sábado, 6 de abril de 2019

Un tipo peculiar: Falstaff, de Verdi II


ANÁLISIS

Todo el mundo se cansa se hacer siempre lo mismo, o al menos casi todo el mundo. A muchos artistas les da igual tener que hacer lo mismo una y otra vez, pero son los menos. Por lo general, a los grandes genios les gusta explorar diversos cambios y encontrar la mejor manera de expresar sus sentimientos o su particular manera de ver el mundo.

Shakespeare era uno de ellos. Si bien lo conocemos principalmente por sus tragedias, también cultivó la poesía y la comedia. Y en el caso de Verdi, años y años haciendo sufrir y morir de amor a sus héroes y heroínas en el ocaso de su vida quiso por una vez, intentar hacer reír.

¿Lo consiguió? Eso depende del espectador, pero no es vano que el maestro gozaba con un libreto no muy extenso pero muy conciso y bien estructurado con escenas de gran comicidad dignas de Rossini.

Así dentro de la misma ópera nos encontramos con dos tramas diferentes, pero que se entrelazan, Por un lado tenemos la trama principal que es la de la broma que elaboran las comadres de Windsor (Alice Ford y Meg Page) contra Falstaff por querer jugar a dos bandas y querer aprovecharse de ellas y por otro tenemos la trama de Nannetta y Fenton para poder poder casarse y romper los planes del padre de ella de querer casarla con otro.

En cuanto al carácter de los personajes, vemos los típicos de la ópera buffa italiana: La pareja de jóvenes, el viejo verde, los criados listos y planes rebuscados y una resolución pacífica del conflicto, donde los que tienen que ganar ganan y los que tienen que perder, pierden pero con deportividad. A nivel argumental, Boito supo adaptar los cinco actos originales de la comedia de Shakespeare en tres actos con dos escenas cada uno, teniendo cada acto una duración similar. El número de personajes se ha reducido, así como ciertos acontecimientos que, si bien en el teatro pueden quedar bien, en la ópera ralentizarían mucho la acción, como por ejemplos varias visitas a la casa de Alice. También los amantes (Fenton y Nannetta) se expresan de una forma más breve y en todo momento se intercambian palabras de amor, pero nunca llegan a tener un gran momento a solas en escena.

Otro aspecto interesante es que hay un protagonista principal, que sería el barítono, Falstaff, y alrededor de él todos los personajes se relacionan pero casi de igual importancia. Es decir, no hay un gran papel para el tenor, o la soprano, pero todos se relacionan entre sí y todos tienen su momento. A estas alturas, ya no se llevaba las óperas de números cerrados y la música fluye sin interrupción. No es de extrañar que el papel principal sea para un barítono ya que ésta era la voz preferida de Verdi. Para el monólogo de Falstalff del acto I (L'Onore, Ladri!; El honor ¡Ladrones!), Boito lo adaptó de otra obra de Shakespare, Enrique IV donde también aparece Falstaff.

Con respecto a este personaje, originalmente, Shakespeare lo había llamado John Oldcastle, haciendo alusión a un antiguo líder religioso inglés que fue ejecutado por hereje cuyos descendientes se quejaron porque dañaba su imagen y así pasó a llamarse Falstaff que deriva su nombre de un noble (Falstof) que luchó contra Juana de Arco.

En el aspecto musical, como ya he comentado antes, no estamos ante una obra de números cerrados, sino que la música transcurre sin interrupción. Salvo los monólogos de Falstaff, el resto dispone de escenas de conjunto, con frases cortas y concisas. Todo ello, culmina con la conocida fuga final. Una fuga es una composición de dos a seis voces que ejecutan uno o dos temas musicales a distinto tiempo siguiendo unas reglas de escritura bastante complejas, y que eran muy populares en la música barroca.  Con ese punto final, Verdi supo decir adiós a un mundo que tantos éxitos y quebraderos de cabeza le había dado, dándonos a todos una gran lección de maestría, genialidad y humildad.

A nivel personal, lo cierto es que esta última ópera de Verdi no es que sea objeto de mi devoción. Tuve la suerte de verla en la Bastilla y recuerdo que me gustó, pero sin más. Igual es que aún no he visto una interpretación fuera de serie, pero pese a que la he estado escuchando mientras escribía estas dos entradas, no termino de verle el punto pese a que reconozco su gran valor artístico y su belleza, pero pese a todo, no termino de cogerle el punto.

De esta ópera podemos aprender lo siguiente:

- Cada persona es un mundo.
- Si te vas a emborrachar, hazlo rodeado de gente a la que confíes.
- Quien ríe el último, ríe el mejor... o simplemente es que no ha pillado bien el chiste. A mí eso me ha pasado.

GRABACIONES

CD

Una de las más recientes grabaciones y eso que es del 2001, osea que casi va a cumplir 20 años. Entre todas las que hay, me decanté por ésta porque el director Claudio Abbado me gusta mucho cuando dirige a Verdi y el elenco de los cantantes está realmente a la altura. El sonido es bastante bueno y no se hace pesada en absoluto.

DVD


Estoy seguro que debe haber mejores Falstaff que éste, pero qué queréis que os diga, me costó casi regalado este dvd (7 euros con los gastos de envío, en Amazon Francia). La colección Tutto Verdi tiene algunos montajes muy buenos y normalmente suelen ser fieles al libreto. Por tanto, éste como primera opción no está nada mal, quizás no tienes a cantantes de primera división pero es ameno de ver. Tanto el vestuario como la escenografía están ejecutadas con gusto y los cantantes hacen bien su labor. 
Pues nada, dejo a Sir John Fasltaff que disfrute de la vida y yo lo dejo por hoy. Como se acerca la Semana Santa, para la próxima entrega no haré ninguna ópera sino que escribiré un artículo sobre una de las obras de la música sacra más importantes de la Historia de la Música. Será una entrada única. A ver qué tal me sale.

Nos vemos.

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