¡Muy buenas a todos!
Hacía tiempo que quería escribir sobre una de mis pasiones favoritas.
El
mundo de la ópera. El arte más completo. Un arte que incluye música,
teatro, poesía, filosofía, arquitectura (si incluimos los teatros),
pintura (los decorados) y que sin embargo, tiene la fama de ser un
espectáculo dedicado sólo para pijos o gente de la alta alcurnia.
Nada
de eso. La ópera está dirigida para todo el mundo. El objetivo de este
blog es dar a conocer y compartir mi pasión con todo aquel que quiera
iniciarse en este mundo.
No va a ser un blog técnico.
No va a serlo, porque no soy musicólogo y no tengo la formación
suficiente como para hacer análisis en profundidad de cada una de las
obras. Voy a utilizar un lenguaje coloquial, en ocasiones en clave de
humor porque mi objetivo es que vosotros, lectores, os interese
profundizar más en este mundo.
Así pues, si eres uno
de esos que va a poner el grito en el cielo porque voy a decir algo que
consideres un anatema, no entres. En esta vida las cosas no hay que
tomárselas en serio. La ópera en un principio, son historias que a veces
nos hacen reír, llorar o pensar. Yo lo voy a contar tal y como lo
siento.
Mi sobrenombre... bueno no es muy operístico
que digamos. Señor Kamui, o Kamui-san. El personaje principal de un
cómic japonés (manga) inconcluso que me marcó en la juventud. Un joven
con la capacidad de elegir, pero que no tiene suerte en sus elecciones.
Vamos, un héroe trágico.
Como la mayoría de los héroes en la ópera.
Así, que empecemos desde el principio. Maestro, da Capo. Per Favore.
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