martes, 28 de mayo de 2019

El zapatero genial: Los Maestros Cantores de Núremeberg, de Wagner I


Las modas cambian, eso es un hecho. Sobre todo en el arte, lo que gustaba antes no tiene porqué seguir gustando ahora, pero de vez en cuando, siempre es bueno volver a los clásicos. Pero hay veces que las dos corrientes, lo tradicional y lo innovador se enfrentan. Sobre ese enfrentamiento, entre otras cosas, va la ópera de esta entrega.

Los Maestros Cantores de Núremberg (Die Meistersinger von Nürnberg) es una ópera en tres actos con música y libreto de Richard Wagner estrenada en el Teatro Nacional de Múnich el 21 de junio de 1868.

Tiene una duración total de 255 minutos (cuatro horas y quince minutos aproximadamente)

BREVES DATOS HISTÓRICOS

 En 1845 tras terminar Tannhäuser, Wagner estaba buscando temas para su próxima ópera y se interesó por la historia del Gremio de Cantores de Núremberg del siglo XVI. Como estaba algo agobiado y estresado, su doctor le aconsejó que se retirara a Marienbad, un balneario en Bohemia, y que no trabajara, aunque Wagner como era de culo inquieto pues como no le hice mucho caso, ya que siempre buscaba inspiración en todo lo que le rodeaba. Así pues, se le ocurrió que estaría bien hacer una ópera cómica sobre un concurso de canto. Para buscar información, Wagner se basó en un tratado de Historia de la literatura alemana escrito por Gervinius y también en una obra de Deinhardstein, que fue la fuente de inspiración para una ópera cómica del compositor Albert Lortzing, llamada precisamente Hans Sachs. Hoy en día, ni el compositor ni esa ópera son conocidos.

En julio de 1845, Wagner escribió un primer borrador, pero luego se interesó por otros temas y dejó el tema de los cantores abandonado durante...dieciséis años.  En 1861, Wagner volvió a interesarse por el tema, tenía más información que había sacado leyendo a Jacob Grimm y a Wagenseil e laboró varios borradores, terminando el definitivo en 1862. Lo primero que compuso, al parecer, fue la obertura que la estrenó en Leipzig el 31 de Octubre de ese mismo año, pero a ese concierto apenas acudió publico. Wagner siguió trabajando hasta que finalmente pudo terminar la obra el 24 de octubre de 1867. Según dice él mismo, "rió y lloró  mientras la escribía. La obra se estrenó en Múnich, al año siguiente y tuvo un gran éxito de público pero no de crítica.

Irónico, y profético porque el argumento de la obra va precisamente de eso...

ARGUMENTO

La acción transcurre en Núremberg, en el siglo XVI.


ACTO I
Interior de la Iglesia de Santa Catalina

Walther von Stolzing, un noble de origen francófono (tenor lírico-spinto) se ha instalado en Núremberg y allí a conocido a una joven del cual se ha enamorado, Eva, hija del rico orfebre Veit Pogner (soprano lírico spinto). La ha seguido hasta la iglesia y tras terminar los oficios, se acerca a ella para poder hablar y preguntarle si está comprometida. Eva, quien está acompañada de su criada y amiga Magdalena (mezzosoprano), también siente algo por el joven, y le contesta que está comprometida al vencedor del concurso de canto que organizan los Maestros Cantores y que tendrá lugar al día siguiente, así que le anima a que participe.

Tan pronto se van los feligreses, vienen los aprendices de los Maestros para preparar la sala donde se reunirán. Magdalena, le pide a su novio David, aprendiz de Hans Sachs, zapatero y Maestro Cantor (tenor lírico ligero) que ayude a Walther a tener éxito en su misión.

 

David, con mucho gusto, le explica que para ser Maestro Cantor tiene que componer una canción con letra y música original pero ciñéndose a unas estrictas y complejas normas, tantas que el pobre Walther no llega a entender bien del todo.

Finalmente entran los doce Maestros Cantores y van ocupando sus sitios. Uno de ellos, Sixtus Beckmesser, el escribano (barítono) está también interesado en casarse con Eva y le pide a Veit Pogner, el padre de Eva (bajo) que le hable a su hija a favor. Walther, se acerca también a Pogner y expresa su deseo de unirse al gremio de los Maestros, lo cual le sorprende de buena manera y se lo agradece, apoyándolo y dándole una oportunidad.

El panadero, Fritz Kotner, (bajo) abre la sesión y se presentan todos. Pogner les comenta a sus colegas el porqué ofrece su hija como premio al concurso y es porque quiere que se les reconozca a los burgueses su amor por las artes y no por los bienes materiales. Añade también que su hija tendrá el derecho de rechazar al ganador si no le complace, pero que sólo podrá escoger entre un Maestro Cantor.  Hans Sachs, (barítono bajo) propone que el público tenga también voz y voto en la elección de la canción ganadora, pero la idea no convence al resto de sus colegas. Pese a las quejas de Beckmesser, Walther se presentan a la prueba pese a declarar que no tiene ningún entrenamiento oficial. Beckmesser se dispone a ejercer su labor de marcador y se va un espacio cerrado con una cortina para anotar los fallos.

 

Walther canta con un estilo y una forma tan diferente que los Maestros no saben cómo reaccionar. Beckmesser sale con la pizarra llena de apuntes y empieza a enumerar todos sus fallos. Hans Sachs, por otra parte, afirma que la canción es algo extraña pero no por ello es mala en absoluto y quizás habría que juzgar al caballero con otras reglas. Pese a todo, la canción de Walther no convence a ningún otro y le rechazan su admisión al gremio.

ACTO II
Una calle del pueblo

Mientras otros aprendices cantan sobre el día de San Juan, Magdalena le pregunta a David cómo ha ido la prueba del caballero y David le da las malas noticias. También se entera Eva y que esa noche vendrá Beckmesser a cantar bajo su ventana la misma canción que presentará al concurso.


Por su parte, Sachs está intentando trabajar pero no logra concentrarse ya que está pensando en la canción de Walther.

Eva, al ver a Sachs intenta convencerle de que se presente al concurso para que le gane a Beckmesser simulando que siente algo por él pero Sachs le cambia de tema y le comenta lo sucedido con el caballero. Al ver la reacción de la muchacha, entiende que está enamorada del joven y decide ayudarles.

Llega Walther y reune con Eva. Para estar algún tiempo a solas, Eva cambia su ropa con la de Magdalena y piensan huir de la ciudad, pero Sachs, que ha escuchado la conversación enciende la luz de su taller para impedir que lo hagan, ya que no podrían salir de la calle sin ser vistos. De todas formas, se esconden justo en el momento que aparece Beckmesser para cantar su serenata. Sale Magdalena con la ropa de Eva asomada al balcón y Sachs empieza a entonar una canción acompañándose de los golpes de su martillo. Beckmesser aprovecha y le pide a Sachs que golpe con su martillo cada vez que cometa algún fallo.



Así pues, Beckmesser comienza su serenata, pero Sachs la interrumpe cada el dos por tres con sus martillazos. Con el ruido, aparece David, que al ver que Beckmesser le está cantando a su novia, piensa que es su rival y le pega un puñetazo. Todo ese escándalo hace que despierten a todos los vecinos. En ese momento, Eva y Walther intentan huir pero Sachs los sorprende y esconde a Walther en su taller y deja que Eva se vaya a su casa. Finalmente, con la llegada del sereno, todos se calman y se vuelven a acostar.

ACTO III

Escena I: El taller de Sachs

Es el día de San Juan. David se siente un poco avergonzado por lo que pasó la noche anterior, pero Sachs no le da importancia y le desea una buena fiesta. Luego se queda solo, reflexionando sobre lo que conduce a los hombres a la locura y los excesos. Aparece Walther, quien le describe un sueño que ha tenido y Sachs le explica cómo las reglas sirven para poner en orden esos pensamientos. Así, Walther consigue componer una canción de tres estrofas, logra completar en ese momento dos pero le falta un buen final para la tercera.

Se van para prepararse para el concurso y aparece Beckmesser, quien ve el poema escrito y piensa que es de Sachs. Cuando el zapatero vuelve, Beckmesser le acusa de querer participar en el concurso. Sachs le responde que no tiene intención de hacerlo. Entonces, Beckmesser le pide permiso para utilizar esa canción y Sachs se la da pero le advierte que no es suya y que es bastante compleja de cantar, aunque el escriba no le hace caso y se va, convencido de que ganará el concurso.

Entra Eva con el pretexto de arreglar un zapato para ver a Walther. Sachs, se lo arregla y entonces aparece el caballero, quien canta la última estrofa del canción. Eva y Walther se reunen y le pide perdón a Sachs, por jugar con sus sentimientos, pero Sachs le menciona que si algo ha aprendido de la historia de Tristán e Isolda, él no será como el Rey Marke y no se le ocurriría entrometerse.

 

Aparecen Magdalena y David. En ese momento, Sachs siguiendo una antigua tradición, bautiza la canción de Walther como "La canción del sueño matinal" y para que David sea un testigo válido, lo nombra oficial pegándole un cachete en la cara. Se van todos para la fiesta.

Escena II: Un prado cerca del río Pegnitz, a las afueras de Núremberg

Todo el pueblo se reune con alegría y cada cofradía (o gremio) presentan sus desfiles y los aprendices bailan. Finalmente llegan los Maestros Cantores y son alabados por el pueblo, especialmente a Sachs.

 

Empieza el concurso y Beckmesser canta la canción que le ha recibido siguiendo sus normas, pero la deforma tanto que no tiene ningún sentido y el público se ríe de él.

Beckmesser se defiende afirmando que esa canción se la dio Sachs y el zapatero lo confirma pero también proclama que esa canción no es suya y que sólo un verdadero Maestro Cantor podría interpretarla como es debido.



Llama a Walther y éste la canta, siendo un éxito absoluto. Eva corona a Walther y los Maestros Cantores le proponen entrar en el Gremio.

 

En un principio, Walther no quiere entrar, pero Sachs le advierte que no debe menospreciar a los viejos Maestros, pues el arte aunque evolucione y sea tan innovador y rompedor como el suyo, sólo podrá sobrevivir si se mantienen las viejas tradiciones alemanas y que perdurarán por siempre aunque el Imperio caiga. Tras su discurso, Pogner le pone a Walther la medalla de Maestro Cantor y Eva le quita la corona para ponérsela a Hans Sachs, entre los vítores de alabanza ante el mejor y más querido ciudadano de todo Núremberg.

sábado, 18 de mayo de 2019

Duelo de reinas: María Stuarda, de Donizetti II


ANÁLISIS

Es una lástima que pese a que Donizetti tiene un gran catálogo de obras, a la hora de la verdad, siempre se representan las mismas cuando tiene otras que son bastante interesantes. María Stuarda, pertenece a ese grupo, pero poco a poco parece que por fin va teniendo su lugar en el repertorio.

Primero, voy a explicar un poco la figura histórica. ¿Quién era María Estuardo? Fue reina de Escocia entre los años 1542 y 1567, casada primero con el delfín de Francia, Francisco, quien llegó a reinar como Francisco II aunque sólo fueron dos años y luego con su primo hermano Enrique Estuardo, también conocido como Lord Dursley. Para no enrollarme demasiado, al morir María I de Inglaterra; María Tudor, más conocida como María la Sangrienta o Bloody Mary, su hermana Isabel subió al trono. Esto es porque Enrique VIII al morir, excluyó a los Estuardo su derecho a la corona, pero había un sector de la corte que no era partidario de esta ley, ya que eran católicos y no reconocían a Isabel I como hija legítima.
Por tanto, consideraban que la heredera legítima era María Estuardo ya que María Tudor no había tenido herederos. Así que hubo una conjura en la cual supuestamente María Estuardo era partícipe de ella, pero diversos motivos fracasó. En esa conjura mataron al marido de María Estuardo, la obligaron a abdicar del trono de Escocia en favor de su hijo y de ahí... bueno pues trató de huir a Inglaterra donde la capturaron. La acusaron de conspiración y asesinato y la acabaron condenando. Eso sí, Isabel I y María Estuardo nunca se conocieron en persona.

Así fue el personaje histórico y de él Schiller escribió una obra de teatro en cinco actos, de los cuales el libretista, los acortó a dos. Evidentemente en la obra de teatro se desarrollan más los personajes, así pues, en todo el acto I de la obra teatral nos informan los motivos por los cuales María está presa, mientras que en la ópera se menciona así de pasada. También es pura imaginación el encuentro entre Isabel y María, así como ese "triángulo amoroso" entre ellas dos y el conde de Leicester, el "presunto" amante de Isabel I. Lo cierto es que el verdadero Leicester nunca tuvo interés en María. Y tampoco eran hermanas, ya que en la obra se tratan así. Otra gran diferencia es que la obra teatral no termina con la muerte de María, sino con un acto que refleja las consecuencias inmediatas que sufre Isabel por haberla condenado a muerte, como la dimisión de Talbot y Leicester.

Dejando a un lado la verdadera historia, Donizetti nos ofrece un espectáculo donde mandan ellas. Es una de las pocas óperas donde los personajes masculinos pintan francamente poco. Tenemos al tenor para que se luzca un poquito, Leicester, y que "teóricamente" es todo culpa suya, aunque realmente tampoco es que protagonice una gran escena amorosa con alguna de la reinas. Luego, tenemos a Talbot, como consejero de la reina "buena" (María Stuarda") y Cecil como el consejero de la "mala" (Isabel I). Diríamos que Isabel es la "mala" porque es la que tiene una situación de poder y lo ejerce contra alguien que está en una situación inferior y presuntamente acusada de un crimen que no ha cometido, cosa que en el fondo no es del todo cierto, porque sí hubo realmente una conjura.

Lo que hace de Isabel el "villano", es exactamente el mismo motivo por el cual lo era Enrique VIII en Anna Bolena, utiliza su poder para satisfacer un impulso personal que no tiene nada que ver con su rol de monarca. En el caso de Enrique, su boda con Jane Seymour, en el caso de Isabel (o Elisabetta), quitarse de enmedio a una rival amorosa. Ambas reinas (Ana y María) son culpables de ser enemigas de alguien muy poderoso y de interponerse en su camino.

Pero lo que aporta María de nuevo con respecto a otras heroínas de Donizetti es que pese a todo no pierde su orgullo. Ella también es reina y como tal no va a ser doblegada tan fácilmente. Sin duda lo mejor de la ópera es el final del acto I, la escena del confrontamiento donde María después de haber soportado estoicamente las indirectas de Isabel, no sólo se defiende sino que además ataca. Esta escena es lo que hizo que censuraran la ópera en Nápoles, ya que al fin y al cabo, María le llama "Hija de puta" (literalmente, la trata de meretriz y después la llama vil bastarda) y eso es algo que no se ve en los escenarios todos los días. Sin duda ese sexteto final (y sobre todo la streta final) es de lo mejor de la ópera. Esta escena en cuestión también aparece en la obra de Schiller, pero añadiendo también que María declara ser la legítima reina de Inglaterra, dando más razones a Isabel para condenarla a muerte, ya que queda claro el acto de traición hacia su persona.

Como anécdota, las dos cantantes que estrenaron la obra María Malibran (María Estuarda) y Giacinta Puzzi Toso no se llevaban especialmente bien; así que en una de esta escenas, cuando María recitó sus frases la otra se lo tomó tan a pecho que le pegó un bofetón y ambas se liaron a hostias en el escenario. Eso, también contribuyó a que no hubiera más representaciones.

En el aspecto musical, estamos ante una ópera de bel canto de manual. Un coro de introducción, un aria de entrada con su cabaletta para la seconda donna, luego el tenor tiene su aria de entrada, un dúo,y así sucesivamete, cerrando la ópera con una gran escena final compuesta por la plegaria y la caballeta final. Todas de una belleza considerable y de una dificultad a tener en cuenta. La protagonista puede ser o bien soprano o mezzosoprano, y depende de la tesitura que tenga la protagonista suelen adjudicar la contraria a la otra reina, cuando en realidad, ambas pueden tener la misma tesitura (es decir, tanto María como Isabel podrían ser dos sopranos o dos mezzosopranos y no necesariamente, una mezzo y la otra soprano) O incluso contralto, ya que María Malibrán también cantaba papeles de esa tesitura.

A nivel personal he tenido la suerte de haber visto esta ópera en directo. Antes ya la conocía de haberla visto en DVD antes y lo cierto es que es uno de las ópera de Donizetti que más me gustan. Sobre todo pienso que el papel de María Stuarda queda mejor para una mezzosoprano o una soprano con buenos graves, ya que si no, la escena de la confrontación queda más sosa como me pasó a mí cuando la vi en vivo. Aún así la disfruté bastante.

De esta ópera aprendemos lo siguiente:

- Como decía la canción: Hijo de puta hay que decirlo más, pero hay también que tener cuidado porque puede tener consecuencias.
- No cabrees a tu jefe, aunque tengas razón.

GRABACIONES 

CD
Siempre si puedo elegir entre una grabación en vivo y otra de estudio, prefiero quedarme con la segunda porque la calidad de sonido siempre será mejor, sobre todo si hablamos de grabaciones de los años 60 o 70. De este título y que aún se encuentre en catálogo ésta es la única opción que he encontrado y aunque para algunos no sería la mejor opción, a mí me vale. 

 DVD
 Joyce Didonato es una de mis mezzosopranos favoritas, así que cuando lanzaron este dvd lo compré sin haber escuchado antes de qué iba la obra, pero bueno es Donizetti y me gusta bastante su estilo. Realmente no tengo quejas, tanto a nivel de vestuario como de escenografía, el director David Mcvicar ha sabido bien mantener el espíritu del libreto y a nivel vocal e instrumental no tengo ninguna queja. Hay algunos montajes más disponibles, pero éste me parece tan redondo que no tengo necesidad de adquirir un segundo y sin duda es la opción más recomendable.

Dejamos a los Tudor tranquilos, yo sigo con mis quehaceres y me despido por hoy. Para la próxima entrega que tardará, igual la dejo para el mes que viene porque estoy bastante liado, volveré con un título de Wagner que me falta. La única comedia que hizo y que es larga además. Y según dicen la ópera favorita de Hitler.

Nos vemos.

jueves, 16 de mayo de 2019

Duelo de reinas: Maria Stuarda, de Donizetti I


Vamos a seguir fantaseando con la Historia de Inglaterra, esta vez le toca el turno a dos reinas que en la vida real no se conocieron, pero ahí está la ficción y el arte para remediar ese pequeño detalle.

Maria Stuarda es una ópera en dos actos con música de Gaetano Donizetti y libreto de Giuseppe Bardari estrenada en la Scala de Milán el 30 de Diciembre de 1835.

Tiene una duración aproximada de 135 minutos (unas dos horas y cuarto).

BREVES DATOS HISTÓRICOS

Como Donizetti escribía óperas como si fueran churros, ésta en concreto fue en un principio un encargo para el Teatro San Carlo de Nápoles. Donizetti quiso hacer una adaptación del drama de Schiller, María Estuardo (Maria Stuart). Incluso le pidió a Felice Romani, con quien ya había trabajado en Anna Bolena, para que le escribiera el libreto pero Romani no estaba por la labor, así que se lo encargó a Guiseppe Bardari.  Donizetti se puso manos a la obra, pero cuando la presentó a la censura se la echaron para atrás porque el tema era poco adecuado. Así que cambió de libretista y en diez días adaptó la música a un nuevo libreto y a un nuevo título Buondelmonte. Esta obra se estrenó el 18 de octubre de 1834 y al público no le gustó. Esta versión está prácticamente olvidada hoy en día.

No pasa nada. Donizetti revisó la obra, volvió al libreto original y se la ofreció al año siguiente a la Scala de Milán, adaptando el papel principal a María Malibrán (una de las cantantes con mayor prestigio de la época) y con algunos cortes para contentar a la censura milanesa. La obra pues... tampoco gustó allí y tras seis representaciones la cancelaron. Habría que esperar a que el compositor se muriera cuando se volvería a representar en 1866 en Nápoles y con su libreto original sin censura. Nuevamente, como casi todas las obras de Donizetti, cayó en olvido y se volvió a ver en 1958. Desde entonces, ya se la tiene en cuenta. Dado que el manuscrito original se ha perdido, existen varias versiones con algunas variantes, como por ejemplo la división de los actos que en algunas versiones, la obra se divide en tres actos en lugar de dos, o la omisión de la obertura. La versión más usada es la de María Malibrán.

ARGUMENTO

La acción se desarrolla en Inglaterra, en 1587.


En la versión de Malibrán, por ejemplo, la obertura se suele omitir.

ACTO I

Escena I: Salón en el Palacio de Westminster

Los cortesanos regresan al Palacio después de haber asistido a un torneo de caballeros que se ha celebrado en honor al embajador de Francia, para así establecer los términos de una futura boda entre La Reina Isabel y el Rey Francés. Entra la reina (soprano lírica) y no se muestra muy partidaria de la boda, ya que ella está enamorada de otro hombre, el conde de Leicester, Robert Dudley.




Entre tanto, uno de sus consejeros, George Talbot (bajo) aprovecha para pedirle a la reina que perdona a su prima la reina de Escocia María Estuardo, acusada de conspirar contra la corona y del asesinato de su marido. En cambio, el tesorero, William Cecil (barítono) le aconseja todo lo contrario. Isabel, decide en un principio hacer caso a Talbot, pero también jura vengarse de María si confirma que ella es la causa por la cual Leicester no corresponde a su amor.

Entra Leicester (tenor lírico) e Isabel le da la bienvenida. Le da también un anillo de compromiso y le ordena que se lo de la embajador francés como señal de su voluntad con casarse con el Rey pero le dice que le una noche para que le tiempo a cambiar de opinión si es preciso. Leicester reacciona de manera muy fría ante es declaración lo que provoca una gran decepción en la Reina.

Se van todos y se quedan Talbot y Leicester solos. Talbot le muestra a  Leicester una carta y un retrato de la Reina María que ella le ha dado cuando la visitó en Fortheringhay y le pide ayuda, a lo cual Leicester acepta de buen grado, ya que siente algo por ella.


Se va Talbot y entra Isabel. Leicester aprovecha para darle la carta que María le ha escrito pidiendo una audiencia con la reina. Isabel, celosa, le pregunta si siente algo por María, a lo que Leicester le niega en rotundo, pero viendo su insistencia en pedir gracia por ella y el modo en que Leicester habla de María, hace que Isabel sospeche que hay algo entre ellos dos. Finalmente y sobre todo para salir de dudas, Isabel accede a reunirse con María.

Escena II: El bosque del Castillo de Fortheringhay (o Acto II en algunos montajes)

 
María (mezzosoprano o soprano lírico-spinto) pasea con su criada Anna (mezzosoprano) y rememora su juventud en la corte francesa.

Se oyen poco después los sonidos de una cacería y María se va apresuradamente para no querer enfrentarse a la reina, pero aparece Leicester y la convence de lo contrario además de ofrecerle su apoyo en el caso de que la reina se muestre excesivamente negativa. Entra la reina, acompañada de su corte  sus consejeros Talbot y Cecil. María se arrodilla a sus pies y le pide perdón y gracia. Pero Isabel, viendo que Leicester sólo tiene ojos para ella, la rechaza, diciéndole que es ahí en el suelo cubierta de polvo y vergüenza donde debería de estar y la acusa de haber asesinado a su marido. Leicester trata de interceder lo que provoca aún más a Isabel.


María, harta de que la humillen, se levanta y ante toda la corta insulta gravemente a Isabel. Como consecuencia ante tal agravio, es apresada y condenada a muerte.

ACTO II 

Escena I: Gabinete de la Reina en Westminster

Isabel aún no ha firmado la sentencia de muerte, pese a que Cecil la insta a que lo haga ya que tendría beneficios políticos con ello.


Entra Leicester y al verlo, Isabel firma la sentencia de muerte. Los intentos de Leicester por salvar a María son en vano y la reina lo obliga además a asistir a la ejecución.


Escena II: Habitación de María en Fortheringhay

María se encuentra preocupada por Leicester. Entran Cecil y Talbot quienes le muestran la condena a muerte. Cecil se va y María se confiesa a Talbot.


Le cuenta que se le ha aparecido el fantasma de su marido y afirma haber colaborado con Babington (un noble que había conspirado para asesinar a la Reina Isabel, pero ésto realmente no se explica en la obra), aunque reconoce que fue un error. Talbot le dice que rezará por ella.

Escena III: Antesala del patíbulo

Los cortesanos partidarios de María se reunen y se lamenta por lo sucedido. Entra María y les invita a todos a rezar con ella.


Se escucha el primer cañonazo que anuncia la ejecución. Cecil entra y le dice a María que la reina le ha concedido una última voluntad, a lo que María le responde que tan sólo dejen a Anna acompañarla hasta el patíbulo. Se oye el segundo cañonazo y aparece Leicester, quien insulta a Cecil por lo sucedido.


María no guarda rencor a nadie y desea lo mejor para Inglaterra. Con la cabeza alta y con toda la dignidad del mundo, se dirige hacia su inminente final al oír el tercer cañonazo.

domingo, 12 de mayo de 2019

El mejor tirador: Guillermo Tell, de Rossini II


ANÁLISIS

Guillermo Tell forma parte de esas obras que conocemos un trozo de ella porque la hemos oído en algún anuncio o película, nos gusta pero nunca llegamos a identificar de dónde viene. Me refiero, naturalmente al final de la obertura, los tres minutos finales que muchos piensan en ese Llanero Solitario cabalgando al galope al grito de "¡Hiyo, Silver!". 
De la historia de Guillermo Tell, por otra parte también la conocemos de oídas. No se sabe realmente si existió el personaje o no, pero sí forma parte del folclore suizo, como símbolo de la lucha por la libertad  y el amor paternal. A pesar de todo, los suizos tienen un museo en Bürglen dedicado a él y a toda su leyenda.

Por tanto no es de extrañar que el tema fuese del interés para los románticos. Y un tema muy adecuado para hacer un mega espectáculo teatral. Así que Rossini, ya cansado de su vida artística decidió despedirse por todo lo alto, jubilándose a los 37 años (justo los que tengo yo ahora) y viviendo de las rentas para el resto de su vida. Y aunque sea una obra bastante larga, eso no significa que sea compleja.

En realidad, en bastante simple. Todo se resume a la lucha contra la tiranía y la defensa por lo que es justo. Aunque el protagonista sea Guillermo, en realidad son los suizos, siendo ésta una obra coral donde el pueblo tiene su mayor representante en un sólo personaje, siendo todo lo demás secundario. Todo los demás detalles (como la relación entre Arnold y Mathilde) son más elementos secundarios y de relleno obligatorio para completar la ópera, ya que una ópera sin un conflicto amoroso no tiene muchas posibilidades de captar el interés del público. Todo ello unido a un bajo que hace de malo malísimo (Gesler), que al final acaba obteniendo su merecido.

Aún así, es de destacar la labor de los libretistas en adaptar el drama de Schiller, repleto de personajes y reduciendo de cinco actos a cuatro (ya que en el quinto, en la obra teatral tampoco aporta mucho). Algo que puede llamar mucho la atención es el hecho que Guillermo no posea realmente una gran aria, salvo la escena de la manzana, que tiene un pequeño arioso. Eso probablemente sea debido a que Rossini no se fiaría mucho de su barítono y prefirió darle las escenas de lucimiento a Arnold, el tenor, el cual tiene que dar a lo largo de toda la obra, nada más y nada menos que 28 do sobreagudos o do de pecho, lo que agota a cualquiera, además que su gran aria, tiene lugar en el cuarto acto, con lo que además se le exige una gran resistencia.

En cuanto a los papeles femeninos, pues más de lo mismo. No tienen apenas relevancia salvo Mathilde, que se debate entre el amor y su fidelidad a la patria, pero tarda poco en resolver su dilema al ver con sus propios ojos el sadismo y la crueldad de sus compatriotas frente al pueblo oprimido suizo. Rossini le escribe a este personaje varios pasajes de gran lirismo y belleza no exentos de dificultad. Peor suerte corre la esposa de Tell, Hedwige, la cual apenas tiene un aria y su participación está relegada a escenas de conjunto, siendo quizás la más destacada la de la plegaria del Acto IV.

Musicalmente hablando, se puede decir sin lugar a dudas que Rossini se despidió del mundo de la ópera por todo lo alto. La música es bellísima, llena de pasajes y momentos muy líricos como los dúos de Arnold y Mathilde, o tan trepidantes como las escenas corales y los ballets.  Hay una anécdota que cuenta que el director de la ópera, Louis Veron, se encontró con Rossini por la calle y le comentó que había escuchado el acto II de la obra y le había encantado, a lo que Rossini le contestó ¿Ah sí, Todo el acto entero? Esto se debe a que debido a la extensión la Ópera había hecho una versión reducida en 3 actos y sometiéndola a muchísimos cortes.

Hoy en día, es una obra que se ve poco en los escenarios debido a la dificultad, pues hay pocos tenores que se atrevan con ella y a su longitud. Es el problema general de la Grand-Opéra, componga quien la componga. Una lástima porque francamente es un espectáculo digno de ver y escuchar. En mi caso, no es una ópera que haya visto en directo y al igual que la gran mayoría, lo único que conocía era su famosísima obertura, pero una vez que me dio por escucharla entera he de admitir que es de las que más me gustan, aunque no es mi Rossini favorito.

De esta ópera podemos sacar las siguientes conclusiones:

- No provoques a tus subordinados que se te revelan y puedes acabar muy mal.
- Nunca hay que perder el espíritu de lucha y defender lo que es justo.

GRABACIONES 

CD

Pues éste fue el primer cd que compré para escuchar la obra y es una de las grabaciones más recientes. No es una grabación completa, ya que presenta algunos cortes en el acto I y en el acto IV, como la oración de Hedwige. Quitando ese detalle, a nivel de orquesta, cantantes y demás es agradable, no es una mala opción en absoluto.


Este cd se anuncia como la primera grabación completa de la obra y sólo por eso merece una oportunidad. Comparándolo con la grabación de Pappano es unos 15 minutos más larga y tiene como suplemento una ampliación del ballet del acto I, así como un final alternativo al acto III donde repite el tema del galop final de la obertura. A nivel musical está bien, tanto los cantantes como la dirección son buenas, pero la toma de audio me parece un poco mediocre para ser del 2013. Vale que después de cada numero no quiten los aplausos, pero que en el ballet se escuchen también el ruido de los pasos del cuerpo de baile me parece algo excesivo. Pero bueno, quizás sea de las más fáciles de encontrar en el mercado. Tampoco viene con libreto el cual ha de ser descargado vía internet (y sólo viene en francés, cosa que si no entendéis el idioma también fastidia bastante).


DVD 


Lo cierto es que no soy objetivo. Soy fan de Juan Diego Flórez, y creo firmemente que es el mejor tenor belcantista que tenemos en la actualidad. Así que cuando veo un título de Rossini, Donizetti o Bellini que sale él, ahí que voy yo de cabeza a comprarlo. Quitando el inconveniente de no llevar subtítulos al castellano, que en mi caso no es ningún inconveniente pues entiendo el francés y el inglés, para los que no, es un fallo importante. A nivel musical es magnífico, la escenografía podría haber sido mejor (ya que parece que estén rodando una película o algo así) pero al menos se entiende la trama. Es bastante recomendable.
Dejo a Tell tranquilo a que siga practicando con la ballesta y me despido por hoy. La próxima entrega seguiré con Donizetti y con otra de sus reinas, que también se basó en otra obra de teatro de Schiller. Una obra que en su día fue tan escandalosa que la censura la prohibió. Dos reinas enfrentadas por motivos políticos y ¿amorosos? Bueno ya os lo contaré.

Nos vemos.

sábado, 4 de mayo de 2019

El mejor tirador: Guillermo Tell, de Rossini I


En un momento dado, cualquier persona por muy humilde que sea, puede convertirse en un héroe. Éste es el relato de una de ellas.

Guillermo Tell (Guillaume Tell) es una ópera en cuatro actos con música de Gioacchino Rossini y libreto de Étienne de Jouy e Hippolyte Bis, estrenada en el Teatro de la Academia Real de la música de París, el 3 de agosto de 1829.

Su duración es variable según los cortes, pero ronda los 240 minutos (4 horas).

BREVES DATOS HISTÓRICOS 

El 28 de febrero de 1828, día en el que Rossini celebraba su cumpleaños (aunque él nació un 29 de febrero) se estrenaba en la ópera de París, un nuevo trabajo del compositor Daniel-François Auber, La muette de Portici (La muda de Portici), una enorme ópera de cinco actos con ballet incluido, en el cual al final, (¡¡Atención Spoilers!!) la protagonista, la bailarina que hace de muda, se tira por El Vesubio. Esa ópera pegó en su día un pelotazo y puso de moda el género de la Grand-Opéra Francesa, de la cual, ya hemos tratado en otras ocasiones. Rossini, por aquel entonces, estaba trabajando en una ópera cómica, Le Comte Ory (El conde Ory), de la cual hablaré en otra ocasión. Al mismo tiempo, había recibido el encargo de una ópera al estilo de Auber para la Academia Real de Música, y Rossini aceptó el encargo a cambio de una pensión vitalicia de 6000 francos de la época, independientemente si trabajaba o no. El mismo rey, Carlos X, aceptó las condiciones de Rossini y nuestro compositor estuvo trabajando a la vez en las dos obras. La ópera sería Guillermo Tell, una adaptación del drama del escritor alemán Friedrich Schiller

En el reparto principal, Rossini contaba con un buen elenco, entre ellos al tenor Adolphe Nourrit en el papel de Arnold y la ópera tuvo un éxito considerable. Con eso, Rossini dio por finalizada su carrera como compositor de óperas, aunque los motivos no están del todo claros. Entre que psicológicamente no estaba muy bien debido a la reciente muerte de su madre y el trastorno bipolar del que padecía, sus problemas de salud físicos (problemas de gonorrea) y que el ambiente socio político y cultural no era de su agrado, decidió retirarse y pasarse el resto de sus días a vivir tranquilamente, de los derechos de sus obras que aún se representaban y componiendo ya para su propio placer personal. Con 37 años, había compuesto 39 óperas y aún viviría cuarenta años más. Rossini era un gran amante de la gastronomía y de hecho él mismo también cocinaba, al parecer se le daba muy bien hacer macarrones y el paté de pollo con cangrejos a la mantequilla.

La ópera era bastante extensa, se dice que duraba una seis horas. En algunas ciudades de Italia, fue censurada y sometida a varios cortes, especialmente los ballets y algunos coros. En el caso de Milán, el libreto fue adaptado a la historia de William Wallace. En Francia, en cambio se llegó a representar hasta 900 veces y luego cayó en el olvido sobre todo cuando la técnica del bel-canto pasó de moda.

ARGUMENTO

La acción transcurre en Suiza, concretamente en el cantón de Uri,  en el siglo XIII.

ACTO I
El pueblo de Bürglen, en las montañas y cerca de un lago.

Un grupo de aldeanos preparan felices una triple boda que se va a celebrar. Entra tanto, un pescador, Roudi (tenor),  canta al amor, mientras Guillermo Tell (barítono) se lamenta por ver a su patria oprimida por los austríacos. Aparece el alcalde de la villa, Melchtal (bajo), junto a su hijo, Arnold (tenor lírico-spinto). Tell, le da la bienvenida y lo invita a pasar a su casa junto a su mujer Hedwige (mezzosoprano) y su hijo Jemmy (soprano ligera). Melcthal, recrimina a su hijo que no se haya casado todavía. Se van  y se queda solo Arnold, quien expresa su gran remordimiento, pues se ha enamorado de una princesa austríaca, Matilde, a quien salvó hace unos días de un alud.

Tell sale a su encuentro y trata de averiguar qué es lo que le pasa, pero no lo logra. Ambos deciden trabajar unidos para derrotar a los austríacos. Entre tanto se celebran las bodas y Melcthal bendice las novios. 

 

En ese momento, aparece un pastor portando un hacha llena de sangre. Este pastor, Leuthold, (bajo), ha matado a uno de los soldados de Gesler, el gobernador  porque estaba a punto de violar a su hija. Tell decide montarlo en un barca y llevarlo hacia el otro lado del lago. Los aldeanos rezan por él, y cuando llega Rodolphe (tenor), el capitán de la guarda austríaca, se molesta por los rezos y aún más cuando los suizos se alegran de que no hayan podido capturar al pastor. Bajo amenaza de muerte, Rodolphe exige a los aldeanos que delaten a la persona que ha ayudado escapar al pastor, pero Melchtal les anima a guardar silencio. Como castigo, Rodolphe lo ordena arrestar y les dice a sus hombres que saqueen el pueblo.

ACTO II
Un valle profundo a los pies de las montañas del Rütli.

Los austríacos están celebrando una partida de caza y entre ellos se encuentra la princesa Matilde (soprano lírico spinto). Como se va a hacer de noche, los austríacos y los pastores se retiran, pero Matilde se demora un poco porque ha quedado con Arnold. 



Mientras lo espera, se lamenta de su vida en la corte. Llega Arnold y ambos se declaran su amor, aunque éste es imposible dada las circunstancias.


Ella le sugiere que si alcanzara la gloria militar, quizás estaría mejor visto en su sociedad y así podrían estar juntos. A Arnold no le parece mala idea. Sin embargo, son interrumpidos por Guillermo y Walter Furst (bajo), así que Matilde se va corriendo.
Guillermo lo acusa de traidor, al igual que Furst y Arnold se defiende afirmando que lo mejor sería que él se fuera de esas tierras. Pero cuando Tell le cuenta que Gesler ha ejecutado a su padre, Arnold jura vengarse y decide unirse a la lucha. Poco a poco van llegando hombres de los otros cantones de Suiza y todos se ponen de acuerdo en luchar hasta la muerte por la libertad de su país.

ACTO III

Escena I: Una capilla en ruinas del palacio de Altdorf.

Arnold se reune con Matilde para despedirse de ella: Le confiesa que debe vengar a su padre, asesinado injustamente por Gesler.


Matilde condena ese hecho y se despide de él, reconociendo que su amor es imposible

Escena II: La plaza principal de Altdorf.

Todos rinden homenaje a Gesler (bajo) quien tras proclamar un discurso, ordena a los suizos que bailen para él.

 

También ordena que se inclinen ante un sombrero austríaco que ha colgado en un palo. Mientras todos los suizos se inclinan, Tell, se revela y no lo hace, lo que provoca la ira de Rodolphe, que lo identifica como el cómplice de Leuthold. Gessler, al ver que Tell va a acompañado de su hijo, le reta a un juego: dado que le ha llegado a sus oídos que es el tirador con mejor puntería de toda Suiza, le dice que pasará por alto su rebeldía si es capaz de partir en dos una manzana colocada en la cabeza de su hijo. Si no acepta, ambos serán ejecutados. Jemmy, su hijo, le anima a su padre para que lo haga  y Guillermo no tiene más remedio que aceptar.



Le colocan a Jemmy la manzana y Guillermo le dice que no se mueve. Prepara dos flechas, y con la primera acierta de pleno, partiendo la manzana en dos. Los suizos estallan de alegría. Gesler se fija en que tenía una segunda flecha y al preguntarle lo que pensaba hacer con ella, Tell le confiesa que estaba destinada para matarle a él si fracasaba. La confesión provoca la ira de Gesler que ordena arrestar a Tell y a su hijo para su inminente ejecución. Sin embargo, Matilde se levanta e intercede por el niño, alegando en nombre del Emperador que jamás permitiría que muriera un niño inocente. Gesler, lo libera, pero ordena que Tell sea encerrado en el fuerte de Kusnac para luego arrojarlo al lago y dejar que se lo coman los reptiles.  Mientras se llevan a Tell, el resto de los soldados cargan contra los suizos.

ACTO IV

Escena I: La casa de Melcthal.

Arnold se encuentra solo lamentando la muerte de su padre y sus deseos de venganza.



Llegan los conjurados suizos, y les comentan que Tell ha sido capturado. Necesitan armas para poder liberarlo, a lo que Arnold accede gustoso mostrándole todo el arsenal que su padre y el propio Tell habían estado reuniendo. Todos juntos juran venganza y se van para liberar a Tell.

Escena II: La orilla del lago Lucerna.

Creyendo que su marido y su hijo están muertos, Hedwige, se dispone a enfrentar ella sola a Gesler, pero es sorprendida por otras mujeres que la consuelen.
Aparece Matilde con Jemmy quien se reune con su madre y poco después entra Leuthold, quien les cuenta que los austríacos han liberado a Guillermo de sus cadenas para que pueda pilotar mejor la barca. Puesto que hay una tormenta, todos ruegan para que Guillermo esté a salvo. Efectivamente Guillermo llega a la orilla y se reune felizmente con su mujer y su hijo quien le entrega su ballesta. Entran también Gesler con un grupo de soldados. Gesler intenta capturar de nuevo a Guillermo pero éste lo mata con una flecha y Gesler cae muerto al lago.



Poco después, entra Arnold anunciando que Altdorf les pertenece y se alegra de ver a Matilde a su lado. La tormenta desaparece y sale un hermoso sol. Todos alaban la belleza de la naturaleza y celebran su recién reconquistada libertad.