lunes, 18 de junio de 2018

Un canto a la libertad: Fidelio, de Ludwig van Beethoven I


¿A qué estaríamos dispuestos hacer para salvar a la persona que amamos? Siempre hemos oído o leído cuentos sobre príncipes que rescatan a princesas en apuros, pero no siempre es así. A veces, es la princesa la que tiene que rescatar al príncipe, y eso en el mundo de la ópera no es usual. Pero la protagonista de nuestra ópera de hoy tampoco lo es.

Fidelio es una ópera en dos actos con música de Ludwig van Beethoven y libreto de Joseph Ferdinand von Sonnleithner, estrenada en el Teatro An der Wien en Viena, el 20 de enero de 1805.

Tiene una duración aproximada de dos horas. (120 minutos)

BREVES DATOS HISTÓRICOS

En 1803, Beethoven recibió el encargo del Barón Von Braun de componer una ópera (o mejor dicho, un Singspiel) para el teatro vienés An der Wien, el mismo teatro donde doce años antes Mozart estrenaría La Flauta Mágica y que Beethoven vería en su adolescencia. Beethoven no tenía experiencia previa en el mundo teatral, y el primer libreto que le propusieron, una historia de romanos, no le satisfacía mucho, así que se buscó otro tema. El elegido fue un texto francés de Jean- Nicolas Bouilly, del género "ópera de rescate", al cual ya habían puesto previamente música otros compositores: Pierre Gaveaux (llamándola Leonora o El amor conyugal) y Ferdinando Paer, aunque éste último estrenaría su versión un año antes que Beethoven.

El día del estreno,la ópera constaba de tres actos y no tuvo éxito debido a que en 1805, Viena estaba ocupada por los militares franceses que no entendieron bien la obra, así como que resultaba algo largo. Su nombre completo era: Fidelio oder der Triumph der eheilege Liebe; (Fidelio o el triunfo del amor conyugal) Beethoven retiró la obra de los escenarios, revisó el libreto con la ayuda de Stephan von Breuning y la volvió a estrenar bajo el nombre de Leonore (con una obertura nueva, la que se conoce ahora como Leonore 3), el 29 de marzo de 1806. La obra tuvo un gran éxito, pero tuvo una fuerte discusión con el Barón Von Braun por temas económicos. Entre tanto, Beethoven no se sentía satisfecho con la obertura, así que para una representación en Praga le compuso una nueva.

Finalmente, para un posterior estreno en 1814, Beethoven volvió a revisar la obra una vez más. Pidió al libretista Georg Friedrich Trietske que le echara un cable, le escribió una obertura nueva y la estrenó en el teatro Am Kärntnertor (Viena) el 23 de mayo bajo el nombre actual, Fidelio y tuvo un rotando un éxito. Sin embargo, debido a sus problemas con la sordera y todos los quebraderos de cabeza que le dio ésta ópera, Beethoven no se animó a seguir produciendo obras para el teatro. Es ésta última versión, la que se suele ver en los teatros actualmente.

En total, Beethoven compuso 4 oberturas para esta ópera: la que hizo para Praga se conoce como Leonore 1, la de 1805 como Leonore 2, la de 1806 como Leonore 3 y Fidelio o Leonore 4, la de 1814.

ARGUMENTO

La acción transcurre en una cárcel sevillana a finales del siglo XVIII.

ACTO I
El patio de la prisión.

Jaquino, el ayudante del guardián de la prisión Rocco (tenor ligero) está enamorado de su hija, Marcelina (soprano ligera) y aprovechando que ella está sola bordando, se acerca y le declara su amor una vez más.

 

Le pide matrimonio, pero la chica le da largas y lo ignora porque está enamorada del nuevo ayudante de su padre, un joven llamado Fidelio. Llega Rocco (bajo) acompañado del joven y como está muy contento con él, le gustaría que aceptase la mano de su hija, pero él está más interesado en que Rocco lo lleve a las mazmorras secretas donde están los prisioneros políticos. Rocco le comenta que allí hay un hombre que, o bien ha hecho algo muy malo o tiene poderosos enemigos porque le han ordenado recientemente que le bajen la ración de comida. Fidelio insiste en ir, aunque Marcelina le pide a su padre que no lo haga. Rocco, admirado por la valentía del joven le da permiso para que lo acompañe. Fidelio se va con Marcelina a su casa.


Aparece el alcaide de la prisión Don Pizarro (barítono) y le dice a Rocco que el ministro Don Fernando va a venir a visitar las instalaciones. Ordena a Rocco que le diga a sus guardas que lo avisen de su llegada con el sonido de las trompetas. En cuanto a "ese prisionero" tiene planes para él, ya que esa misma tarde, Rocco deberá visitarle, hacerle cavar una fosa y luego liquidarlo. Rocco rechaza la orden pues él no es un asesino y Pizarro acepta de mala gana su decisión, pero le pide que cuanto hayan terminado de cavar lo avise para que él mismo disfrazado vaya y termine la faena. Se van y Fidelio ha estado viendo la conversación pero no sabe exactamente los planos de Pizarro.


En realidad Fidelio no es un hombre. Es Leonora (soprano dramática) y es la esposa de un noble llamado Florestán, amigo del ministro Don Fernando que ha desparecido misteriosamente. El ministro lo cree muerto, pero ella ha estado investigando y siguiendo el rastro de su marido la han llevado a ese lugar donde Pizarro, está ejerciendo un abuso de poder. Para poder llegar al fondo del asunto, se ha disfrazado de un hombre, Fidelio. Preocupada, cree que ese prisionero oculto es su marido y se teme lo peor, pero por otra parte no pierde la esperanza.

Llegan Jaquino y Marcelina, discutiendo una vez más y ven salir a los presos. Al parecer, Fidelio ha convencido a Rocco para que los deje salir a tomar un poco el aire.


Los prisioneros alaban la luz del sol y dan gracias por poder respirar aire fresco. Por su parte, Rocco le dice a Fidelio que esta tarde irán a las prisiones secretas e irán a visitar al prisionero. Leonora le pregunta por él, y Rocco no suelta mucha información, pero al menos sabe que aún está vivo, pese a que apenas le dan de comer o beber. Entra Pizarro, y colérico le echa la bronca a Rocco por haber sacado a los presos a tomar el aire y ordena de inmediato que vuelvan a sus celdas. Fidelio y los demás obedecen con resignación y los presos vuelven a sus celdas con tristeza.

ACTO II

Escena I: Una lúgubre y oscura prisión.


Efectivamente, el prisionero oculto es Florestán, el marido de Leonora. Pese a que apenas le quedan fuerzas, sigue teniendo esperanzas en Dios y piensa que un ángel, con la apariencia de su esposa vendrá para llevarlo al paraíso. Se desmaya.

Entran Rocco y Fidelio con dos palas y se disponen a cavar. Fidelio intenta averiguar la identidad del prisionero, pero dada a la poca luz que hay no lo logra. Mientras están cavando, Florestán se despierta y al pedirle algo de agua a Rocco, Leonora por fin reconoce a su marido. Hablan con él y Leonora le da un poco de pan que tenía en el bolsillo. Rocco acepta que se lo de porque sabe que le queda poco tiempo de vida. Rocco avisa a Pizarro y éste aparece y le piden que los deje solos, Rocco y Leonora obedecen, aunque ella luego se escoden para ver qué es lo que Pizarro va a hacer.


Pizarro le revela a Florestán su identidad y proclama su venganza por lo que él le hizo en el pasado. Saca una daga y un cuando está a punto de apuñalarle, Fidelio se pone delante y revela su verdadera identidad ante el asombro de todos los presentes. Amenaza a Pizarro con una pistola y entre tanto suenan las trompetas anunciado la llegada del ministro. Entran Jaquino, acompañado por unos soldados buscando a Pizarro, ya que el ministro quiere verle. Pizarro se va jurando venganza y se quedan solos Florestán y Leonora felices de estar otra vez juntos.

 

Entra Rocco y les dice que el ministro ha pedido ver a todos los prisioneros y dado que él es el único que no está en la lista, Pizarro va a tener que dar muchas explicaciones. Florestán y Leonora lo acompañan, dispuesta a que por fin se haga justicia.

Aunque no figura como parte del libreto original, en algunas montajes y siguiendo una costumbre que puso de moda el compositor y director de orquesta Gustav Mahler se interpreta en este momento de la obra la Obertura Leonore 3, a modo de intermezzo.


Escena II: El patio de la cárcel.

Tanto los prisioneros como sus familiares están reunidos allí, bajo la atenta mirada del ministro Don Fernando (bajo), quien por orden del rey, ha concedido la liberación a todos los presos. Asombrado, ve a Florestán, a quien él creía muerto y Rocco le cuenta el intenta de asesinato de Pizarro y cómo Leonora ha salvado a su marido pasándose por un chico a quien él quería que fuese su yerno, para asombro de la pobre Marcelina, que hasta ahora no lo sabía. Don Fernando ordena que le quiten a Florestán sus cadenas, cosa que la misma Leonora hace y ordena que encierren a Pizarro.


Leonora demuestra a todos que el verdadero amor es más fuerte que el miedo y todos se unen en un único canto alabando a la valiente esposa.

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