lunes, 7 de enero de 2019

Un cuento de hadas ruso: Ruslán y Liudmila, de Mijail Glinka II


ANÁLISIS

Hay algunas obras que vienen de casualidad. En mi caso, fue  por un pack de óperas rusas que compré en dvd que incluía Boris Godunov de Mussorgsky, El Príncipe Igor de Borondin y el Ruslán de Glinka. Conocía de antemano las dos primeras, pero Glinka era por aquel entonces (me refiero a cuando tenía veinte años) un total desconocido. Y lo cierto es que esa ópera me sorprendió gratamente, sobre todo por lo que más se le criticó en su época que es el libreto.

Esto es probablemente debido a que Glinka y sus libretistas dieron por sentado que la gente conocía previamente la historia, de modo que si había algo que les chirriaba siempre podrían tirar de la base, es decir, el poema de Pushkin para rellenar los huecos. O como decían en un capítulo de Los Simpsons: "Si hay algo que no cuadra, lo hizo un mago". Aquí viene esa explicación como anillo al dedo porque además, tenemos tres; Finn, Chernomor y la bruja Naina.

Y es que el libreto abusa enormemente de los Deus ex macchina: a Liudmila la raptan dos veces por arte de magia, luego Finn viene en el último momento y con su varita mágica rompe el hechizo que tenía acarajotados a Ruslán y Ratmir en el castillo encantado de Naina y de nuevo es Finn que inventa un anillo mágico para romper el hechizo de la Bella Durmiente rusa. Por no contar el episodio de la enorme cabeza parlante. Lo cierto que Pushkin tenía que estar muy fumado cuando creó su particular cuento de hadas, pero todos esos elementos raros es lo que hace que la ópera sea atractiva y a su vez sea algo que no se haya visto antes en los teatros.

Sin embargo, esto tiene una contrapartida en los personajes, ya que tengo la sensación que todos tienen su momento de gloria y a su vez tienen poca participación, salvo Ruslán que es el claro vencedor. Es sin duda el personaje que más aparece, casi en todas las escenas salvo en la segunda del Acto II que es el momento de Farlaf y todos se ajustan al tópico. Los caballeros andantes fieles a la causa  (Ruslán y Ratmir), el caballero cobarde que da el toque cómico (Farlaf), la princesa cauiva pero llena de orgullo (Liudmila) la princesa que suspira por un amor no correspondido (Gorislava, que al final sí que le corresponden); el malo maloso (Chernomor y también Naina) y el súper mago que todo lo puede (Finn). Con todos estos elementos nos transportamos a un mundo fantástico en el que todo es posible... y yo que se lo agradezco porque es bastante agradable. Es un cuento de hadas, sin ningún transfondo filosófico, aunque si propagandístico, porque el principal motivo es hacer valer la grandeza de la cultura rusa. O lo que es lo mismo: decir a sus vecinos europeos (y a ellos mismos) que Rusia mola mazo. Y es verdad, la música romántica Rusa mola un montón. Bueno, rectifico, a mí me gusta un montón.

A nivel musical, cabe destacar la gran influencia italiana que se ve en la partitura de Glinka. Se sabe que por aquel entonces, hubo una compañía italiana que llevó a los escenarios rusos diversas óperas de Rossini, de las cuales Glinka tomaría nota, ya que el compositor fue en gran medida autodidacta. También en sus numerosos viajes, tuvo contacto con la Grand-opéra francesa y también lo vemos aquí con la inclusión de danzas en el Acto III y IV. De la escuela italiana vemos por el ejemplo el destinar el papel de Ratmir a una contralto (similar al Tancredi de Rossini), la cavatina de Liudmila, que recuerda a las escenas de Bellini. De hecho Anna Netrebko, soprano rusa comentaba de Glinka que era el "Bel canto Ruso". Esto también lo vemos en la escena de Farlaf, que de nuevo recuerda a Rossini y sus arias de los bajos bufos. Pero lo que hace especial es que gracias a que investigó la música folclórica rusa, la ópera suena a ruso. Y no porque esté cantado en ruso, sino porque utiliza diversos elementos del folclore para darle ese color. Eso sí, el papel protagonista no se lo lleva un tenor si no un barítono-bajo, cosa que sería tendencia en otras obras rusas (como en Boris Godunov o en Eugene Oneguin), pero esto sería debido al equipo de cantantes disponible más que a una preferencia personal.

Otro detalle que es de influencia italiana es el emplear la obertura temas que más tarde se escucharán en la propia obra, como es el caso del coro triunfante final.

También llama la atención el hecho de que el gran antagonista, Chernomor no canta (quizás por falta de medios) y que la cabeza gigante sea un coro masculino el que le da voz y no un bajo profundo (como haría Wagner con el dragón Fafner), supongo que sería la solución que vería Glinka como la más factible a la hora de dar una personalidad a una cabeza gigante parlante.

Como curiosidad, la serie americana Mom utiliza la obertura de esta ópera como su tema de cabecera. La serie en España se puede ven en el canal Neox.

En fin, veamos lo que podemos aprender con esta ópera:

- Aunque no lo parezca, todo tiene solución.
- Si metes la pata en el trabajo, siempre puedes usar la excusa que la culpa es de un mago. Igual cuela.
- Si eres un mago, procura que tu punto débil no esté tan a la vista, no vaya a ser que alguien te ataque en él y te destruya.
- Ser princesa tiene sus partes positivas pero en el fondo es un puto coñazo. Hazte guerrera mejor, coge una espada y lánzate a cortar cabezas. Mucho más divertido dónde vamos a parar. Y si alguien se lo pregunta, sí, esta lección es totalmente innecesaria y está por puro relleno.

GRABACIONES

CD - DVD


Por primera vez pongo las dos categorías en una sola porque en el fondo es lo mismo. No hay una gran variedad para elegir de esta ópera y me temo que una buena parte creo que ya está descatalogada. Aún así, yo dispongo como grabación de referencia el registro en vivo de la representación que se hizo en 1995 en el teatro Mariinsky dirigida por Gergiev y con un elenco cien por cien ruso. La puesta en escena es la clásica, es tal y como la dicta el libreto con los trajes regionales rusos y demás. Es destacable la presencia de una jovencísima Anna Netrebko, que ya dictaba maneras. Por su parte, la edición que podemos encontrar en el CD no lleva libreto y éste debe ser descargado por Internet, pero es bastante agradable. Sin duda la mejor opción para conocer este gran clásico ruso.

Con esto finalizo mi pequeño aporte al desconocido repertorio ruso. Dentro de dos semanas (para las dos últimas del mes de enero; quizás un poquito antes) volveré con más óperas y esta vez con una obra maestra del barroco. Una de romanos y egipcios.  A ver qué tal.

Feliz año nuevo, por cierto. Un poco tarde, pero da igual. Felices rebajas. Sí, igual eso va mejor.

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