sábado, 30 de junio de 2018

Un competidor tramposo: El cazador furtivo, de Carl Maria Von Weber II


ANÁLISIS

Weber quería ante todo darle a Alemania una señal de identidad propia y sin lugar a dudas, con El Cazador, lo consiguió, dando así paso a la ópera romántica. Es un compositor al que tengo algo descuidado, ya que ésta es la única obra suya que conozco y pese a que me entusiasma enormemente, no me ha dado por buscar más cosas de él.

Mi interés por la obra comenzó cuando veía por la televisión un programa de música clásica presentado por el difunto Fernando Argenta, llamado Clásicos Populares, y era un programa infantil. En uno de ellos, cantaron el Coro de los Cazadores y se me quedó grabado en la memoria. Ya con el tiempo, pude escuchar la obra y me entusiasmó enormemente. Con respecto a la melodía de ese coro, tengo la partitura que viene en el segundo libro del Método Suzuki para violín y es una pieza que quizás interprete algún día en las audiciones de la Escuela de Música donde estoy estudiando. Aún no he tenido la suerte de ver la ópera en vivo.

A nivel argumental, la ópera no tiene mucho transfondo. La gran novedad que encontramos en que por primera vez, no tenemos a personajes nobles como protagonistas sino gente sencilla del pueblo. Si tomamos como referencia los precedentes Singspiels más conocidos, Fidelio y La Flauta Mágica, vemos que tanto los protagonistas como sus antagonistas, pertenecen a la nobleza, mientras que en El Cazador, pasa justo lo contrario, Max es un  hombre de pueblo y Kasper exactamente lo mismo. Si bien esto, en Italia ya pasaba con las óperas semi-serias, por aquella época, Rossini había ya compuesto una ópera llamada La gazza ladra (La urraca ladrona) cuya protagonista, es precisamente una muchacha de pueblo, pero en Alemania no era tan común.

Pero sin salirme mucho del tema, los personajes son tan simples que el mismo argumento te revelan sus motivaciones. Max está enamorado de Agathe y haría lo que fuese por tener su mano, esa voluntad así que el malvado de turno, Kasper, quien además ha vendido el alma al diablo se aproveche de él e intente corromperlo para no ir al infierno tan pronto y en parte lo hace por envidia, ya que él también ansiaba el puesto y también le gustaba a Agathe. Y la chica... pues es eso, "la princesita" que es un personaje totalmente pasivo  puro y noble que gracias a su fe hace que los poderes del Maligno no tengan poder sobre ella. Con respecto al título, hay que decir que la traducción es algo libre, pues literalmente "Freischütz" sería "tirador libre". Tiene sentido en alemán, porque las balas mágicas, en alemán es Freikugel, y literalmente serían "balas libres". La traducción más exacta sería "El cazador de las balas mágicas", pero resultaría muy largo, así para dar ese toque de ilegalidad, en español usamos el término "furtivo".

La obra, tal y como pasa con Fidelio, recurre a un "Deus ex machina" para zanjar felizmente el asunto. Si bien en Fidelio no es tan sorprendente porque desde el primer acto se sabe que el Ministro va a ir a inspeccionar la cárcel, en El Cazador este recurso se usa con la intervención del Ermitaño, quien basándose en un saber divino, revoca la fatal decisión del príncipe de desterrar a Max por hacer trampas y usar balas encantadas por una penitencia de a un año. Y volvemos a lo que ya he comentado antes, incluso ese poder, no viene de alguien noble, sino de un ermitaño que no pertenece a ninguna clase social, sino que es el "sabio" del pueblo a la que la gente tiene respeto por su sabiduría. De todas formas, el objetivo de la obra no es dar ninguna lección de moral sino simplemente una historia sencilla que provoque empatía en los espectadores y que durante dos horas y pico olviden sus problemas cotidianos.

Con respecto al aspecto musical, aquí realmente vemos el gran empeño que puso Weber en darle un colorido especial a su obra y darle ese toque alemán que tanto buscaba. Ya desde la obertura, suenan diversos temas, o intento de usar leitmotivs (los que más tarde Wagner usaría con toda libertad y fuerza) que después suenan en la obra. También utilizó melodías populares, como el coro de cazadores, que recuerda a un canto tirolés o antes pero en el mismo acto el coro de las damas de honor.  De hecho, esos dos temas, junto con el aria de Agathe del segundo acto, fueron bastante tarareados en su época por la gente.

Pero lo que más novedoso y lo mejor que tiene toda la obra (aunque yo personalmente me quedo más con ese aspecto folclórico) es la escena de la Garganta del Lobo. Ahí Weber, demostró que sabía lo que hacía y que era un gran compositor. Para crear ambiente, Weber utiliza tonos oscuros, y cada vez que debe definir al diablo, usa un acorde de séptima disminuida (la, do, mi bemol y fa sostenido), que para la época resultaba disonante.
Dicho de otra manera para los que sepan del lenguaje musical. Un acorde es una sucesión de notas que suenan a la vez, y disonante es que suene mal dicho de forma general. No sólo eso, utiliza también la orquesta y al coro para crear esa atmósfera lúgubre, como el viento que sopla, los espíritus y también el uso de escalas menores. Más aún, la escena está compuesta a su vez por las escalas dominantes de ese acorde del diablo, la menor, do menor, fa sostenido menor y mi bemol mayor para así mostrarnos que la Garganta del Lobo es el hogar y el territorio de Samiel.

Las escalas mayores están destinadas al resto de personajes (salvo Max, que cuando está tentado de pasarse al lado oscuro, pasa de cantar en una escala mayor a una menor). Y dentro de los personajes, aquellos que son más vulgares, como son los cazadores utilizan escalas sencillas, como por ejemplo, el coro de las damas de honor cantan en Do mayor (la escala más básica, la que conoce todo el mundo) y el de los cazadores en Re mayor (que en violín por cierto, es de las primeras que aprendes)

Volviendo a comentar la escena de la Garganta, cada vez que Kasper crea una bala en el entorno reacciona y la orquesta los va definiendo, hasta que finalmente cuando termina la última, la orquesta se calla y es cuando aparece "la voz hablada" que representa al diablo, lo cual resulta basta original.

Con todo ello, hace que esta obra se haya ganado a pulso el cariño de sus espectadores y que a Weber se le considere el padre de la ópera romántica alemana, ya que gracias a él, los alemanes empezaron más a reclamar títulos en su lengua y a no tirar tanto de la ópera italiana (aunque por aquel entonces, ya Rossini había compuesto algún que otro pelotazo, pero bueno, eso ya es otra historia)

De las aventuras de Max y sus balas mágicas podemos sacar la siguiente conclusiones:
- Ni chaleco antibalas ni pollas en vinagre. Lo mejor para protegerte de las balas es una corona de flores bendecida por un hombre santo. Aunque yo que vosotros lo que haría es no ponerme a tiro porque a ver donde encuentras hoy en día a un hombre santo.
- Regatear al diablo no es una buena idea.
- Hacer trampas está mal, tarde o temprano te acaban cogiendo.

GRABACIONES

CD

De esta ópera hay varias grabaciones y yo en su día me decanté por esta simplemente por su precio. Estoy muy satisfecho con su adquisición, todos los cantantes son muy naturales y Davis dirige la orquesta con gran precisión. No se hace en absoluto aburrida.

DVD

En cambio en el mercado audiovisual no hay mucha variedad y escogí este montaje de reciente adquisición motivado por la dirección de Thielemann. La verdad es que ha sido un acierto. A nivel musical es genial y la puesta en escena marca todas las pautas del libreto, utilizando técnicas audiovisuales, para los efectos de la Garganta del Lobo. Sin duda es el montaje de referencia para esta ópera.

Seguro que Max pasó su año de penitencia sin incidentes y se casó con su querida Agathe gozando además de un puesto de por vida como guardabosques. Yo lo dejo por hoy, y ya para la semana que viene volveré con otra ópera que en su día fue revolucionaria. ¿Hasta dónde irías por amor? El protagonista, fue hasta el infierno... pero no hay porqué preocuparse por que todo saldrá bien.

Nos vemos.

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