viernes, 20 de abril de 2018

El descendiente del mal: Roberto el Diablo, de Giacomo Meyerbeer II


ANÁLISIS

Desde que empecé este blog siempre tuve en mente escribir sobre Meyerbeer. Lo cierto es que este compositor no era un total desconocido, ya que en alguna ocasión (me imagino que en la radio) había escuchado la que para muchos es su obra maestra, Los hugonotes. De hecho, mi primera intención era, precisamente hablar de esa ópera, pero como cuando empecé el blog no tenía material suficiente, decidí posponerla para más adelante. Sin embargo, tenía mucha curiosidad por Roberto el Diablo y saber el porqué de su éxito. Afortunadamente hace unos años, se representó en Londrés se editó en DVD y me lo compré como auto-regalo de cumpleaños. Y al escuchar la obra, por fin pude entenderlo.

Como comentaba en la introducción histórica, Meyerbeer tuvo muy buen ojo empresarial. Quizás el haber sido niño prodigio y además hijo de un empresario de éxito (un azucarero judío), supo entonces no sólo combinar su capacidad creativa sino también una buena mano para los negocios. De ahí que tuviera bastante éxito porque supo entender la realidad musical del momento y darle al público lo que quería en en ese momento.

Pero eso quizás no explica porqué Roberto tuvo tantísimo éxito.Se supone que el libreto está basado en un libro de caballerías del siglo XVII pero que en realidad aparte del nombre del protagonista y su origen, el resto prácticamente no tiene nada que  ver, así que podríamos estar hablando de una historia original. Una historia que tiene de todo: amor, elementos sobrenaturales, momentos cómicos, momentos de acción y por eso llega a todo tipo de público. Además los personajes son carismáticos y provocan empatía con el espectador.
Roberto no es el típico héroe romántico al que todo le sale bien, sino que se mueve siempre entre lo noble y lo picaresco, acompañado de su noble amigo Bertram, que al final resulta ser su padre y su peor enemigo, que lo putea siempre que puede. Luego tenemos los dos roles femeninos, que son las que velan por el bien del muchacho, Isabel (la típica novia) y Alice, mucho más interesante pues es la que al final consigue salvar a Roberto. Esta Alice, es sin duda la precursoras de las heroínas redentoras de la cual, Wagner a su manera crearía en sus obras maestras (como Senta o Elisabeth)

Pero no es sólo eso, sino además es la forma de presentarnos todos esos elementos era realmente novedosa. Para empezar, se hizo un gran hincapié en construir decorados para introducir la trama. Luego pusieron gran mimo en el vestuario y finalmente, en el punto musical vemos dos avances: el uso de una segunda orquesta fuera de escena y un coro, para provocar ese efecto de ultra tumba y sobre todo, el ballet de las monjas.

Porque seamos sinceros. A día de hoy, si quieres crear una historia de éxito, debe haber sexo, zombies y si provoca algún escándalo o indigna a alguien mejor que mejor y para ello nos metemos con la religión. Ya en el siglo XIX, Meyerbeer intuyó que si creaba una obra que diera que hablar le abriría las puertas del éxito y con su ballet de sus monjas corrompidas por el diablo que se alzan de sus tumbas para tentar a los jóvenes incautos que se le aproximen (lo que ahora llamaríamos monjas ninfómanas y zombies) sirvió de inspiración para el ballet, siendo el primero de los "ballets blancos", esto es escenas donde las bailarinas simulan ser seres sobrenaturales y además bailar con las puntas de los pies. Ejemplos:

´-Bailarina con tutú blanco diciendo: ¡Oh, soy un cisne encantado!: El lago de los cisnes de Tchaikovksy
- Bailarina con traje blanco diciendo. ¡Oh, soy una villi, un espíritu de una doncella despechada que te hará bailar hasta la muerte! Giselle de Adam,

Y así podríamos seguir con otros ejemplos del repertorio. Pues el que lo empezó todo, fue Meyerbeer con una escena con bailarinas de blanco diciendo: ¡Oh, soy una monja corrompida por el diablo dispuesta a seducirte! Hasta entonces, no se había visto en escena algo tan rompedor, y eso provocó que todo el mundo quisiera ver la ópera y fue un tema de moda. Hasta el pintor Degas, lo reflejó en uno de sus cuadros.

Pero sería muy injusto decir que Roberto el Diablo es sólo un ballet de monjas ninfómanas y zombies. El resto de la obra presenta números musicales muy buenos y muy pegadizos, como la Siciliana del primer acto, el aria de Isabel del cuarto y el trío del quinto entre otros.  A nivel técnico, la ópera tampoco es que sea fácil de cantar, el papel del tenor es agotador, pues está presente en todos  y cada uno de los actos, y las dos sopranos tampoco se quedan atrás.

Y es quizás, la dificultad técnica la razón por la cual las óperas de Meyerbeer han caído en el olvido. Fueron escritas para unos cantantes con unas características muy específicas y hoy en día hay pocos que puedan afrontar esos mismos retos, por no decir que las producciones serían muy costosas. Por otra parte, creo que ambos inconvenientes pueden resolverse. Para el primero, siempre se puede adaptar los papeles a la capacidad técnica del cantante que vaya a cantar el papel en concreto. Recordemos que Rossini adaptó el papel de Otello, un tenor para la voz de María Malibrán que era mezzosoprano, y en cuanto a la producción... bueno teniendo en cuenta la mierda de producciones que se hacen hoy en día, seguro que hay una forma de no invertir en lujosos decorados o vestuario.

Por tanto, si hubiera realmente un interés por presentar algo novedoso, quizás no estaría de más de rescatar algunos de los éxitos pasados. Igual hasta nos llevamos una sorpresa. Así pues, ¿qué aprendemos de esta ópera?

- No siempre aquellos que dicen ser tus amigos lo son. Hay algunas personas que sólo quiere llevarte por el camino.
- Mucho cuidado con hacer apuestas.
- Me pregunto por dónde quedará ese convento maldito con esas monjas ninfómanas y si aún seguirán activas. Aunque, por otra parte, si existieran creo que no sería muy agradable tener un encuentro con ellas, con ese olor a muerto y con las carnes caídas.

GRABACIONES

CD
 

Apenas hay grabaciones de esta ópera. Ésta es una de las pocas que hay y es un registro de una versión en concierto que se hizo en Salerno en 2012. No es una grabación completa, pues el ballet de las monjas no está entero, pero la toma de audio es buena y no está mal de precio. Por desgracia no incluye el libreto, éste hay que descargarlo y sólo está disponible en francés. No obstante, tanto la dirección de Oren como el equipo de cantantes hacen muy buen trabajo.
 
Como complemento, existe este cd de Naxos que incluye la música de Ballet de las óperas de Meyerbeer, y aquí si nos encontramos con el ballet de las monjas completo, así como el de sus otros trabajos. No resulta caro y francamente es muy entretenido de escuchar. 

DVD
  
Actualmente, es el único que existe. Lo que no me gusta del sello Opus Arte es la manía de no incluir subtítulos es castellano y sí en coreano. No sabía que en Corea del sur hubiese tanta afición a la ópera. Quitando eso, la puesta en escena es de tipo pop-art, muy colorista, pero bastante moderna. Es como si fuese un cómic escénico con colores muy vivos. Y sí, incluye el famoso ballet de las monjas saliendo de sus tumbas queriéndose enrollar con Roberto, interpretado por el americano Bryan Hymel, quien se está especializando en papeles del repertorio francés. 

Espero que al menos a alguien le haya entrado la curiosidad por esta obra y se anime a escucharla. Por mi, yo os dejo aquí y me despido para preparar la próxima donde volveremos a Rusia con un relato de un hombre que se obsesionó demasiado con el juego. Y con tres cartas para ser más precisos. Hasta la próxima y tened cuidado con las monjas zombies.

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