martes, 29 de agosto de 2017

Los amantes egipcios. Aida de Giuseppe Verdi. I


Para comenzar con este mundo apasionante, vamos a viajar al lejano Egipto. Al de los faraones.

Sí, a ese mismo. A ese en el que actualmente uno va para hacerse la foto delante de las enormes pirámides que desde lo alto veinte siglos nos contemplan mientras un nativo nos persigue para que le demos propina por algo o le compremos un llavero feísimo de la cabeza de Tutankamon.

Pero en la época de los faraones, ocurrió una hermosa historia de amor al que un viejo compositor quiso dar vida con su música, dejándonos uno de los espectáculos más brillantes y completos que se pueden ver actualmente.

Aida, es una ópera en 4 actos con música de Guiseppe Verdi y libreto de Antonio Ghislanzoni estrenada el 24 de diciembre de 1871 en el Teatro de la Ópera del Cairo en una primera versión y la versión definitiva se hizo en la Scala de Milán el 8 de febrero de 1872.
La duracción aproximada es de 150 minutos.

BREVES DATOS HISTÓRICOS

Vamos a trasladarnos a 1869. Por aquel entonces, Verdi ya había compuesto unas 23 óperas y la última hasta el momento, Don Carlos, le había dejado algo agotado. Por aquel entonces, en el Cairo, se estaba terminado de construir un teatro de ópera así como el Canal de Suez. El virrey, el jedive Ismail Pachá quería que Verdi honrase la inauguración de su teatro, el primero de África con un himno, a lo que se negó Verdi porque no le interesaba hacer obras de circunstancias.

El teatro se inauguró igualmente con una ópera suya, Rigoletto. Pero el virrey seguía interesado en que Verdi le honrase con una composición suya, ya para el Canal de Suez a ser posible ambientada en Egipto y que así ayudase a glorificar su ilustre pasado. Y tampoco lo consiguió, pero el jedive seguía en su empeño en que Verdi le hiciera algo. Tuvo la suerte, que a su servicio trabajaba un arqueólogo francés, llamado Auguste Marriette. Éste le dijo: "no te preocupes, que yo te lo soluciono y de paso aprovecho, para cogerte estos sarcófagos que tienes por ahí cogiendo polvo que me los llevo pal' Louvre que allí los cuidamos mejor". No literalmante, pero así es como yo me imagino la escena.

Dicho y eso Marriette escribió la historia, se la envió a Camile du Locle en París, quien ya había trabajado con el maestro en Don Carlos para que le pusieran en contacto. Así, Mariette consiguió contactar con Verdi, le envío una sinopsis de la trama y le dijo que si no le interesaba pues no pasaba nada que ya se lo enviaría a Ponchielli o a cualquier otro que tuviese huevos. A Verdi ya le gustó la historia de por sí, pero eso que se la dieran a otro le jodió en el alma y aceptó el encargo. Eso sí, puso un alto precio (unos 150.000 francos de la época, que era muchísimo dinero) y libertad creativa total.

Así pues, Verdi se puso manos a la obra. Contactó con Antonio Ghislanzoni, con quien trabajó también en la versión Italiana de Don Carlos y en la Forza del Destino, para el libreto. Tardó cinco meses en terminar la partitura. El estreno estaba previsto para Enero de 1871, pero la guerra Franco- Prusiana hizo que retardara el estreno, ya que Mariette estaba bloqueado allí con los decorados y el vestuario. Finalmente, en Nochebuena de ese mismo año, la ópera se estrenó y tuvo un éxito arrollador.

Para el estreno en Europa, Verdi añadió un aria más para la protagonista, su soprano favorita Teresa Stolz. Ese aria es el "Oh Patria Mía!" que se escucha en el tercer acto. También le compuso un preludio nuevo, mucho más largo que el actual, pero que al final descartó. Es esta versión, la que se representa actualmente. Y sí, también tuvo un éxito rotundo en Milán.

ARGUMENTO

La acción se desarrolla en Egipto, en tiempos de los faraones.

ACTO I

Escena I: Salón del palacio real de Memphis.

Egipto está en guerra contra Etiopía. El Sumo Sacerdote, Ramfis (bajo) le dice a  Radamés (tenor dramático o lírico spinto) que pronto anunciarán al caudillo que conducirá a los ejércitos a la victoria. Radamés sueña con el puesto y piensa dedicarla su victoria a su amada Aida (soprano drámatica o lírico spinto) en su famosa aria, Celeste Aida:


No, mucha luces no tiene el hombre, pero el aria es magnífica. En tanto que él sueña con la gloria, llega la hija del faraón, Amneris (mezzosoprano) que está colada por sus huesos, aunque para su desgracia no termina de ser compartido. Y justo después llega la tercera en discordia, Aida quien al ver a Radamés se le cambia la cara. Amneris, que no es tonta empieza a sospechar que estos dos están liados, pero todavía no tiene pruebas suficientes, así que le pregunta el porqué de sus penas, y claro ella le contesta que está preocupada por la inminente guerra. Los tres personajes se quedan un rato cantando para sí mismos, su conflicto interno.

A todo esto llega el rey (bajo) con su séquito y el sumo sacerdote. Un mensajero anuncia que las tropas etíopes están ya cerca de Tebas saqueando tierras y que están lideradas por su rey Amonasro (barítono) padre además de Aida. Ramfis anuncia que el caudillo que liderará las tropas será Radamés, noticia que es bien recibida por todos menos por Aida por motivos muy evidentes. Amneris le hace entrega del estandarte del caudillo y el rey le ordena que se vaya al Templo de Vulcano para purificarse. Todos se despiden de él deseándole que vuelva vencedor. Aida, se queda sola, debatiéndose entre su amor por los suyos y por el hombre que se va justamente a matarlos.


 
Escena II: Interior del templo de Vulcano.

Las sacerdotisas invocan a Ptha, dios egipcio equivalente a Vulcano y danzan en su honor. Una ceremonia mística liderada por Ramfis, corona y bendice a un entregado Radamés.

ACTO II

Escena I: Los apartamentos de Amneris en su palacete de Tebas.

Amneris se encuentra en sus aposentos con sus damas de compañía y otros esclavos que bailan y danzan para su entretenimiento y para celebrar la victoria de Radamés contra los etíopes. Amneris aún sospecha que Aida y Radamés se gustan pero para estar segura del todo, decide tender una trampa. Para ello, llama a Aida y le habla de buenas maneras. Cuando ve que la ingenua etíope ya confía en ella le anuncia que Radamés ha muerto en combate. Al ver su reacción, descubre toda la verdad, le anuncia que ella es su rival y Aida intenta ponerse a su altura (no olvidemos que ella es también princesa) pero para proteger a los suyos baja la cabeza e implora perdón. Para humillarla aún más, la invita a que la acompañe a recibir al caudillo.

Escena II: La puerta principal de Tebas.


El pueblo canta glorias y alabanzas por la victoria. Poco a poco a ritmo de una marcha triunfal van desfilando los guerreros egipcios y bailan en honor al faraón. Al final entra Radamés portando el estandarte y presenta al rey los prisioneros de guerra. Entre ellos, está Amonasro, a quien Aida reconoce en voz alta como su padre, pero no les dice que es el rey de Etiopía. Amonasro, pide clemencia para los prisioneros. El pueblo se compadece de ellos, pero los sacerdotes opinan lo contrario. Al final, como Radamés está de acuerdo en perdonarles la vida. Ramfis aconseja que al menos, Aida  y su padre se queden como rehenes. El rey acepta, corona a Radamés y le entrega a su hija Amneris en matrimonio. El pueblo alaba la sabia decisión.

ACTO III: De noche a las orillas del Nilo.

Amneris se reune con Ramfis para ir al templo y preparase para su boda. Vamos, que se va de despedida de soltera. Mientras, Aida ha quedado para verse en secreto con Radamés y sola se lamenta que nunca volverá a su hogar.

Mientras espera, llega su padre quien le pide que haga el favor que le saque información secreta a su novio sobre por dónde pasarán las tropas egipcias para poder sorprenderles y atacarles antes. Aida se niega, pero Amonasro empieza a chantajearla psicológicamente diciéndole que todos sus antepasados la maldicen y que ella no es su hija sino la esclava de los faraones. Al final, acepta.


Llega Radamés muy contento por a ver su novia y le anuncia que ahora cuando vuelva otra vez victorioso (sí, después de matar a más etíopes) le pedirá como premio su mano en matrimonio y pasando tres kilos de la pelmaza de Amneris. A Aida, evidentemente, no le hace gracia que su novio vaya matando a los suyos y le convence para que deserte y huya con ella. Al final accede y entonces Aida le pregunta que por dónde sería mejor pasar sin que las tropas egipcias les molesten y él responde que por el desfiladero de Napata. En ese momento, Amonasro se descubre y revela su verdadera identidad. Radamés se da cuenta que ha revelado un secreto de estado y para mayor colmo de males, Amneris, Ramfis y un grupo de sacerdotes los sorprende. Amonasro intenta asesinarla pero Radamés lo impide y los deja escapar. Radamés, se entrega voluntariamente.

ACTO IV

Escena I: El Vestíbulo al tribunal de justicia en Tebas. 

Amneris espera a Radamés para explicarle la situación. El joven está acusado de traición y ya que Aida ha muerto, él no quiere vivir. Amneris le dice que eso no es cierto, quien cayó fue el padre pero ella está en paradero desconocido. Le pide además que si la olvida y si se disculpa, ella va interceder a los sacerdotes para que lo perdonen. Pero él no le hace caso y pese a sus ruegos, él insiste en morir, pues ha traicionado a su patria. Se celebra el juicio fuera de escena. Los sacerdotes le piden explicaciones, pero Radamés no se defiende. Al final, es declarado culpable de alta traición y es condenado a morir enterrado vivo bajo el altar de Ptha. Amneris ha estado fuera escuchándolo todo impotente. Cuando salen los sacerdotes, implora por su perdón pero en vano. La princesa se va amargada y maldiciéndolos a todos.

Escena II: El templo de Vulcano y la tumba.

Radamés se encuentra bajo el altar de Ptha, esperando paciente a que la muerte lo lleve y sus últimos pensamientos van para Aida. Para su sorpresa, ella está allí. Había presentido que lo iban a condenar y ha decidido volver para morir con él. En el piso superior, las sacerdotisas y Amneris rezan a Ptha y los amantes se despiden del mundo terrenal, con la esperanza que la muerte los lleve pronto a un lugar donde puedan ser felices.

Así acaba esta trágica historia de amor. En la próxima entrega os explicaré lo que significa esta ópera para mí y algunas grabaciones destacadas, así las entradas no resultarán excesivamente largas.


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