisnes en paz. Mientras el joven se va, se oye una voz que recuerda la profecía del inocente puro. 

ACTO II:

Escena I: Gabinete de Klingsor en su castillo

Klingsor (barítono) ya está al tanto que el inocente puro va hacia su castillo para recuperar la Lanza, ya que lo ve desde su espejo mágico, pero espera ganar la batalla. Llama a Kundry, su sirvienta y ésta aparece. 


Pese a los lamentos de Kundry, Klingsor ordena que seduzca al joven tal y como hizo con Amfortas. 

Escena II: Un jardín.
Las doncellas flor de Klingsor están algo agitadas porque no encuentran a sus amantes y al parecer hay un joven que está acabando con todos ellos. El joven aparece, y tras charlar un poco con ellas, las mujeres tratan de seducirlo en vano, porque el muchacho no tiene idea de lo que realmente quieren hacer.  Finalmente, Kundry aparece y le llama por su nombre: Parsifal. Eso hace que el joven le preste atención y ella le cuenta cosas sobre su origen. Cuando termina lo besa apasionadamente, pero el efecto que consigue no es el deseado.

Con ese beso, Parsifal comprende el dolor de Amfortas y se da cuenta de lo que Kundry pretende hacer. Ella protesta, e intenta ganárselo explicando su origen: Era una mujer que vio a Jesucristo cargar con la cruz de camino al Gólgota y se burló de él. Por eso, recibió una maldición que la condena a vagar eternamente hasta el fin del tiempos. Parsifal le responde que él podría redimirla, pero no si se une a ella. Kundry intenta convencerlo de lo contario en vano, hasta que finalmente llama a Klingsor. 



El mago aparece armado con la Lanza, y ataca a Parsifal con ella, lanzándola, pero ésta se detiene en seco ante él. Parsifal la recupera y con ella hace el signo de la Cruz. Acto seguido, se produce un terremoto que destruye el castillo mágico y al mago. Después, mira a Kundry y le dice que ya sabe de sobre dónde podrá volver a verlo, marchándose así con la Lanza.

ACTO III

Escena I: Un claro en el bosque cercano al castillo de Monsalvat, en la mañana de Viernes Santo.

Han pasado varios años y Gurnemanz es ahora un hombre anciano. Se encuentra con Kundry, en un estado bastante penoso y la ayuda, aunque ella como siempre se muestra arisca. De pronto aparece un misterioso caballero vestido de negro portando una lanza. Gurnemanz habla con él, pero éste no responde. Al explicarle, Gurnemanz qué día es y dónde se encuentra, el caballero se arrodilla, se pone a rezar y se quita el yelmo. Así, Gurnemanz reconoce a ese joven que una vez mató un cisne y también reconoce a la Lanza. Parsifal, le comenta que ha estado mucho tiempo perdido buscando el camino de vuelta y que pese a que ha tenido que pelear, jamás se ha separado de la Lanza. Busca a Amfortas para aliviar su dolor.  Gurnemanz le comenta que Titurel ha muerto y que hoy van a celebrar el funeral. Lo bautiza, y Parsifal a su vez bautiza a Kundry, quien le lava los pies. Una vez bautizados, Gurnemanz lo reconoce como el inocente puro y se lo lleva junto a Kundry al interior del castillo para que realice su cometido.
Escena II: El salón del Grial.

Un grupo de caballeros porta el ataúd de Titurel. Amfortas está presente y desea su muerte. Los caballeros le exigen que descubre el Grial, pero Amfortas se niega a hacerlo y ordena que lo maten para que así puede acabar con su sufrimiento.

 
Parsifal se acerca a él, y ante toda la comunidad de caballeros, anuncia que les devuelve la Lanza con la cual, cerrará la herida de Amfortas y así podrá redimirse. Así mismo, ordena que el Grial sea relevado pues ahora sera él quien haga la ceremonia. Lo saca de la caja y al alzarlo, el Grial emite una luz divina que envuelve a todos, y a su vez una paloma blanca desciende hasta posarse en la cabeza de Parsifal. Todos los caballeros permanecen arrodillados ante él, incluido Amfortas a quien la herida se le ha cerrado. Kundry, por fin se libera de la maldición y muere a los pies del Inocente Puro, ahora Rey del Grial.

jueves, 12 de julio de 2018

Un emperador buena gente: La clemencia de Tito, de Mozart II


ANÁLISIS

Ya dije en alguna ocasión que todo lo que haya compuesto Mozart merece ser escuchado que probablemente gustará... Pues con Tito no es así. De hecho, el recuerdo que tengo de esta ópera es de una de las veladas más coñazo a la cual he asistido jamás.

Me explico. Uno de mis sueños de la infancia (aparte de ir a DisneyWorld, Orlando, el cual no he cumplido y a estas alturas de mi vida, me un poco igual ya) era asistir a una representación de una ópera en el mítico Palacio Garnier de París. Sin embargo, conseguir entradas baratas para ese teatro no es del todo fácil, sobre todo para los espectáculos más conocidos. Así que en septiembre de 2011 conseguí una entrada de visibildad reducida en un palco, pero por fin pude hacer realidad mi sueño de subir las escaleras del Palacio Garnier no como un turista, sino como un espectador.

Y más contento como unas pascuas por subir esas míticas escaleras que me llevarían al palco, el cual compartiría con desconocidos. En fin, también os pongo una foto de la silla en cuestión.

El caso es que al ser de las filas posteriores, y al haber gente delante pues no veía del todo bien, de hecho sólo veía la mitad del escenario y eso influenció bastante en mi percepción del espectáculo. La puesta en escena era horrorosa, pero además, encontré que los tempos eran jodidamente lentos para ser Mozart, el tenor que hacía de Tito era uno al cual le tenía una especial manía. El resto de cantantes tampoco eran para tirar cohetes pero eran buenos profesionales, pero a día de hoy creo que fue la orquesta lo que hizo que esa velada fuera un auténtico tostón.

Como ese día era mi único referente, pues no había escuchado esa ópera de Mozart antes, la investigué después y me di cuenta que el problema no era que Mozart había compuesto un ladrillo de ópera (como es el caso de Claude Debussy con Peleas y Melisande) sino efectivamente, un error de ejecución.

Teniendo en cuenta el argumento, se nota que es una obra que está destinada a hacer la pelota a la autoridad, ya que muestra la figura de un emperador amado por su pueblo, el cual es capaz de perdonar a sus enemigos. Tal y como decía el personaje de Mozart en la magnífica película de Milos Forman, Amadeus: "Los personajes de las óperas italianas son tan estirados que parecen que cagan mármol". Y si tomamos en referencia el libreto original de Metastasio, en parte tenía razón, ya que al fin y al cabo, estamos ante una ópera seria, en la cual todo está muy programado y no hay motivos que so prendan.

Así pues, toda la trama se centra alrededor del emperador Tito, gobernador absolutista pero mira tú por dónde, es buena gente. Es muy difícil realmente empatizar con estos personajes, pues es el conflicto se centra en los altos mandatarios, pero aún así el desarrollo psicológico no deja de ser menos interesante, sobre todo para los tres protagonistas que sería, el propio Tito, Vitelia y Sesto. Dejo de lado a Servilia, Anio y Publio porque éstos apenas crean conflicto, y el único que hay con respecto a ellos, el triángulo amoroso entre Tito, Servilia y Anio se resuelve en un recitativo seco, a favor de la pareja inicial. Con respecto a Publio, es un personaje intermediario, no aporta apenas nada a la trama salvo el de narrador y contar lo que no se ve en escena (como la declaración de Sesto ante el Senado, por ejemplo)

Así, pues, todo se centra en los otros tres. De ellos, para mi gusto el personaje más interesante es sin duda el de Vitelia, ya que ella tiene una doble motivación para traicionar al emperador. Para empezar, el de la auténtica heredera al trono ya que Tito lo está ocupando por el resultado de una usurpación anterior pero ya no sólo es política, sino también amorosa, pues es ante todo una mujer despechada, ya que si Tito la hubiese escogido a ella como esposa en primer lugar, nada de lo que pasa en la ópera habría ocurrido. Eso hace que su máxima sea  "el fin justifica los medios" y utilice a Sesto que está enamorado de ella hasta las trancas para que mate a su mejor amigo. Vitelia, aunque habla de "amor" en realidad lo que persigue es el poder, ya que cuando Tito finalmente la escoge como "tercer plato", intenta impedir el golpe de estado sin éxito y lo único que le preocupa es que ella no sea delatada, permitiendo incluso dejar que Sesto se coma todo el marrón él solo.

Menos mal que al final, tiene un momento de redención, momento para el cual Mozart le escribe un aria bellísima, Non più di fori, que es lo que nos hace amar a este personaje, porque por todo lo anterior realmente es bastante destestable, pero es lo que realmente lo hace interesante, porque al fin y al cabo, es la única que evoluciona a lo largo de la obra.

En cuanto al verdadero protagonista, no sería tanto Tito, que es el que da nombre a la obra sino Sesto, papel que Mozart escribió para un castrato, concretamente Domenico Bedini (que sería conocido en su día). Para mí Sesto es un calzonazos y sinceramente está para resaltar lo grande que es la clemencia del emperador. Sesto es capaz de traicionar a su mejor amigo, por una mujer que encima apenas le corresponde, ya que en ningún momento tenemos un dúo de amor entre la pareja, como si lo hay con Servilia y Anio que al menos se declaran afecto. Y no queda del todo claro si al final Vitelia se queda con Sesto o se queda con Tito. El caso es que a nivel dramático, Sesto se debate entre la lealtad a su amigo del alma o el calentón que tiene por Vitelia y dado que no la traiciona jamás, y está a punto de morir por ella, es más por lo segundo que por lo primero. Pese a todo, Mozart también le compone dos arias muy hermosas.

Por último tenemos a Tito que para ser un emperador absolutista, pues es mazo buena gente. Le queman el Capitolio, pero le da igual, total, ya tendrá esclavos que lo reconstruirá de nuevo. Y su mejor amigo y la que va a ser su futura esposa han tratado de matarlo, pero da igual, los perdona igualmente. Resulta tremedentamente muy poco creíble, ya que sabiendo que el culpable de esa traición es su mejor amigo, lo más lógico es que a pesar de todo lo perdone, pues más difícil sería condenar a muerte a alguien a quien amas enormemente ya que a la hora de impartir justicia ésta ha de ser igual para todos. Si pensamos en Felipe II en Don Carlos, éste se debate entre eso mismo, pues su propio hijo se pone de parte de sus enemigos, lo cual es un acto de traición, y aunque quiera perdonarlo, tiene que impartir justicia igual.

Por eso, que Tito opte por el perdón se nota que la obra es totalmente propagandística y está hecha para alabar al emperador de turno y alabemos siempre a ese poder absolutista para que éste sea clemente con nosotros. Eso sí para ser coherente, perdona a todos los conjurados, para que no se le vea tanto el plumero y proclamar que para él lo más importante es Roma. Con su clemencia, realmente Tito somete más al pueblo ya que ¿Por qué os vas a alzar contra mi, con lo bueno que soy con vosotros? Gracias a esa "Clemencia", Tito puede hacer con el pueblo lo que le da la gana, ya que ésta como él es clemente, no se van a quejar.
Ese ideal propagandístico hay que entenderlo en su contexto, ya que Metastasio vivió en una época donde el sistema de gobierno más usual era la monarquía absolutista y claro, había que hacerles la pelota, pero ya en la época de Mozart, ya resultaba algo decadente y más cuando ya había estallado la Revolución Francesa que marcaría el principio del final de ese sistema. Por tanto, resulta poco creíble, aunque ahí está el genio de Mozart, de hacerlo creíble y que caiga bien.

En cuanto al aspecto musical, dado que fue una obra de encargo, algunos musicólogos piensan que Mozart dio un paso atrás con Tito si la comparamos con la trilogía que escribió con Da Ponte o con La flauta mágica que la compuso en el mismo período. Efectivamente, tuvo que darlo debido a la rigidez del libreto y a la temática. Mozart no se pudo dar tantas libertades con esta obra que con la Flauta y quizás sea ese el gran motivo por el cual, Tito no sea tan popular como la otra, pero no deja de ser un trabajo con una calidad increíble y con momentos realmente memorables.

No obstante, Mozart ya había compuesto con anterioridad otras óperas serias y si nos centramos en ese género, Tito se representa más a menudo que Idomeneno, Mitrídates o Lucio Silla (y todas ellas en cierto modo son interesantes también.) El gran problema es que a nivel de taquilla, La flauta mágica es mucho más atractiva y más divertida por así decirlo que Tito, de ahí que haya pasado a un segundo plano. Es mucho más simpático Pagageno que Anio y la relación de Tamino y Pamina es más atrayente que la de Sesto y Vitelia, pero por otra parte Vitelia es un personaje mucho más retorcido que La Reina de la Noche y Tito puede resultar algo más interesante que Sarastro, que es un personaje más bien pasivo. Aunque, claro todo esto es muy discutible, dado que son historias distintas.

Pese a todo, considero que hay que darle una oportunidad a esta última ópera de Mozart. O penúltima según el punto de vista. Se pueden sacar varias conclusiones con respecto a esta ópera:

- La justicia es igual para todos; pero si tienes amigos en el poder igual eso se puede arreglar.
- Si una mujer te quiere de verdad no debería obligarte a hacer algo con lo que no estás de acuerdo.
- No hay que dejarse manipular.
- Saber perdonar es una virtud muy noble y que todo el mundo debería tener. 
- Se cazan más moscas con miel que a golpes.

GRABACIONES

CD

Actualmente existe una nueva edición de este registro, aunque sin libreto, así que yo me compré éste en una tienda de segunda mano, pero estaba en muy buenas condiciones. Conozco el buen hacer de Harnoncourt dirigiendo y lo cierto es que no defrauda en absoluto. Una grabación bastante elegante con un equipo de cantantes que sabe lo que se hace. Destaco sobre todo la Vitelia de Lucía Popp.

Esta grabación es un registro en vivo de una serie de óperas que está grabando el director canadiense Nézet- Seguin y Rolando Villazón.  La he escuchado recientemente y de aquí destaco sobre todo a Joyce Didonato como Sesto. La dirección no está nada mal, es bastante agradable de escuchar y quizás el punto más débil sea Villazón como Tito, pero es que nivel personal, no me termina de gustar su voz para cantar a Mozart. Aún así y como primera opción, no sería mala compra y más teniendo en cuenta que el mercado de grabaciones operístico no es muy habitual.

DVD

De momento sólo tengo éste, y hay que destacar que en esta representación, han sustituido los recitativos secos por diálogos hablados en italiano. No deja de ser una opción interesante y es una buena ocasión para ver a un jovencito Jonas Kaufmann cantando a Mozart (y no lo hace nada mal). Aún así, a nivel musical es agradable, contamos además con Vesselina Kassarova como Sesto (que es una mezzo que vale mucho) y como Vitelia a Eva Mei (que también sabe lo que se hace.) La puesta en escena está ambientada en prinpicipos del siglo XX y no es nada del otro mundo, pero al menos es comprensible. No distrae. Pese a todo, no consideraría este DVD como primera compra porque no es la obra original, y optaría por otro montaje donde los recitativos secos sí estuvieran presentes.

Pues con esto termino mi paseo por la Roma Clásica. Para la próxima entrega, voy a volver con el picha brava de Wagner y su última obra, en donde un joven con muy pocas luces se va por ahí a buscar la Lanza de Longinos. ¿Lo conseguirá? 

Nos vemos en unos días.
 

miércoles, 11 de julio de 2018

Un emperador buena gente: La clemencia de Tito, de Mozart I


Errar es humano y perdonar divino. O al menos eso dicen. De todas formas, es cierto que cuando alguien te decepciona a veces es muy difícil perdonar. Y saber perdonar es toda una virtud, y de eso va esta ópera de Mozart.

La clemencia de Tito (La clemenza di Tito) es una ópera en dos actos con música de Wolfang Amadeus Mozart y libreto de Caterino Tommaso Mazzolá y estrenada en el Teatro Nacional de Praga el 6 de septiembre de 1791.

Tiene una duración aproximada de 130 minutos (dos horas y diez minutos)

BREVES DATOS HISTÓRICOS

El 8 de julio de 1791, los Estados Bohemios firmaron un contrato con el empresario teatral Domenico Guardasoni para que montara una ópera para celebrar la coronación del Emperador Leopoldo II como Rey de Bohemia. Decidieron que el tema sería una nueva versión de la obra La clemenza di Tito, cuyo libreto del poeta Pietro Metastasio, ya habían puesto música antes otros compositores como Antonio Caldara, siendo el primeo en 1734,  a las que más tarde se añadirían Hasse, Leo, Gluck y así hasta 39 compositores más. La primera opción de Guardasoni fue Antonio Salieri, quien declinó la oferta. Por descarte, se lo pidió a Mozart, y le ofreció el doble de lo que cobraba en Viena.

Mozart en aquel momento se encontraba componiendo La flauta mágica, así como la Misa de Requiem en Re menor, pero aún así como le hacía falta el dinero aceptó el encargo. Al parecer Mozart compondría la ópera en 18 días, algo que no está del todo probado, pero que no sería de extrañar y más si consideramos que los recitativos secos, Mozart se los encargó a su discípulo Franz Xaver Süssmayr (quien terminaría el Requiem) que los hiciera. En cuanto al libreto, se encargo Mazzolá de elaborarlo basándose en el original de Metastasio, pero reduciendo los tres actos originales a dos, añadiendo escenas de conjunto y suprimiendo una gran cantidad de arias.

El resultado pues no fue del todo satisfactorio. A la Emperatriz María Luisa le pareció una "porcheria tedesca" (una porquería alemana), pero por lo visto esta anécdota tampoco está del todo confirmada. En cualquier caso, en posteriores representaciones la ópera tuvo mejor acogida. A día de hoy, de las 44 óperas que existen sobre el mismo tema, la de Mozart es la única que se ve en los escenarios.

ARGUMENTO 

La acción transcurre en Roma en el año 80.


ACTO I

Escena I: Apartamento de Vitelia

Vitelia (soprano) es la hija del emperador Vitelio, el cual ha sido derrocado por el emperador Vespasiano, padre del emperador actual, Tito,  y por tanto prepara una conjura para poder recuperar el trono, ya que además que ella está enamorada de él, no es correspondida, pues Tito tiene pensado casarse con Berenice. Para ello, le pide ayuda al mejor amigo del emperador Sexto (mezzosoprano o contralto), quien está enamorado locamente de ella, aunque no ve muy claro el plan.


Entra Anio, un amigo de Sexto (mezzosoprano o contralto) diciéndole que Tito lo busca. Al parecer, Tito ha enviado de vuelta a su patria a Berenice, por tanto ha roto su compromiso con ella. Ante esta noticia, Vitelia le dice a Sexto que suspenda los preparativos de la conjura. Por su parte Anio, va a pedirle permiso a Tito para que se pueda casar con Servilia, hermana de Sexto, de quien está enamorado. A Sexto le parece genial la idea y desea de corazón que así sea.

Escena II: La plaza del Capitolio

El pueblo alaba a Tito por sus buenas acciones y éste por su parte reafirma su labor por hacer de Roma un lugar mejor. Cuando el pueblo se ha retirado, Tito (tenor) anuncia a Sexto que ha decidido tomar como nueva esposa a su hermana Servilia, para desgracia del pobre Anio que no hace sino apoyar la decisión de su amado emperador.



Tito se va con Sexto, dejando a Anio solo asimilando el golpe y a esto que entra Servilia (soprano). Anio le comenta que pronto será Emperatriz de Roma, cosa que a la joven no le hace especial gracia, ya que para ella, Anio será su único amor.


Escena III: Los jardines imperiales

Tito recibe una carta de Publio, capitán de la guardia pretoriana (bajo), en la cual están escrito los nombres de sus enemigos, pero el emperador no le hace mucho caso. Entra Servilia, quien le confiesa que, pese a que agradece enormemente el honor de querer coronarla como emperatriz, no puede aceptar su mano porque está enamorada de Anio. Tito, conmovido, acepta sus disculpas y anula su compromiso.

Entre tanto, Vitelia, está dolida porque Tito ha escogido a otra, así que vuelve a poner en marcha el plan de quemar el Capitolio y asesinar a Tito. Se lo pide a Sexto, quien tras darle algunas vueltas, al final accede.

Al irse, entra Publio y le comunica a Vitelia que finalmente Tito la ha escogido como nueva esposa. Vitelia, preocupada, ahora siente que ha metido la pata hasta el fondo e intenta buscar a Sexto, en vano.

Escena IV: La plaza del Capitolio

Sexto se lamente por el terrible acto que está apunto de cometer. Sus cómplices en la conjura ya han prendido fuego al Capitolio, y Sexto se introduce en él.

 

El pueblo se va acercando para ver lo que pasa, así como Anio, Publio, Servilia y Vitelia, quien está buscando a Sexto. Éste aparece, y anuncia que el emperador Tito ha caído. Está a punto de declararse culpable, pero Vitelia le ordena que guarde silencio. Todos lamentan la muerte del emperador.

ACTO II

Escena I: Los jardines imperiales
 
Pues no. Tito no ha muerto en el ataque. Eso es lo que le dice Anio a Sexto, para mayor alegría del joven pero aún así le remuerde la conciencia. Entra Vitelia y le pide que huya para así salvaguardar el honor de ambos, pero Sexto no le hace caso.

Finalmente, entra Publio para arrestar a Sexto por alta traición, ya que así lo ha denunciado la persona a la que Sexto hirió confundiendo a Tito, un tal Léntulo. Sexto es arrestado.

Escena II: Sala de audiencias

Tras despedir a la audiencia, Tito se queda solo con Publio quien le comenta que ha de validar los juegos del circo ya que la gente los reclama. A pesar de que Tito quiere creer en la inocencia de Sexto, el testimonio de Léntulo ha sido decisivo y más aún cuando el propio Sexto ha confesado el crimen delante del Senado. Por todo ello, Sexto y sus complices han de ser condenados a muerte en la Arena. Tan sólo falta la firma del emperador para que la sentencia sea firma. Antes de firmar, Tito llama a Sexto para pedirle explicaciones, aunque antes ha recibido a Anio que ha hablado en favor de Sexto y pide que lo perdone.
Sin embargo, Sexto no da muchas explicaciones al respecto. Asume toda la culpa y le dice a su amigo que está dispuesto a morir, cosa que Tito le confirma que hará y firma la sentencia de muerte. Llevan de vuelta a Sexto a la prisión y el emperador se debate entre ser riguroso o perdonarlo. Al final rompe la sentencia porque prefiere que la historia lo culpe por ser clemente y no riguroso.


Se va y entra Vitelia buscando a Publio para saber si Sexto ha confesado o no. Publio no sabe nada, y Vitelia cree que Sexto la ha delatado. Entra Anio y Servilia, para pedirle a Vitelia que hable con Tito para que perdone a Sexto. En la conversación Vitelia se entera de que aún no ha sido denunciada, pero que la condena a muerte sigue vigente. Vitelia les pide que se adelanten, cosa que a la pareja no le hace especialmente gracia. Sola, Vitelia decide que va a confesarlo todo para liberar a Sexto, en agradecimiento por haberla amado ciegamente.


Escena III: El anfiteatro.

Los conjurados están en la Arena, y todo el pueblo está expectante por ver al emperador. Antes de que Tito haga pública su decisión, Vitelia confiesa públicamente que ella es la cabeza de toda la conjura y que ella es la verdadera culpable de todo, con lo cual pide perdón para Sexto.


Para el asombro de todos, Tito decide perdonar a todo el mundo. Sexto no tiene palabras de agradecimiento, y afirma que siempre llorará por lo que ha hecho y todos alaban la grandeza y la clemencia de su emperador.