viernes, 12 de junio de 2020

El eterno debate: Capriccio, de Richard Strauss I


Volvemos con otra entrega más y esta vez vamos a hacernos la siguiente pregunta, ¿qué es más importante, la música o la poesía? Eso mismo, también se lo cuestiona la protagonista de la siguiente ópera.

Capriccio es una ópera en un acto con música de Richard Strauss y liberto del propio compositor y Clemens Krauss, estrenada en el Teatro nacional de Múnich, el 28 de octubre de 1942.

Tiene una duración de 142 minutos (dos horas y 22 minutos aproximadamente).

BREVES DATOS HISTÓRICOS

La idea de esa ópera se remonta a 1935, cuando el libretista Stefan Zweig, con quien Strauss compuso Die schweigsame Frau (La mujer silenciosa), en un viaje a Londres, descubrió el libreto de una ópera olvidada de Antonio Salieri,llamada “Prima la musica, e poi le parole” y pensó que Richard Strauss podría hacer una ópera de ese mismo tema. Sin embargo, las circunstancias del momento complicaron las cosas, ya que por aquel momento los nazis estaban en su apogeo y Zweig era de origen judío, así que Zweig se quedó en Londres y dado que en Alemania estaba vetado, recomendó a Strauss a su amigo Jospeh Gregor. Con este autor, Strauss compondría tres óperas más Friedenstag (Día de la paz), Daphne y Der Liebe der Danae, (El amor de Danae), pero Strauss consideraba demasiado poético para tratar el tema de la ópera. Así que finalmente, decidió adaptar el libreto que Gregor habría preparado para ese proyecto y entre él y el director Clemens Krauss elaboraron el libreto final.

Strauss tenía 75 años cuando compuso la que sería su última ópera. La ópera gustó en su día y actualmente, como gran parte del trabajo de Strauss no se ve mucho en los teatros.

ARGUMENTO

La acción transcurre en una mansión a las afueras de París en 1775

En un salón de una rica mansión, un sexteto de cuerda toca la última pieza compuesta por Flamand (tenor).


Junto a él está su amigo Olivier, un poeta (barítono) y ambos admiran la belleza de la anfitriona, la Condesa Madeleine, una joven y bella viuda. Ambos están enamorados de ella y discuten un poco sobre la importancia de la música y las letras. Al terminar el sexteto, se despierta La Roche, un director teatral (bajo) y afirma la superioridad de la ópera italiana pese a sus libretos algo mediocres. Los tres hombres discuten sobre ello y salen del salón.
Poco después hace su aparición, Madeleine (soprano) acompañado de su hermano el Conde (barítono). A ella le ha encantado la música que ha compuesto Flamand y al Conde, la obra de teatro que ha escrito Olivier y en la cual actúa una actriz llamada Clairon y quien va a venir a la mansión para ensayar. El conde, le pregunta a su hermana quién de los dos pretendientes logrará su corazón.


Vuelve de nuevo La Roche acompañado de Flamand y Olivier. La Roche le comenta a la Condesa lo que tienen preparado para su cumpleaños al día siguiente: Primero se interpretará una sinfonía compuesta por Flamand, luego la obra de teatro de Olivier y por último una “gran acción teatral”, cuyo título es una sorpresa. También anuncia que participarán dos cantantes italianos, cosa que no agrada ni a Flamand ni a Olivier. Los tres vuelven a discutir, pero los interrumpe la llegada de Clairon (mezzo-soprano)
El conde la presenta y la actriz pregunta por el guión de la obra. Olivier aprovecha para presentar un soneto que será clave en la obra y que trata sobre el amor. Tanto el conde como Clairon ensayan el soneto y al terminar, Clairon se lo da a La Roche para que plantee la puesta en escena. Tanto ella como el conde se van a ensayar y entonces Olivier aprovecha para recitar el soneto a la condesa. Flamand, se sienta al clavecín y empieza a improvisar basándose en el soneto. Poco después, se va corriendo.

Olivier aprovecha para declararle su amor a la condesa y ella se siente muy conmovida, pero no le responde. Vuelve Flamand, y comienza a cantar el soneto, la condesa se queda impresionada. Por su parte, Olivier no le ha gustado, porque según él la música ha deformado sus palabras, pero la condesa no está de acuerdo. Discuten sobre el asunto y entra La Roche buscando a Olivier para que haga un corte en la obra que ha escrito. Se va con él y Flamand aprovecha ahora para declararle su amor a la condesa. Ella por su parte lo cita en el mismo lugar que se conocieron, la biblioteca de la mansión mañana a las 11 y allí se le dará una respuesta.

Poco a poco vuelven todos, meriendan y tiene lugar un ballet para entretener a los invitados. Siguen discutiendo de la importancia de la música y la poesía.



Llegan los dos cantantes italianos (un tenor y una soprano) e interpretan un dúo, el cual abre un debate sobre la coherencia de la música con la letra.


Al terminar, La Roche anuncia que la Gran acción teatral será en dos partes y que la primera tratará sobre El nacimiento de Pallas Atenea, lo que provoca la risa de los invitados y el cabreo del empresario. La segunda, tratará sobre la caída de Cartago. Entre tanto los cantantes asaltan el buffet y comen todo lo que pueden. La Roche finalmente se defiende y acaba por explicar su función en las artes, manifiesto que deja a todo el mundo de acuerdo. Finalmente, la condesa propone que para unir las tres disciplinas,lo mejor es que hagan una ópera cuyo tema será los acontecimientos de esta tarde. Todos aplauden la idea y poco a poco se van retirando, incluido al pobre repetidor, quien se ha quedado todo el tiempo en el teatro y nadie le ha rendido cuentas.

Los criados van recogiendo la merienda y preparando la sala para el día siguiente.


El mayordomo anuncia a la Condesa que Olivier se presentará mañana a las 11 en la biblioteca para saber cuál será el final de la ópera. La Condesa se queda sola, toca con el arpa el soneto y no sabe a quién elegir si la música o la poesía pues ambas están ligadas. Flamand o Olivier...


¿Cómo podría terminar la ópera sin ser trivial? ¿Cómo poder elegir, cuando la elección de un elemento implica la renuncia del otro? Mientras lo piensa.. el mayordomo le anuncia que la cena está servida.

Y así... termina la ópera.

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