martes, 28 de mayo de 2019

El zapatero genial: Los Maestros Cantores de Núremeberg, de Wagner I


Las modas cambian, eso es un hecho. Sobre todo en el arte, lo que gustaba antes no tiene porqué seguir gustando ahora, pero de vez en cuando, siempre es bueno volver a los clásicos. Pero hay veces que las dos corrientes, lo tradicional y lo innovador se enfrentan. Sobre ese enfrentamiento, entre otras cosas, va la ópera de esta entrega.

Los Maestros Cantores de Núremberg (Die Meistersinger von Nürnberg) es una ópera en tres actos con música y libreto de Richard Wagner estrenada en el Teatro Nacional de Múnich el 21 de junio de 1868.

Tiene una duración total de 255 minutos (cuatro horas y quince minutos aproximadamente)

BREVES DATOS HISTÓRICOS

 En 1845 tras terminar Tannhäuser, Wagner estaba buscando temas para su próxima ópera y se interesó por la historia del Gremio de Cantores de Núremberg del siglo XVI. Como estaba algo agobiado y estresado, su doctor le aconsejó que se retirara a Marienbad, un balneario en Bohemia, y que no trabajara, aunque Wagner como era de culo inquieto pues como no le hice mucho caso, ya que siempre buscaba inspiración en todo lo que le rodeaba. Así pues, se le ocurrió que estaría bien hacer una ópera cómica sobre un concurso de canto. Para buscar información, Wagner se basó en un tratado de Historia de la literatura alemana escrito por Gervinius y también en una obra de Deinhardstein, que fue la fuente de inspiración para una ópera cómica del compositor Albert Lortzing, llamada precisamente Hans Sachs. Hoy en día, ni el compositor ni esa ópera son conocidos.

En julio de 1845, Wagner escribió un primer borrador, pero luego se interesó por otros temas y dejó el tema de los cantores abandonado durante...dieciséis años.  En 1861, Wagner volvió a interesarse por el tema, tenía más información que había sacado leyendo a Jacob Grimm y a Wagenseil e laboró varios borradores, terminando el definitivo en 1862. Lo primero que compuso, al parecer, fue la obertura que la estrenó en Leipzig el 31 de Octubre de ese mismo año, pero a ese concierto apenas acudió publico. Wagner siguió trabajando hasta que finalmente pudo terminar la obra el 24 de octubre de 1867. Según dice él mismo, "rió y lloró  mientras la escribía. La obra se estrenó en Múnich, al año siguiente y tuvo un gran éxito de público pero no de crítica.

Irónico, y profético porque el argumento de la obra va precisamente de eso...

ARGUMENTO

La acción transcurre en Núremberg, en el siglo XVI.


ACTO I
Interior de la Iglesia de Santa Catalina

Walther von Stolzing, un noble de origen francófono (tenor lírico-spinto) se ha instalado en Núremberg y allí a conocido a una joven del cual se ha enamorado, Eva, hija del rico orfebre Veit Pogner (soprano lírico spinto). La ha seguido hasta la iglesia y tras terminar los oficios, se acerca a ella para poder hablar y preguntarle si está comprometida. Eva, quien está acompañada de su criada y amiga Magdalena (mezzosoprano), también siente algo por el joven, y le contesta que está comprometida al vencedor del concurso de canto que organizan los Maestros Cantores y que tendrá lugar al día siguiente, así que le anima a que participe.

Tan pronto se van los feligreses, vienen los aprendices de los Maestros para preparar la sala donde se reunirán. Magdalena, le pide a su novio David, aprendiz de Hans Sachs, zapatero y Maestro Cantor (tenor lírico ligero) que ayude a Walther a tener éxito en su misión.

 

David, con mucho gusto, le explica que para ser Maestro Cantor tiene que componer una canción con letra y música original pero ciñéndose a unas estrictas y complejas normas, tantas que el pobre Walther no llega a entender bien del todo.

Finalmente entran los doce Maestros Cantores y van ocupando sus sitios. Uno de ellos, Sixtus Beckmesser, el escribano (barítono) está también interesado en casarse con Eva y le pide a Veit Pogner, el padre de Eva (bajo) que le hable a su hija a favor. Walther, se acerca también a Pogner y expresa su deseo de unirse al gremio de los Maestros, lo cual le sorprende de buena manera y se lo agradece, apoyándolo y dándole una oportunidad.

El panadero, Fritz Kotner, (bajo) abre la sesión y se presentan todos. Pogner les comenta a sus colegas el porqué ofrece su hija como premio al concurso y es porque quiere que se les reconozca a los burgueses su amor por las artes y no por los bienes materiales. Añade también que su hija tendrá el derecho de rechazar al ganador si no le complace, pero que sólo podrá escoger entre un Maestro Cantor.  Hans Sachs, (barítono bajo) propone que el público tenga también voz y voto en la elección de la canción ganadora, pero la idea no convence al resto de sus colegas. Pese a las quejas de Beckmesser, Walther se presentan a la prueba pese a declarar que no tiene ningún entrenamiento oficial. Beckmesser se dispone a ejercer su labor de marcador y se va un espacio cerrado con una cortina para anotar los fallos.

 

Walther canta con un estilo y una forma tan diferente que los Maestros no saben cómo reaccionar. Beckmesser sale con la pizarra llena de apuntes y empieza a enumerar todos sus fallos. Hans Sachs, por otra parte, afirma que la canción es algo extraña pero no por ello es mala en absoluto y quizás habría que juzgar al caballero con otras reglas. Pese a todo, la canción de Walther no convence a ningún otro y le rechazan su admisión al gremio.

ACTO II
Una calle del pueblo

Mientras otros aprendices cantan sobre el día de San Juan, Magdalena le pregunta a David cómo ha ido la prueba del caballero y David le da las malas noticias. También se entera Eva y que esa noche vendrá Beckmesser a cantar bajo su ventana la misma canción que presentará al concurso.


Por su parte, Sachs está intentando trabajar pero no logra concentrarse ya que está pensando en la canción de Walther.

Eva, al ver a Sachs intenta convencerle de que se presente al concurso para que le gane a Beckmesser simulando que siente algo por él pero Sachs le cambia de tema y le comenta lo sucedido con el caballero. Al ver la reacción de la muchacha, entiende que está enamorada del joven y decide ayudarles.

Llega Walther y reune con Eva. Para estar algún tiempo a solas, Eva cambia su ropa con la de Magdalena y piensan huir de la ciudad, pero Sachs, que ha escuchado la conversación enciende la luz de su taller para impedir que lo hagan, ya que no podrían salir de la calle sin ser vistos. De todas formas, se esconden justo en el momento que aparece Beckmesser para cantar su serenata. Sale Magdalena con la ropa de Eva asomada al balcón y Sachs empieza a entonar una canción acompañándose de los golpes de su martillo. Beckmesser aprovecha y le pide a Sachs que golpe con su martillo cada vez que cometa algún fallo.



Así pues, Beckmesser comienza su serenata, pero Sachs la interrumpe cada el dos por tres con sus martillazos. Con el ruido, aparece David, que al ver que Beckmesser le está cantando a su novia, piensa que es su rival y le pega un puñetazo. Todo ese escándalo hace que despierten a todos los vecinos. En ese momento, Eva y Walther intentan huir pero Sachs los sorprende y esconde a Walther en su taller y deja que Eva se vaya a su casa. Finalmente, con la llegada del sereno, todos se calman y se vuelven a acostar.

ACTO III

Escena I: El taller de Sachs

Es el día de San Juan. David se siente un poco avergonzado por lo que pasó la noche anterior, pero Sachs no le da importancia y le desea una buena fiesta. Luego se queda solo, reflexionando sobre lo que conduce a los hombres a la locura y los excesos. Aparece Walther, quien le describe un sueño que ha tenido y Sachs le explica cómo las reglas sirven para poner en orden esos pensamientos. Así, Walther consigue componer una canción de tres estrofas, logra completar en ese momento dos pero le falta un buen final para la tercera.

Se van para prepararse para el concurso y aparece Beckmesser, quien ve el poema escrito y piensa que es de Sachs. Cuando el zapatero vuelve, Beckmesser le acusa de querer participar en el concurso. Sachs le responde que no tiene intención de hacerlo. Entonces, Beckmesser le pide permiso para utilizar esa canción y Sachs se la da pero le advierte que no es suya y que es bastante compleja de cantar, aunque el escriba no le hace caso y se va, convencido de que ganará el concurso.

Entra Eva con el pretexto de arreglar un zapato para ver a Walther. Sachs, se lo arregla y entonces aparece el caballero, quien canta la última estrofa del canción. Eva y Walther se reunen y le pide perdón a Sachs, por jugar con sus sentimientos, pero Sachs le menciona que si algo ha aprendido de la historia de Tristán e Isolda, él no será como el Rey Marke y no se le ocurriría entrometerse.

 

Aparecen Magdalena y David. En ese momento, Sachs siguiendo una antigua tradición, bautiza la canción de Walther como "La canción del sueño matinal" y para que David sea un testigo válido, lo nombra oficial pegándole un cachete en la cara. Se van todos para la fiesta.

Escena II: Un prado cerca del río Pegnitz, a las afueras de Núremberg

Todo el pueblo se reune con alegría y cada cofradía (o gremio) presentan sus desfiles y los aprendices bailan. Finalmente llegan los Maestros Cantores y son alabados por el pueblo, especialmente a Sachs.

 

Empieza el concurso y Beckmesser canta la canción que le ha recibido siguiendo sus normas, pero la deforma tanto que no tiene ningún sentido y el público se ríe de él.

Beckmesser se defiende afirmando que esa canción se la dio Sachs y el zapatero lo confirma pero también proclama que esa canción no es suya y que sólo un verdadero Maestro Cantor podría interpretarla como es debido.



Llama a Walther y éste la canta, siendo un éxito absoluto. Eva corona a Walther y los Maestros Cantores le proponen entrar en el Gremio.

 

En un principio, Walther no quiere entrar, pero Sachs le advierte que no debe menospreciar a los viejos Maestros, pues el arte aunque evolucione y sea tan innovador y rompedor como el suyo, sólo podrá sobrevivir si se mantienen las viejas tradiciones alemanas y que perdurarán por siempre aunque el Imperio caiga. Tras su discurso, Pogner le pone a Walther la medalla de Maestro Cantor y Eva le quita la corona para ponérsela a Hans Sachs, entre los vítores de alabanza ante el mejor y más querido ciudadano de todo Núremberg.

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