viernes, 14 de junio de 2019

El poeta de la revolución: Andrea Chénier, de Umberto Giordano I


¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar por tus ideales? Cuando se forma una revolución, siempre hay cambios drásticos y siempre habrá víctimas. Esta ópera es la historia de una de ellas.

Andrea Chénier es una ópera en cuatro actos con música de Umberto Giordano y libreto de Luigi Illica, estrenada en La Scala de Milán el 28 de marzo de 1896.

Tiene una duración aproximada de 140 minutos (dos horas y veinte minutos).

BREVES DATOS HISTÓRICOS

Giordano era hasta el momento de componer esta ópera un compositor básicamente primerizo. Se había presentado en 1888 con 21 años al concurso de óperas cortas que organizó el editor Edouardo Sonzogno, obteniendo un sexto puesto con su obra Marina. El ganador del concurso fue, como ya sabréis si os suena esta historia de algo, fue Mascagni con su Cavalleria Rusticana. El caso es que a Sonzogno, le vio futuro al joven compositor natural de Foggia, (región de Apulia) y le encargó una ópera entera, Mala Vita. No le fue mal y tampoco la siguiente, Regina Diaz (una especie de remake de María de Rohan de Donizetti), pero Giordano no estaba respondiendo a las espectativas del editor. Sonzogno estaba a punto de tirar la toalla con él, pero le dio una oportunidad más gracias al  compositor Filippo Marchetti quien intercedió por Giordano.
Sin embargo la idea para componer su cuarta ópera le vino del compositor Alberto Franchetti, quien estaba en Nápoles en 1893 asistiendo al estreno de una obra suya, le ofreció el libreto que Luigi Illica estaba escribiendo sobre la vida del poeta francés André Chénier. Giordano lo aceptó y se mudó a Milán justo al mismo edificio donde vivía Illica para acelerar el proceso, aunque no sirvió de mucho por el libretista estaba liado co-escribiendo el libreto de La Bohème, para Puccini.

De todas formas, Giordano e Illica se entendieron bien, y la obra no tardó mucho en terminarse. Pero aún así Sonzogno, no estaba pasando por un buen momento porque había tenido varios fracasos seguidos en la Scala y tenía puesta sus esperanzas en Giordano para remontar. Para colmo, el tenor original para el papel titular, Alfonso Garulli, lo rechazó porque tenía el presentimiento que la obra iba a ser un fracaso así que se lo dieron a otro, Guiseppe Borgatti, especializado en comerse marrones y a quien veís en la foto de aquí abajo.

Sin embargo y para sorpresas de los implicados, la obra tuvo un gran éxito tanto de público como de crítica. lo que permitió a Giordano obtener la fama y el dinero suficiente para poder casarse con su novia, a quien Guiseppe Verdi le regaló un abanico.

Y así Giordano se ganó su lugar en el complicado mundo de la ópera. A lo largo de vida escribiría unas 8 óperas más pero no han llegado a cuajar tanto en el repertorio como ésta.

ARGUMENTO

La acción se desarrolla en París y sus alrededores en el período de la Revolución Francesa (1789-93)

ACTO I
Salón de fiestas de la Condesa de Coigny, una tarde de 1789

Los lacayos de la la condesa están preparando la sala de fiestas para una recepción que la condesa va a celebrar esa misma tarde. Uno de ellos Gérard, (barítono) ayuda a sus compañeros a mover un sofá azul. Luego ve a su padre que también está moviendo muebles y tiene dificultades, pues ya tiene una edad en la que no debería hacer esos esfuerzos.


Gérard critica el sistema actual y asegura que no tardará mucho en caer. Pese al odio que siente hacia la nobleza, se le pasa pronto cuando ve pasar a la hija de la condesa, Maddalena de Coigny (soprano lirico-spinto o dramática) y a su criada personal, la mulata Bersi (mezzosoprano). Entra la condesa (mezzosoprano) para supervisar todos los detalles e incrimina a su hija que aún no se haya arreglardo. Maddalena obedece y se va, mientras Gérard suspira y expresa internamente sus sentimientos hacia ella.

Poco a poco van llegando los invitados. Entre ellos se encuentran el poeta André (Andrea) Chénier (tenor lírico-spinto o dramático). La condesa ha organizado un entretenimiento pastoral típico de la época. Poco después llega otro invitado, un abad (tenor lírico) que trae noticias sobre París, afirmando que es un caos pues se ha proclamado el Tercer Estado (reinvidicación de los derechos de las clases medias y bajas a participar en política; por resumirlo brevemente) y que la multitud está empezando a insultar al rey. Los nobles, se escandalizan. Entre tanto, la condesa para cambiar de tema le pide a Chénier que les recite algo, a lo que el poeta se niega. Sin embargo, Maddalena siente curiosidad por el joven y le insiste, sugiriéndole que les recite sobre el amor.


Entonces Chénier improvisa un poema sobre el amor a la patria y hace una crítica hacia los nobles que permanecen inmunes hacia la miseria de los pobres. El poema incomoda a los invitados menos a Maddalena, que queda conmovida. Para tensar más la situación, aparece Gérard con un grupo de campesinos pobres. Este suceso hace enfadar a la Condesa, lo que provoca el despido de Gérard quien se va con su padre. Tras este inconveniente, la condesa ordena a los músicos que sigan tocando la gavota que habían interrumpido y que siga la diversión como si nada hubiera ocurrido.

ACTO II
Alrededores del puente Peronnet en París, junio de 1794.

La revolución ha estallado y nos encontramos en pleno período del Terror, donde la nobleza está siendo perseguida, así como aquellos que se sospechen que son traidores a la causa. Chénier es un revolucionario y está sentado en un café esperando a su amigo Roucher (barítono). Éste llega y le da un pasaporte, aconsejándole que huya de Francia lo más pronto posible  porque está bajo sospecha de los espías. Chénier al principio rechaza irse por amor, pues está recibiendo cartas de una misteriosa desconocida, de la cual se ha enamorado. Roucher le convence que esas cartas pueden que sea una trampa así que finalmente, Chénier acepta por tomar el pasaporte.

 

Entre tanto aparecen los jefes de la Revolución, entre ellos está Gérard, quien se reune con un espía llamado El Increíble (tenor lírico) y le pide que busque a una mujer rubia. El Increíble, asegura haberla visto cerca de Bersi, a quien tiene vigilada así como a Chénier. Bersi, trata de quitarse al Increíble de en medio y poco después se reune con Chénier diciéndole que una mujer que está en peligro quiere reunirse con él esa misma noche delante del altar de Marat. Chénier acepta y Bersi se va.

Cae la noche y la misteriosa mujer aparece. Resulta ser Maddalena cuya vida corre peligro debido a su condición de noble.


Maddalena le pide protección y Chénier se la ofrece y ambos se declaran su amor. Lo que no saben, es que el Increíble ha visto el encuentro y ha reconocido a Maddalena como la mujer que busca Gerárd así que se ha ido a buscarlo. Gérard aparece y ataca a Chénier con la espada, quien se defiende y acaba hiriéndolo. Gérard, le aconseja que a su rival que huya, ya que su nombre está en la lista negra de Fouquier-Tinville, uno de los miembros del tribunal revolucionario. Chénier huye y poco después aparece una multitud para socorrer a Gérard quien afirma no saber quién es el culpable. Se desmaya y la multitud grita muerte a los Girondinos, pensando que ellos son los culpables.

ACTO III
El tribunal revolucionario

Para mantener la revolución, Francia necesita dinero y soldados. Gérard, quien se ha recuperado totalmente de su herida, hace un llamamiento para que la gente colabore. Por su parte, El Increíble anuncia que han arrestado a Chénier por criticar el gobierno de Robespierre. Le da a Gérard un documento para que éste lo firme.


Éste, a solas, se debate entre el deseo y la verdad, pues aunque Chénier no es enemigo de la patria y gracias a sus versos le inspiró su patriotismo, es su rival amoroso. Finalmente, acaba firmando todas la acusaciones que tienen contra el poeta.

Entra Maddalena, suplicándole que haga lo posible para salvar a Chénier. Incluso está dispuesta a acostarse con él si es preciso.


Posteriormente, Maddalena le narra lo miserable que está siendo su vida y como tanta gente es desgraciada por su culpa en especial Bersi, quien se ha visto obligada a prostituirse para cuidar de ella y lo único que la anima a seguir adelante es el amor. Gérard se conmueve y le promete que hará todo lo posible por ayudar a Chénier.

Llega la hora del juicio y Chénier es llamado a declarar.


El poeta se defiende valientemente. Cuando llega el turno de los testigos, Gérard declara ante todo el jurado que ha mentido en su declaración y que por tanto Chénier debería ser liberado. Desafortunadamente, no llega a convencer al jurado y declaran al acusado culpable y condenado a muerte en la guillotina.

ACTO IV
La prisión de Saint-Lazare


Chénier escribe su último poema y se lo da a Roucher. Aparece Gérard con Maddalena, quien soborna al carcelero para que libere a una presa y la ponga en ella en su lugar. Gérard conmovido, los deja para hablar con Robespierre e intentar salvarlos. Solos, Chénier y Maddalena se declaran y reafirman su mutuo amor.

Llega la hora, llaman a Chénier y a Idia Legrey, a quien Maddalena ha decidido suplantar.


La pareja, extasiada, se dirigen juntos hacia la carreta que los conducirá a su fatal destino. Gérard, desafortunadamente llega tarde, pero tampoco ha podido hacer nada pues Robespierre ni siquiera se ha dignado a verlo y le ha dado una carta diciéndole "Incluso Platón expulsó a los poetas de su República".

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