lunes, 14 de octubre de 2019

Los riesgos de casarse a ciegas: Don Pasquale, de Donizetti II


ANÁLISIS

De vez en cuando nos apetece cambiar de género. Cuando vamos al cine y vemos siempre películas de superhéroes, hay un momento el que nos gusta ver una película de terror, una comedia o un drama épico. Lo mismo pasa con la comida o con los libros.

Con la ópera pasa exactamente lo mismo. Después de una serie de tragedias en las que los personajes principales no ven otra solución que la muerte para poner fin a sus problemas, en este caso vemos que es posible solucionar conflictos sin que tenga que morir alguien.

En el caso de Don Pasquale, una comedia que en cierto modo no aporta nada nuevo, ya que muchas situaciones seguro que las habremos encontrado en otras óperas anteriores, y también toma bastantes elementos de la clásica commedia dell'arte italiana, pero no por ello deja de ser divertida.

Como personaje principal, nos encontramos con el rol titular, un personaje destinado para la voz de un bajo bufo (Don Pasquale) y es una oportunidad para los bajos de demostrar técnica y también de divertirse un poco. Don Pasquale, se ve envuelto en un enredo al que le meten el barítono (Malatesta) y la soprano (Norina) para que acceda a que su sobrino, el tenor (Ernesto) se case con la chica de sus sueños (Norina). Si bien, es un papel que al principio nos puede caer antipático, debido a su racanería y a su firme rechazo por la novia de Ernesto, a la que ni siquiera conoce pero no es de su mismo estatus social, al final nos parece un personaje entrañable y le cogemos hasta cariño.

En este punto, es algo que nos podemos dar cuenta algo que Donizetti quiere enseñarnos sobre la condición humana y es que en el fondo todo ser humano tiene luces y sombras. También lo vemos de Malatesta, por ejemplo. Va de buen amigo del doctor, pero también se comporta de forma un tanto hipócrita cuando lo somete a todo ese embrollo, si bien en el fondo lo hace por su bien, para demostrarle lo equivocado de sus acciones.  Malatesta es quien lo lía todo y da sentido al drama, dirigiendo los hilos de los demás. En cierto modo, recuerda mucho a Fígaro de El Barbero de Sevilla, así como Don Pasquale nos recordaría a otro personaje de la misma ópera Doctor Bartolo.

Y siguiente la comparación (aunque hay comparaciones odiosas), no nos olvidemos del único personaje femenino de la obra. Un elemento curioso que encuentro en las óperas bufas es la gran cantidad de personajes femeninos interesantes y emponderados que nos encontramos. Mientras que en las tragedias los personajes femeninos se dejan guiar por los acontecimientos, en la comedia la mujer suele tener más iniciativa y su desarrollo suele ser más interesante. Norina es un gran ejemplo de ello. Ya en su aria de sortita la vemos como una mujer dispuesta a todo para conseguir lo que quiere, en este caso a Ernesto, al igual que Rosina haría lo imposible por quedarse con Lindoro (o Almaviva). Así es capaz de comportarse como una arpía, pero no en vano no deja de ser humana, ya que cuando después de pegarle el bofetón a Don Pasquale, la música cambia para reflejar que internamente piensa que ha llegado demasiado lejos, aunque por otra parte piensa que el fin justifica los medios.

Por último, quizás el personaje más flojo de todos es Ernesto. Es el más pasivo de todos, ya que no participa activamente de todo el complot hasta el final cuando canta la serenata, pero en el resto es casi un espectador de todo lo que está pasando. En cierto modo da también sentido a la obra, porque todo lo que pasa es por él, pero lo que resulta original en esta obra es precisamente ver al tenor relegado a un segundo plano. De hecho, la relación amorosa entre Norina y él se reduce tan sólo en un dúo casi al final de la obra, así como una pequeña intervención en la stretta final del acto II.

En cuanto al mensaje principal de la obra... bueno, depende de cómo la interpretemos. A día de hoy podríamos decir que es un mensaje para aquellas personas que están en la tercera de edad que piensan que pueden hacer lo mismo que cuando eran jóvenes, que sean prudentes y que no se lancen ciegamente a la aventura porque puede que salga mal.  Don Pasquale quería casarse con una jovencita y ésta casi lo arruina y lo maltrata. No es cuestión de renunciar al amor, pero sí de tomarse las cosas con calma y juicio.Hay quien podría ver una metáfora sobre los conflictos generacionales o simplemente la advertencia de no juzgar por las apariencias.

Musicalmente la obra no tiene desperdicio. Ya en la obertura nos encontramos con algunas melodías que oiremos a lo largo de la obra, como la serenata de Ernesto del tercer acto y el rondó final, o la cavatina de Norina. Luego nos encontramos con números para casi todo el mundo (incluso el coro tiene una pequeña y divertida intervención en el último acto ), menos para Malatesta que no tiene un aria para sí mismo, pero lo compensa estando prácticamente omnipresente en toda la obra. De hecho, es el único personaje que aparece en todas las escenas. Cabe destacar los momentos de gran agilidad que deben demostrar tanto el barítono como el bajo para ejecutar pasajes de una velocidad extrema casi a modo de trabalenguas y que son tan típicos de la comedia italiana, como el dúo que tienen en el tercer acto Don Pasquale y Malatesta.

Con respecto a los préstamos, de momento no he llegado a identificar los préstamos que tiene de L'ange de Nisida y de L'elisir d'amore, que son las dos óperas que tengo y he escuchado, así que las volveré a escuchar y estaré atento, así como Gianni di Parigi que no la conozco en absoluto y que al parecer Donizetti también tomó algo prestado. Es curioso que esa práctica del auto-plagio era muy común en el siglo XIX, pero hoy en día sería inadmisible que algún compositor hiciera lo mismo sin recibir un chaparrón de críticas negativas.

También se puede apreciar los momentos de parodia que tiene la obra sobre todo en la cavatina de Ernesto, con un solo de trompeta para darle mayor dramatismo y la escena del bofetón, donde cambia drásticamente el tempo. En lineas generales, Don Pasquale necesita un equipo de cantantes con una buena técnica y en el caso particular de la soprano una predisposición para la comedia. Pero en general creo que es una obra que para que salga bien, los cantantes deben pasárselo bien con lo que hacen.

Recientemente he podido ver la obra en La Maestranza de Sevilla, con el bajo Carlos Chausson en el papel protagonista.
En este montaje firmado por Laurent Pelly, centraron toda la acción en una pequeña habitación con un sillón que, cuando llega Norina pone patas arriba la casa. Un espacio atemporal que funciona bien con la obra. Una lástima que el tenor encargado de interpretar a Ernesto no se encontraba bien y no pudo cantar con demasiados acentos y tampoco en forte, con lo cual no se pudo lucir en sus escenas pero como ya he comentado antes, su papel tampoco es muy relevante para el buen funcionamiento de la obra. Con ésta ya son 6 las óperas de Donizetti que he podido ver en directo. Me pregunto si tendré la oportunidad en el futuro de ver más.

En esta ópera aprendemos lo siguiente:

- Hay que cuidar bien a nuestros mayores.
- Antes de comprometerte con una persona asegúrate de conocerla bien.
- A veces es mejor estar solo que mal acompañado.

GRABACIONES

CD 

Una grabación correcta. Muti dirige con precisión  y los cantantes están a la altura. Relación calidad precio es de lo mejor que se puede encontrar en el mercado actualmente, aunque es una lástima que esta edición, al ser la económica carece del libreto.

DVD 

A nivel escenográfico es genial ya que nos encontramos con una puesta en escena totalmente tradicional. Los cantantes están todos bien, se nota un montón que la Netrebko se lo pasó bomba haciendo de Norina al igual que sus compañeros. El tenor, Polenzani, quizás sea el punto más flojo, pero por lo general es un dvd de referencia.


Este montaje me venía en pack junto con La fille de regiment, ambas con Juan Diego Flórez como tenor principal. Ni qué decir que es un gran atractivo tenerlo como Ernesto y que está muy a gusto en el papel, pero el gran atractivo de este montaje (muy divertido y colorista) es el veterano Ruggero Raimondi en el rol titular. Sin duda, de tener que quedarme con uno de los dos, me quedaría con éste, aunque casi prefiero a la Norina de Netrebko que la de Isabel Rey. 
Hasta aquí llegaron las aventuras de Don Pasquale, para la próxima entrega volvemos al repertorio francés, con una obra que poco a poco va tomando su lugar en los escenarios y todo gracias a un dúo. Dos amigos enamorados de la misma mujer a la cual se le está prohibido amar...Dramón a la vista.

Nos vemos.

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