En una época en la que las divas tenían bastante poder, no era de extrañar que los compositores escribieran papeles para su completo lucimiento. Ésta, es una de esas obras.
Armida es una ópera en tres actos con música de Gioacchino Rossini y libreto de Giovanni Schidmt estrenada en el Teatro San Carlo de Nápoles el 11 de noviembre de 1817.
Tiene una duración de 175 minutos (o dos horas y cincuenta y cinco minutos).
BREVES DATOS HISTÓRICOS
1817 fue un año bastante atareado para Rossini. En enero estrenó para Roma La Cenerentola, luego en mayo, La gazza ladra para Milán y para terminar el año ya tenía dos proyectos: uno para Nápoles, es que la ópera que nos ocupa y otra para Roma que sería Adelaide di Borgogna.
La ópera para Nápoles fue un encargo para el Teatro de San Carlo, el cual había sido reconstruido después de haber sido gravemente dañado por un incendio. Para este teatro, Rossini se basó en la obra de Torquato Tasso, Gerusalemme liberata, y encargó a Giovanni Schidmit que elaborara el libreto y escribió el papel principal para su amante, la prima donna del San Carlo Isabella Colbrán, así como el tenor principal se lo llevó uno de los tenores habituales de la casa, Andrea Nozzari. También para la misma compuso un ballet, cosa que no era muy común para el público napolitano.
El resultado fue una acogida más bien tibia, así que la ópera cayó pronto en el olvido. Actualmente, no se suele representar mucho debido a su extraordinaria dificultad.
ARGUMENTO
La acción transcurre en los alrededores de Jerusalén en la época de las Cruzadas (finales del sigo X y principios del XI)
ACTO I
Un oasis a las afueras de Jerusalén
Los paladinos están reponiendo fuerzas mientras esperan a su líder, Godofredo (tenor lírico). Éste llega y les recuerda a sus hombres que hay que celebrar el funeral del anterior líder, Dudone.
Mientras están en ello, llega una misteriosa mujer acompañada de su séquito y se presenta como la auténtica reina de Damasco y les pide ayuda para poder recuperar su trono que se lo ha usurpado su malvado tío Idraote (barítono o bajo). Los soldados se quedan ensimismados por la belleza de la joven y aceptan ayudarla, pese a que Godofredo no está del todo de acuerdo, pero al final lo acaban convenciendo. Godofredo forma un grupo de diez soldados y les dice que entre ellos elijan a un nuevo líder que los comande y ayuden a la princesa. Uno de los paladines Eustaquio (tenor lírico) propone a Rinaldo, idea que no agrada a otro caballero, Gernando (tenor lírico). Finalmente Rinaldo resulta ser el elegido.
Lo que no sabe Godofredo y el resto es que en realidad, todo es una trampa. La supuesta reina de Damasco, es en realidad la bruja Armida (soprano lírico- coloratura) y está trabajando para Idraote quien está junto a ella disfrazado de criado, a fin de debilitar a los cruzados esclavizando a los mejores miembros. Idraote deja a Armida sola justo en el momento que aparece Rinaldo (tenor lírico) y la reconoce, pues hace un tiempo Armida le salvó la vida al caballero y además está secretamente enamorada de él.
Discuten y Rinaldo acaba por reconocer que él está enamorado de ella. En ese momento llega Gernando con algunos caballeros y acusa a Rinaldo de ser un mujeriego. Éste se ofende, lo reta a un duelo y lo mata. Rinaldo cree que será perdonado pues se trataba de defender su honor como así lo piensan algunos de sus partidarios. Llega Godofredo y al ver la situación, considera que Rinaldo merece un castigo. Armida entonces, para salvarle, conjura una niebla que los despista a todos y escapa con su amado.
ACTO II
Escena I: Un bosque lúgubre
Astaroth, príncipe del Infierno (bajo) ha reunido a un grupo de demonios y otras criaturas para que obedezcan a Armida y en cuanto ella lo ordene, construyan un palacio mágico dedicado al placer. Se van y llega Armida con Rinaldo quien está totalmente prendido de ella. La bruja le confiesa su plan, pero al caballero no parece importarle mucho. Armida da la orden y con la ayuda de los demonios, transforma el bosque en un palacio.
Escena II: El palacio de los placeres
Armida le ofrece una canción a Rinaldo sobre el poder del amor así como un baile en donde diversas ninfas representan la propia historia de la pareja.
El resultado de todo este espectáculo es que Rinaldo olvida todas sus obligaciones y se entrega por completo a Armida.
ACTO III
Escena I: El jardín encantado del palacio
Dos caballeros del ejército de Rinaldo, Ubaldo y Carlo (tenores ligeros) entran en el jardín buscando a su líder. Se quedan embobados admirando la belleza del mismo, aunque son conscientes de que es realidad es una ilusión. Gracias a una varita mágica, logran deshacerse de las ninfas que tratan de seducirlos. De pronto oyen unos pasos y se esconden.
Entra Armida con Rinaldo quien está totalmente cautivado por la bruja. Cuando ésta se va, Ubaldo y Carlo salen de su escondite y tratan de convencerlo para que se una de nuevo a ellos.
Al principio Rinaldo los rechaza, pero al ver su reflejo en el escudo de sus camaradas, se da cuenta de su error.
A pesar de que sigue enamorado de Armida, reza a Dios para que le de fuerzas y escapa con sus hombres. Vuelve Armida, y cuando descubre que Rinaldo se ha ido, invoca a los poderes del Infierno para que le traigan de vuelta a su amado, pero por alguna razón el hechizo no funciona, así que ella misma se va tras ellos.
Escena II: Una orilla a las afueras del palacio
Armida logra llegar a la orilla antes de que los cruzados embarquen. Se enfrenta a Rinaldo y le pide que no la abandone o que al menos le permita luchar a su lado. Tanto Ubaldo como Carlo, convence a Rinaldo que sea fuerte y no la crea. Rinaldo sigue el consejo de sus amigos y rechaza a la bruja, aún estando enamorado de ella. Se van y se queda Armida sola. Reflexiona un momento sobre sus sentimientos y no sabe si guiarse por el Amor o la Venganza.
Al final, decide esto último: invoca a los demonios, quienes aparecen llevando su carro tirado por dragones y les ordena que destruyan el palacio. Furiosa, se monta en el carro y se va volando.
Los paladinos están reponiendo fuerzas mientras esperan a su líder, Godofredo (tenor lírico). Éste llega y les recuerda a sus hombres que hay que celebrar el funeral del anterior líder, Dudone.
Mientras están en ello, llega una misteriosa mujer acompañada de su séquito y se presenta como la auténtica reina de Damasco y les pide ayuda para poder recuperar su trono que se lo ha usurpado su malvado tío Idraote (barítono o bajo). Los soldados se quedan ensimismados por la belleza de la joven y aceptan ayudarla, pese a que Godofredo no está del todo de acuerdo, pero al final lo acaban convenciendo. Godofredo forma un grupo de diez soldados y les dice que entre ellos elijan a un nuevo líder que los comande y ayuden a la princesa. Uno de los paladines Eustaquio (tenor lírico) propone a Rinaldo, idea que no agrada a otro caballero, Gernando (tenor lírico). Finalmente Rinaldo resulta ser el elegido.
Lo que no sabe Godofredo y el resto es que en realidad, todo es una trampa. La supuesta reina de Damasco, es en realidad la bruja Armida (soprano lírico- coloratura) y está trabajando para Idraote quien está junto a ella disfrazado de criado, a fin de debilitar a los cruzados esclavizando a los mejores miembros. Idraote deja a Armida sola justo en el momento que aparece Rinaldo (tenor lírico) y la reconoce, pues hace un tiempo Armida le salvó la vida al caballero y además está secretamente enamorada de él.
Discuten y Rinaldo acaba por reconocer que él está enamorado de ella. En ese momento llega Gernando con algunos caballeros y acusa a Rinaldo de ser un mujeriego. Éste se ofende, lo reta a un duelo y lo mata. Rinaldo cree que será perdonado pues se trataba de defender su honor como así lo piensan algunos de sus partidarios. Llega Godofredo y al ver la situación, considera que Rinaldo merece un castigo. Armida entonces, para salvarle, conjura una niebla que los despista a todos y escapa con su amado.
ACTO II
Escena I: Un bosque lúgubre
Astaroth, príncipe del Infierno (bajo) ha reunido a un grupo de demonios y otras criaturas para que obedezcan a Armida y en cuanto ella lo ordene, construyan un palacio mágico dedicado al placer. Se van y llega Armida con Rinaldo quien está totalmente prendido de ella. La bruja le confiesa su plan, pero al caballero no parece importarle mucho. Armida da la orden y con la ayuda de los demonios, transforma el bosque en un palacio.
Escena II: El palacio de los placeres
Armida le ofrece una canción a Rinaldo sobre el poder del amor así como un baile en donde diversas ninfas representan la propia historia de la pareja.
El resultado de todo este espectáculo es que Rinaldo olvida todas sus obligaciones y se entrega por completo a Armida.
ACTO III
Escena I: El jardín encantado del palacio
Dos caballeros del ejército de Rinaldo, Ubaldo y Carlo (tenores ligeros) entran en el jardín buscando a su líder. Se quedan embobados admirando la belleza del mismo, aunque son conscientes de que es realidad es una ilusión. Gracias a una varita mágica, logran deshacerse de las ninfas que tratan de seducirlos. De pronto oyen unos pasos y se esconden.
Entra Armida con Rinaldo quien está totalmente cautivado por la bruja. Cuando ésta se va, Ubaldo y Carlo salen de su escondite y tratan de convencerlo para que se una de nuevo a ellos.
Al principio Rinaldo los rechaza, pero al ver su reflejo en el escudo de sus camaradas, se da cuenta de su error.
A pesar de que sigue enamorado de Armida, reza a Dios para que le de fuerzas y escapa con sus hombres. Vuelve Armida, y cuando descubre que Rinaldo se ha ido, invoca a los poderes del Infierno para que le traigan de vuelta a su amado, pero por alguna razón el hechizo no funciona, así que ella misma se va tras ellos.
Escena II: Una orilla a las afueras del palacio
Armida logra llegar a la orilla antes de que los cruzados embarquen. Se enfrenta a Rinaldo y le pide que no la abandone o que al menos le permita luchar a su lado. Tanto Ubaldo como Carlo, convence a Rinaldo que sea fuerte y no la crea. Rinaldo sigue el consejo de sus amigos y rechaza a la bruja, aún estando enamorado de ella. Se van y se queda Armida sola. Reflexiona un momento sobre sus sentimientos y no sabe si guiarse por el Amor o la Venganza.
Al final, decide esto último: invoca a los demonios, quienes aparecen llevando su carro tirado por dragones y les ordena que destruyan el palacio. Furiosa, se monta en el carro y se va volando.
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