viernes, 5 de octubre de 2018

La intorencia religiosa: Los Hugonotes, de Meyerbeer II



ANÁLISIS

Los Hugonotes es una obra realmente compleja. Para entenderla bien, primero voy a explicar por encima el hecho histórico de la matanza de San Bartolomé, para después comparar cómo Meyerbeer su equipo de libretistas se basan en ese hecho parar crear lo que en apariencia, es una trágica historia de amor.

La matanza o la masacre de San Bartolomé tuvo lugar principalmente en París, aunque en días posteriores se extendió por otras ciudades francesas, la noche del 23 al 24 de agosto de 1572. Fue el resultado de una decisión del rey Carlos IX por consejo de su madre, Catalina de Médici y no tanto por motivos religiosos sino políticos.

Por aquel entonces Francia sufría una serie de guerras de religión. Dos años antes del trágico suceso que nos ocupa, se había firmado la paz de la Tercera Guerra de Religión (1570) en unos términos que no convencieron a ninguno de los bandos afrentados, los católicos y los protestantes. El término "hugonote" es un término despectivo que los católicos les pusieron a los protestantes franceses que seguían la doctrina calvinista y parece ser que deriva de la palabra "Hugues" haciendo referencia al rey Hugo Capeto, ya que en la primera Guerra de Religión, los protestantes decían ser descendientes de este rey.

La casa real francesa en un principio intentaba alcanzar un punto medio en el que las dos religiones pudieran convivir. De ahí la boda entre la hermana del rey Margarita de Valois (católica) con el rey protestante, Enrique de Navarra. Sin embargo, nadie estaba de acuerdo con esta boda, ni siquiera el Papa. La capital era fuertemente antihugonote, aún no tenían superado las consecuencias de las tres guerras de religión y denunciaban el derroche y el gasto que supondría una boda de ese calibre.

Para complicar más la situación, el Almirante Gaspar de Coligny era el líder del partido protestante. Sufrió un atentado y lo peor de todo es que el rey Carlos IX le tenía mucha estima, lo que provocó los celos de su madre. A consecuencia de ese atentando, los protestantes irrumpieron el palacio pidiendo justicia. Temiendo que eso podría provocar una nueva Guerra, Catalina de Médici sugirió que los protestantes deberían desaparecer. y apoyada por los consejeros católicos, forzaron al rey a tomar la drástica orden de matar a los líderes protestantes... sólo que la cosa se fue de madre y mataron a todo aquel que procesara la religión, incluido a Coligny a quien lo apuñalaron en su casa y luego tiraron su cuerpo por la ventana. Se calcula que murieron aproximadamente unas 3000 personas asesinadas esa noche.

Con este contexto, Meyerbeer nos presenta una historia que, básicamente es un Romeo y Julieta, un amor entre un protestante y una católica que reaccionan ante un serie de hechos que son incapaces de controlar pero que son provocados por una mezcla de un malentendido y el fanatismo religioso. O al menos así lo pinta el libretista Scribe.

Según vemos, el culpable de todo es Raoul por sacar conclusiones antes de tiempo y rechazar públicamente a su prometida, Valentine, porque la ha visto hablar con otro hombre (Nevers) y asumir que es su amante. Claro, si delante de la Reina dices que es un deshonor casarse con una católico cuando minutos antes, le dices que las vas a obedecer en todo, evidentemente se va a liar parda. Y mucho. Destacamos que los hechos históricos se desarrollan al mismo tiempo que los ficticios, pues el asesinato de Coligny, lo cuenta Raoul pero no lo vemos. También algo que sugiere Scribe, pero que tiene parte de verdad es la implicación católica civil al respecto. Aunque hubiera una conspiración política de por medio, París por aquel momento era una ciudad antiprotestante, y ese enfrentamiento lo vemos en el acto tercero, en la escena del duelo cuando las dos facciones se calientan y se insultan.

Aún así, Los Hugonotes no inventa nada que no se haya hecho antes. El año anterior (1835), Hálevy estrenó en la ópera La judía, también con libreto de Scribe y narra también la relación amorosa de dos personas con diferente religión, aunque la trama se parece más a la del Trovador de Verdi que otra cosa (aunque la de Verdi fue posterior), siendo el tema principal de ambas la tolerancia religiosa. En el caso de la obra que nos ocupa vemos el enfrentamiento personificado por dos personas, Marcel y Saint-Bris. Estos dos personajes representan cada uno el sector más fundamentalista de su religión, siendo Nevers el personaje que representaría el punto medio, el aceptable y el que debería haber triunfado pero por desgracia no fue así. Las consecuencias es que Saint-Bris cegado por el odio, acaba finalmente por matar a su propia hija, quien por amor, se cambia de religión.

Sin duda, el gran mensaje que nos quiere lanzar Meyerbeer con esta obra es que la religión no nos define como personas sino nuestros actos. Y es un mensaje que podemos aplicar hoy en día, quizás ya no tanto entre distintas ramas del cristianismo sino con otras religiones sobre todo con el Islam.

A pesar de todo, las razones por la que esta ópera ha caído en el olvido después que en el siglo XIX fuera una obra tremendamente popular y muy admirada por otros compositores. Así, a Verdi le gustaban especialmente el acto II y el IV, y el final de Las vísperas sicilianas, está bastante inspirado en esta obra (normal, el libretista era el mismo) y en La fuerza del destino se canta un "rataplan" que recuerda a la canción hugonote del tercer acto. Wagner, por su parte, también admiraba la obra y se inspiró en la escena del sereno y la escena del conflicto del tercer acto para su obra, Los Maestros cantores (el acto II). Berlioz también alabó la obra. Esto es por citar dos ejemplos conocidos. Las razones por la cual esta ópera no se ve ya tan a menudo en los escenarios son las siguientes:

- La longitud de la obra: Esta es una de las excusas que más fáciles se pueden rebatir, ya que si bien es cierto que la obra es larga, no lo es tanto como las obras de Wagner y sin embargó el alemán es más habitual en los escenarios. Si bien es cierto que la aportación del éste último a la música ha sido más trascendental que la de Meyerbeer, su música es mucho más fácil es accesible.

- Su dificultad: Esto es algo relativo, ya que todo depende de la técnica de cada cantante, pero dentro de su cuerda, los papeles son complicados. Incluso el papel de la reina; aunque no es un papel especialmente largo, si lo comparamos con el de Valentine, ella tiene probablemente la parte más conocida y sus pasajes de coloratura son complicados. Por su parte, Valentine, tiene que afrentar un largo dúo con Raoul, y su tesitura al ser hecha para una soprano con una voz muy concreta, no es fácil encontrar a alguien con su misma tesitura. Quizás la solución a este problema sería arreglar la partitura para las capacidades vocales de los cantantes de hoy en día, lo cual nos llevaría al tercer problema.

- Su elevado coste: La ópera ya fue muy costosa montarla en su día y actualmente también, ya que precisa de muchos recursos. Necesita una amplia escenografría, un coro lo suficientemente grande como para interpretar varias partes distintas al mismo tiempo (soldados católicos y hugonotes), un equipo de cantantes solistas (dos sopranos y una mezzo o contralto, un tenor, dos barítonos y un bajo) para los roles con cierta relevancia y 11 muy secundarios (los típicos de un noble católico, un sereno, una dama de compañía que no tienen ningún aria pero que participan en escenas de conjunto), un cuerpo de ballet y una orquesta en la cual haya un intérprete de la viola d'amore, un instrumento de cuerda en desuso, pero de la época de la trama para el aria de Raoul del primer acto. Sin mencionar, claro, todo el vestuario que hace falta para los intérpretes.Es por ello, que los teatros dejaron de montar este tipo de superproducciones y optaron por otras obras mas "económicas".

A nivel musical, Meyerbeer aplicó lo que había aprendido en su etapa italiana con lo que gustaba a los franceses. Así, en el segundo acto podemos ver una clara influencia en el aria de entrada de la reina, que pese a que tiene un aire francés, recuerda a las típicas entradas del bel-canto, con su cabaletta incluida. Otro aspecto a tener en cuenta y que me parece muy interesante es el uso del canto luterano "Ein ferste Burg" para definir a los hugonotes. Meyerbeer lo utiliza en la breve obertura y parte del personaje de Marcel utiliza este coral como base para sus intervenciones, de hecho, prácticamente todo su papel es una variación de este coral:


Hay versiones mejores de este coral, y si nos ponemos puntillosos, quizás los Hugonotes no hubieran cantado este coral precisamente, ya que ellos seguían la doctrina calvinista más que la luterana, pero teniendo en cuenta que éste es el himno protestante por excelencia y que Meyerbeer era alemán, es muy probable que estuviera familiarizado con la melodía (pese a que era judío). De todas formas, se agradece la intención de darle color e identidad a un grupo a través de una melodía específica, como si de un "cantus firmus" se tratara, esto es una melodía base de un canto que todo el mundo conoce a la cual se le añaden "capas" de nueva música por así decirlo pero que en el fondo se puede aún reconocer la melodía original. Este tipo de composición, era muy usual en la música religiosa antigua (Edad Media y Renacimiento). Este recurso hace que la obra adquiera una originalidad curiosa e invita a los oyentes a introducirse en la trama. Aunque después peca de anacrónico utilizando un minueto en el ballet que abre el último acto, pero está tan bien hecho que se lo perdonamos.

Con respecto a la música religiosa, y a modo de curiosidad en vez del coral luterano, quizás los Hugonotes hubieran entonado esto:


Con todo esto, Meyerbeer nos recuerda un trágico episodio de la historia de Francia, donde por la fuerza un grupo de hombres masacró a otros simplemente porque no estaban de acuerdo en la forma en la que hay que adorar a Dios, y en esa ceguera somos capaces de perder a seres queridos porque realmente olvidamos lo que realmente importa que no es a quien adoramos, sino cómo tratamos al prójimo. Una lección que deberían aprender los fundamentalistas... pero quizás la razón no sea Dios sino otra más terrenal.

De esta ópera saco las siguiente conclusiones:

-Si algún día a la humanidad le diera por sentarse a escuchar a sus semejantes, a ponerse en el papel del otro sin juzgarlo por su color de piel, credo u orientación sexual y no poniendo de excusa la voluntad de un ser todopoderoso que igual ni existe, quizás se acabarían los problemas que tenemos en el mundo.
- Antes de sacar conclusiones precipitadas, pregunta y confirma tus dudas. Las cosas no siempre son lo que parecen.
- Creo en un Dios que creó a los hombres y nos dio el libre albedrío para que en el tiempo en el que estamos en esta vida terrenal seamos felices y que mientras no nos hagamos sufrir entre nosotros, el cómo lo adoremos, si queremos adorarlo no importa. Y creo que no debería importar.

GRABACIONES

CD

A falta de una grabación mejor, sólo hay dos grabaciones disponibles; ésta y la de Joan Sutherland. Ésta es una grabación en vivo y al parecer es la versión más completa que existe. Lo único que no me gusta es el escuchar los aplausos al final de cada número, pero es manía mía. Ni a nivel vocal ni a nivel musical le encuentro pegas. Ésta es la edición actual y no cuenta con libreto, lo cual es una verdadera lástima. Pero no está mal a nivel de precio.

Por otra parte, la versión de Bonynge es una grabación de estudio, algo más breve pero tampoco lo es tanto y parece ser que sí dispone de libreto. El caso es que Sutherland, hace de Margarita, lo cual si la vas a comprar sólo por ella tampoco vas a apreciarla mucho ya que su papel es bastante breve. Es más cara que la anterior, y yo personalmente no la tengo, pero como últimamente Decca están reeditando su catálogo, me esperará a una futura remasterización.

DVD

Tampoco hay mucho donde elegir en el mercado audiovisual. Actualmente tan sólo hay disponible éste y otra puesta en alemán en una versión muy reducida. Esta representación en concreto, es además la última representación que hizo Joan Sutherland, diva australiana, antes de retirarse oficialmente de los escenarios. La calidad de imagen es algo viejuna, pero el sonido es aceptable y la puesta en escena es la clásica, así que es lo más cercano a lo que Meyerbeer tendría en mente. Por cierto, este montaje lo podeís ver en el Youtube.

Teniendo en cuenta que esta ópera ha vuelto a los escenarios de la Bastilla en septiembre de 2018 (la primera vez después de su última representación en el palacio Garnier en 1936) y en la temporada anterior, en Berlín, me gustaría pensar que podrían sacar al mercado una nueva representación. Yo lo compraría sin duda.

Con esto, dejamos esta trágica historia y nos vemos la semana que viene con otra enorme ópera francesa de un compositor nuevo en el blog basada en la mayor epopeya que jamás se haya escrito en latín. Es más yo traduje algunos pasajes en mi último año del instituto. La historia de un hombre que tuvo que huir de su tierra natal y enamoró a una reina mítica. 

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