miércoles, 12 de junio de 2019

El zapatero genial: Los Maestros Cantores de Núremberg, de Wagner II


ANÁLISIS

Aunque él mismo lo negase, lo cierto es que Los Maestros Cantores no fue su primera comedia, ya que su segunda ópera, Das Liebesverbot (La prohibición de amar) también lo era, pero como en su día fue un fracaso monumental, Wagner no la tenía en cuenta. Es más, renegaba de sus tres primeras óperas así que para él fue un gran cambio de registro después de haber escrito un drama tan intenso como Tristán e Isolda y también un cambio de estilo a lo que él estaba preparando pues ya tenía por la época en mente la historia épica de Sigfrido que como ya imagino que sabréis, acabó convirtiéndose en una serie de cuatro óperas (o dramas musicales para ser más exactos.) 

Es por tanto que llama portentosamente la atención de ver (y oír) cómo Wagner se desenvuelve en un género tan distinto. Pero tratándose de él, no nos iba a ofrecer una simple comedia romántica o de enredos como podríamos de esperar de Donizetti, sino que dentro de una simple historia de amor, esconde algo más.

Ese algo más es lo que hace que esta ópera sea particularmente interesante. Para empezar, el contexto histórico está bastante bien planteado mostrándonos en escenas personajes históricos reales, como la figura de Hans Sachs donde incluso en Núremberg tiene una estatua:


Sachs fue efectivamente, un poeta, compositor y también zapatero en el siglo XVI y tuvo una vida bastante longeva pues murió a los 81 años. También otros personajes de la ópera como Walther o Beckmesser también existieron pero están ligeramente modificados por motivos dramáticos.

Siguiendo con el contexto histórico, es destacable lo preciso que fue Wagner a la hora de documentarse. Tantos las melodías como las normas que David describe en el primer acto están perfectamente reflejadas. Pero también vemos en esta obra un interés en querer hacer algo nuevo y dejar de momento a un lado las tristes historias de redención y heroísmo.

Es en este punto donde realmente radica la grandeza de esta obra. En Los Maestros, no tenemos a héroes legenderarios que se sacrifican a sí mismos por el perdón divino o siguen fielmente un ideal, sino que son gente sencilla, del pueblo que trata de vivir su día a día de la mejor manera posible. Pero Wagner aprovecha también para lanzar un dardo envenenado a los críticos de su época, los cuales le criticaron por su forma de entender el arte y la música, haciendo un pequeño paralelismo entre los Walther y Beckmesser; siendo el joven un alter ego del propio compositor y el viejo funcionario los críticos. Aprovecha para ensalzar el arte alemán y de manera indirecta la lengua alemana por encima de todo y quien realmente decide quien pasa a la posteridad es el público. Todo eso queda perfectamente reflejado en el discurso final de Sachs, en la que afirma en el que arte debe estar al servicio del pueblo.

Probablemente esa visión nacionalista es la que atraería a los nacionalsocialistas y a Hitler, siendo ésta una de sus óperas favoritas; aunque la que más parece ser que era Rienzi. Curiosa elección, sabiendo que al final de esa obra el protagonista (que también es una especie de dictador) acaba muerto y Wagner renegaba de ella. Cosas que pasan

A nivel musical, como siempre estamos ante un trabajo colosal donde ya Wagner sigue investigado los recursos que ya puso en marcha con Tristán e Isolda. Aquí, por motivos obvios, nos encontramos con algunos números cerrados, como sería las canciones de Walther y la escena de la serenata de Beckmesser en el segundo acto, aunque está tan unido que no serían realmente números cerrados como tales. Cabe destacar también el magnífico preludio del acto I donde ya escuchamos el leitmotiv de los maestros, interpretados por los vientos metales. Así, también vemos que el final del acto II puede recordarnos al final del acto III de Los Hugonotes de Meyerbeer, ya que ambos terminan con la intervención de un sereno y todo el pueblo peleándose; si bien en el caso francés, la pelea era algo más dramática.

También Wagner aprovecha para hacer su propio "crossover" y cita a Tristán a Isolda en la primera escena de acto III y se puede ir un fragmento que recuerda en parte a su obra anterior. Pese a su duración, no es una obra que resulte especialmente difícil de escuchar; es más resulta menos pesada que Tristán o Parsifal. Puestos a iniciarse con los dramas musicales de Wagner, yo me inclinaría primero por escuchar las "óperas" (Holándes, Tannhäuser y Lohengrin) y ésta seria la primera de sus dramas musicales.

Por desgracia, no he tenido la suerte de poder ver esta ópera en directo. Tuve la oportunidad y de hecho compré la entrada para verla en la Bastilla hace unos años, pero cancelaron el espectáculo por una huelga que se convocó en protesta por la ley del trabajo. Me devolvieron el dinero, obviamente. A ver si tengo suerte y la veo algún día.

De esta ópera podemos sacar las siguientes conclusiones:

- En el mundo del espectáculo, el público es soberano. Así que si eres un artista, preocúpate por las críticas de tu público y no de los entendidos.
- A veces, hay que ser flexible con las normas.
- Nunca desprecies el arte antiguo, ya que todo está inventado. Actualmente el arte consiste en copiar bien. Esto me suena, creo lo dijo mi profesor de historia que tenía en el instituto cuando estaba en COU.
- Relativo a lo anterior, sí yo también fui a la EGB. De hecho me tocó un tiempo en el que algunos institutos tenía la EGB y otros ya estrenaban la LOGSE. En mi caso fue el penúltimo año que estuvo ese sistema educativo vigente. Y sí, esto no tiene nada que ver con la ópera pero a veces me gusta irme por las ramas.

GRABACIONES

CD


Solti grabó dos veces esta ópera y esta grabación corresponde a la segunda. Es un registro en vivo que se realizó en Chicago en 1995, pero parece una grabación de estudio. Muy destacable el Sachs interpretado por José Van Dam, así como el Walther de Ben Hepner. Sin duda es una grabación de referencia.

DVD

 Éste fue el primer DVD que compré y bueno... no está del todo mal, ya que tenemos a Van Dam como Sachs, pero no me termina de convencer Seiffert como Walther. El resto de cantantes no están mal, y tanto la orquesta como el coro y la puesta en escena cumplen pero no deja de ser algo...soso. Además creo que está descatalogado, así que tampoco os perdéis gran cosa.

 Éste en cambio lo compré motivado por el director, Philippe Jordan  a quien he visto en varias ocasiones y siempre me ha gustado su forma de trabajar. Este montaje en concreto, juega con la dualidad de Wagner y Walther y toda la trama transcurre en la casa de los Wagner, como si estuvieran leyendo la obra. Pese a no ser el montaje tradicional, creo que funciona bastante bien, aunque el tercer acto me parece un poco raro como si estuvieran en la ONU, o algo así. No lo considero una primera opción (creo que hay montajes mejores) pero teniendo en cuenta las mierdas de montajes que hacen en Bayreuth éste se salva. Para los que no pueden asistir al Festival, es una buena opción.

Pues dejo a los Maestros tranquilos y finalizo esta entrada. Si en algún momento adquiero algún dvd más de esta obra (y lo tengo en mente porque no he encontrado el montaje definitivo) ampliaré esta sección. También me despido de Wagner por el momento, ya que no dispongo del material necesario de las tres óperas que me quedan de este compositor (Die Feen, Das Liebesverbot y Rienzi) así que si alguien me quiere hacer un regalo ya le estoy dando ideas. Para la próxima entrega que espero que será pronto (ya paso de decir fechas) volveré con un autor nuevo y la historia de un poeta al que le cortan la cabeza. Eran los tiempos de la Revolución y la gente se divertía así, qué le vamos a hacer.

Nos leemos.

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