miércoles, 19 de septiembre de 2018

El triunfo de la bondad: La Cenicienta, de Rossini I


Lo bonito que tienen los cuentos de hadas es que al final los buenos siempre ganan. O al menos en la mayoría, pues también los hay tristes y trágicos. Pero nos gusta ver que los buenos valores son recompensados. De eso, va la ópera de hoy.

La Cenicienta (La Cenerentola) es una ópera en dos actos con música de Gioacchino Rossini y libreto de Jacopo Ferreti, estrenada en el teatro Valle de Roma el 25 de enero de 1817

Tiene una duración de 150 minutos (dos horas y media)

BREVES DATOS HISTÓRICOS

La ópera fue un encargo del director del Teatro Valle, para que Rossini repitiera el éxito que tuvo con El Barbero de Sevilla, el año anterior, 1816. Rossini tenía por aquel entonces 25 años y aceptó el encargo. Se le propuso hacer una obra sobre el famoso cuento de Charles Perrault, pero Rossini no quería que hubiese elementos sobrenaturales, así que más que en el cuento, Jacopo Ferreti se basó más en otra ópera que se había estrenado en Milán dos años atrás del compositor Stefano Pavesi, titulada Agatina o la virtù premiata, obra que hoy en día no la conoce prácticamente nadie. Al compositor tampoco.
Rossini tardó aproximadamente tres semanas en componer toda la ópera, aunque para ganar tiempo no escribió una obertura nueva, sino que reutilizó la que empleó en su obra La gazzetta y para la escena final, tomó parte de la música que utilizó en el aria final de Almaviva para El Barbero (Cessa di più resistere) que, a su vez ya había sido reciclada de una cantata que escribió años atrás, Le nozzi de Teti e Peleo, para ser más exactos.

También le pidió a un colega suyo Luca Agolini, que le ayudara escribiendo los recitativos secos, un aria para el personaje de Alidoro y Clorinda y un coro que servía como introducción al acto segundo. Así, y con el titulo La Cenerentola ossia la bontà in triunfo (La Cenicienta o El triunfo de la bondad) subió a los escenarios y... lo cierto es que no gustó demasiado. Dos años más tarde, Rossini reemplazó el aria que escribió Agolini por una suya debido a que en esa producción cantaba un bajo que le gustaba especialmente y ya fue cuando realmente pegó el pelotazo. Actualmente, los añadidos de Agolini se omiten, salvo los recitativos que aún se conservan.

Esta obra sería la última gran ópera bufa que Rossini escribiría para Italia, ya que la siguiente, Adina o El Califa de Bagdad la compondría para Lisboa (una obra totalmente olvidada.) Habría que esperar a 1825 para que Rossini nos brindara otra obra de este género: El viaje a Reims. Pero eso ya es otra historia que quizás algún día os cuente.

ARGUMENTO

La acción se desarrolla en Salerno, Italia, a finales del siglo XVIII o finales del siglo XIX. 

 

ACTO I 

Escena I: Salón de la casa de Don Magnífico

Érase una vez, hace mucho mucho tiempo... o igual no tanto, vivía en un decadente palacio una joven llamada Angelina, aunque en su casa la llaman Cenicienta (Cenerentola) porque siempre está cubierta de hollín, ya que es obligada a trabajar como la sirviente de sus dos hermanastras, Clorinda (soprano ligera) y Tisbe (mezzosoprano) y de su padrastro, el déspota Don Magnífico (bajo-bufo). 

Amanece un nuevo día y las dos hermanas se visten y presumen frente al espejo. En cambio, la pobre Cenerentola (contralto o mezzosoprano) está en un rincón junto a la chimenea y canta una triste balada sobre un rey que elige la bondad y la inocencia frente a la belleza. 



A las dos hermanas les molesta y la mandan callar, aunque Cenerentola las ignora y sigue a su ritmo.

De pronto llaman a la puerta y entran un mendigo pidiendo limosna.Tanto Clorinda como Tisbe, lo insultan y tratan de echarlo, pero Cenerentola se apiada de él y le deja pasar y le da un poco de pan y café. En realidad, ese mendigo es Alidoro (bajo), el consejero del Príncipe Ramiro que está recorriendo el reino buscándole una buena candidata a ser su esposa. Viendo el resultado se va y vuelven a llamar a la puerta, pero esta vez es un grupo de cortesanos que anuncian a las hermanas que se va a celebrar un baile en el palacio del príncipe y todas las doncellas en edad casadera están invitadas a él. Las dos hermanas se ponen nerviosas y empiezan a dar órdenes a Cenerentola a diestro y siniestro, para desgracia de la pobre chica. Luego, Clorinda y Tisbe van a avisar a su padre, Don Magnífico, a quien despiertan y éste se queja porque estaba teniendo un buen sueño.  Pero se le pasa pronto cuando sus hijas le cuentan la nueva. 

Entre tanto, entra en la casa un joven vestido con ropa humilde. En realidad, ese joven es el Príncipe Ramiro (tenor ligero), que se ha acercado a la casa ya que Alidoro le ha dicho que allí vive la que podría ser su esposa, que es una de las hijas de Don Magnífico. A fin de que la chica que quiera ser su esposa lo ame por lo que es y no por su título, ha intercambiado su ropa con la de su escudero, Dandini (barítono). 

 

Se encuentra con Cenerentola y ambos se sienten atraídos a primera vista.

Entre tanto llega Don Magnífico y Don Ramiro se presenta como un sirviente del príncipe quien pronto se va a presentar en la casa, para llevarlas directamente al Palacio. Don Magnífico avisa a sus hijas y en poco tiempo se presente el falso Príncipe y las dos hermanas se pavonean ante él. Cenerentola le pide a su padrastro permiso para ir, pero éste se lo deniega. En ese momento entra Alidoro con el registro y le exige que se presenten las tres hijas. Don Magnífico afirma que sólo tiene dos, ya que una murió y cuando Cenerentola va a replicar que eso no es cierto, la amenaza para que se calle. Alidoro, se muestra ofendido, pero de momento no hace nada. 

Se van todos dejando a la pobre Cenerentola sola. Vuelve a presentar Alidoro, vestido de mendigo otra vez y en agradecimiento por haber sido bueno con él, le dice que él la llevará al baile. 

 

Al principio la joven no se lo cree, pero cuando se quita el disfraz, lo reconoce como al consejero del rey. Los dos se van juntos al baile.

Escena II: Salón del palacio de Don Ramiro

Dandini están enseñando el palacio a Don Magnífico y sus dos hijas. Envía al viejo a las bodegas y se queda solo con las jóvenes, quienes tontean con él y siguen su visita. 
Entre tanto, los cortesanos alaban el buen conocimiento que tiene Don Magnífico sobre los vinos y se divierten a su costa. Por su parte, Clorinda y Tisbe siguen coqueteando con Dandini quien les dice que pese a que las dos son muy hermosas, no puede casarse con las dos así que sugiere que aquella que él no elija se case con su escudero. Las dos hermanas se enfadan con la propuesta ya que consideran al escudero que es  vulgar y con poca clases (todo ignorando que están rechazando al propio príncipe.)

 

Entre tanto, Dandini y Ramiro logran quedarse a solas y éste le pregunta al otro qué tal son, a lo que Dandini responde que ninguna de ellas es apta para ser su esposa. Ramiro se pregunta entonces a quién se estaría refiriendo Alidoro, pues según él una de las sus hijas era bastante virtuosa. Se acerca el momento de ir a cenar y entra Alidoro, anunciado que se ha presentado una noble desconocida cuyo rostro está cubierto por un velo. Se reunen todos y poco después aparece Cenerentola, totalmente irreconocible y anuncia que sólo tomará como esposa a aquel hombre que le ofrezca respeto, amor y bondad. Cuando se descubre todos se quedan asombrados por la belleza de la joven. Don Magnífico, ve un enorme parecido con Cenerentola, así como Clorinde y Tisbe.

 

Cada uno expone su opinión sobre la situación y se van todos a cenar.

ACTO II

Escena I: Una habitación del palacio del príncipe

 

Don Magnífico está preocupado por la posibilidad de que la joven desconocida conquiste al príncipe, aunque sigue confiado que escogerá a una de sus dos hijas y esperando a que lo haga, ya que él se ha gastado todo el patrimonio de Angelina para vivir en el lujo y que con ese enlace podrían volver a tenerlo. Se van y entra Cenerentola huyendo de Dandini quien le está haciendo la corte. Ella finalmente acaba por decirle que ella está enamorada de su escudero, para mayor alegría de Ramiro, que aparece y acepta sus sentimientos.  Sin embargo, le dice que ella sólo tiene para ofrecer virtud y amor. Le entrega un brazalete, quedándose ella con el gemelo y le dice que la busque para que compruebe su verdadera fortuna. Y si cuando la vea, aún siente lo mismo que ella por él, entonces será suya. La joven se va y Ramiro, da por finalizado el juego y vuelve a recuperar su identidad como príncipe. 



Reune a un grupo de hombres y jura mover cielo y tierra para encontrar a la dueña del brazalete.

Entre tanto, Don Magnífico se encuentra con el falso príncipe y le pregunta con quien de sus dos hijas se va a casar. Dandini le confiesa que él no es el verdadero príncipe y que todo ha sido una farsa. 

 

Don Magnífico se enfada y Dandini lo echa del palacio.

Escena II: Salón de la casa de Don Magnífico

Cenicienta vuelve a sus harapos y sigue entonando su triste canción. Entran Don Magnífico junto a las hermanastras quienes le ordenan con muy malas formas que haga la cena. Cenerentola obedece y se van. 

 

Estalla una tormenta y a consecuencia de ello, Ramiro y Dandini se ven obligados a buscar refugio en la casa de don Magnífico porque su carroza se ha roto. A pesar de todo, Don Magnífico les da la bienvenida y ordena a Cenerentola que le acerque el sillón al príncipe. Ésta pensando que es Dandini se lo acerca a él, pero su padrastro la corrige y señala a Ramiro. Cuando ella lo ve, se asombra y le enseña el brazalete, haciendo que Ramiro la reconozca al instante.


Así Don Ramiro, declara ante todos que Cenerentola será su esposa, hecho que enfurece a Don Magnífico y a sus dos hermanastras, quienes la amenazan. Don Ramiro les adviert con tomar represalias si no la dejan en paz, pero Cenerentola los perdona. Cuando Don Magnífico le pregunta la razón por la cual no ha elegido a una de sus hijas, Ramiro les dice que para ellas él era un indigno y un plebeyo. Ramiro se lleva a Cenerentola a palacio y entra Alidoro, quien recuerda a las hermanas que un día él vino a su casa pidiendo limosna y la única que lo trató bien fue su hermana Angelina. Les aconseja que pidan perdón a Cenerentola, pues ahora va a ser su reina. Clorinde no está muy por la labor, pero Tisbe, más pragmática está dispuesta a hacerlo. Así Alidoro se muestra satisfecho por cómo ha terminado todo.

Escena III: Salón del trono

Ramiro presenta ante todos a Angelina. Entre los presentes están Don Magnífico y sus dos hermanastras. 

 

Ante todos, Angelina los perdona diciendo que ésa es su venganza y expresa su alegría mientras todos alaban la bondad de la joven. 

Y colorín colorado este hermoso cuento ha acabado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario