sábado, 18 de noviembre de 2017

El retorno de Almaviva: Las bodas de Fígaro, de Mozart I


¿Pensáis que la moda de hacer precuelas y secuelas en el cine es algo nuevo de esta era? Pues no. Mucho antes de la existencia del cine, ya en el mundo del espectáculo y en concreto en la ópera, ya existía esa práctica de hacer segundas partes a obras de gran éxito; si bien no era del todo frecuente.

Pero en el caso que nos ocupa, de la trilogía de Figaro de Pierre Beumarchais, no fue la primera parte la que vio la luz en la adaptación musical, sino la segunda. Y de ésta segunda parte, vamos a hablar en esta entrega.

Las Bodas de Fígaro (Le nozze di Figaro) es una ópera en cuatro actos con música de Wolfang Amadeus Mozart y libreto de Lorenzo da Ponte, estrenada en el Hofburgtheater de Viena el 1 de mayo de 1786.

Tiene una duración entre 180-200 minutos (entre tres horas y tres horas veinte)

BREVES DATOS HISTÓRICOS

En mayo de 1781, Mozart llegaba a Viena con la esperanza de poderse convertir en un compositor independiente, pues hasta entonces trabajaba bajo las órdenes del arzopbispo de Salzburgo. La ópera era un género que le atraía ernomemente y que además ya había compuesto varias, de diversos géneros y desde los once años. La que le abrió fama en Viena, fue el singespiel, El rapto en el serrallo, al año siguiente, en 1782. Sin embargo, hasta cuatro años más tarde no terminaría de componer otra, pues si bien empezó otros dos proyectos de óperas cómica (L'oca del Cairo y Lo sposo deluso) no las llegó a terminar por falta de inspiración, entre otras razones. También compuso entre tanto, otro pequeño Singspeiel, "El empresario teatral" por encargo del empereador José II. 

El caso es que Mozart quería hacer una ópera que fuese realmente teatral, que contara con personajes reales y que el tema fuese algo más original que lo habitual de la época.Así que un día en una fiesta conocía a Lorenzo da Ponte, se cayeron estupendamente y Mozart, le propuso trabajar en una ópera juntos. El tema escogido fue la segunda obra de la trilogía de Fígaro de Beumarchais, "Las bodas de Fígaro" que además, estaba prohibida por el emperador. A pesar de todo, da Ponte elaboró el libreto de tal forma que eliminó todas las partes críticas contra la nobleza de la obra de teatro original, centrándose sólo en los personajes. Mozart tardó unas seis semanas en componer toda la ópera. En Noviembre de 1785 ya estaba lista, se la vendieron al emperador y éste, tras escuchar algunos fragmentos de ella, la autorizó. La ópera se estrenó en Mayo de 1786 y fue un éxito moderado, ya que la ópera resultaba larga para la nobleza vienesa. Fue reemplazada por una ópera de un compositor español, "Una cosa rara" de Vicente Martín y Soler, cuyo libreto también escribió da Ponte. 

No obstante, Las bodas de Fígaro tuvo un grandísimo éxito en Praga y eso animó a Mozart y a da Ponte a trabajar juntos dos veces más. 

ARGUMENTO

La acción transcurre en Sevilla, en el siglo XVIII.


ACTO I
Una habitación a medio amueblar dentro del Palacio del Conde de Almaviva.

Fígaro (bajo barítono) se encuentra midiendo el suelo de la habitación mientras Susana (soprano lírica) se prueba un sombrerito. Él está contento porque el Conde les ha concedido la mejor habitación del palacio y además la más cercana a los aposentos de los condes, cosa que a Susana no le hace gracia en absoluto pues el Conde le está tirando los tejos y además se lo ha confirmado su maestro de música, el doctor Basilio. Fígaro, queda indignado, pues además el conde había abolido el derecho de pernada, así que piensa vengarse de él.

 

Se van y aparecen entonces Marcellina y Don Bartolo (mezzosoprano y bajo). Marcellina, el ama de llaves, quiere casarse con Figaro, ya que éste se lo prometió hace tiempo bajo un contrato firmado y que Bartolo tiene, aprovechando ya de paso para vengarse de él por haber ayudado a Almaviva (véase El Barbero de Sevilla). Entra Susana y entre las dos mujeres se palpa la tensión, ganando la disputa la joven. Marcellina y Basilio se van y entra corriendo Cherubino (mezzosoprano), el paje que está huyendo del conde porque le ha pillado con una doncella, Barbarina, hija del jardinero Antonio.

 

De repente oyen que se acerca el Conde (barítono)y Cherubino se esconde detrás de un sillón. El Conde le tira los tejos a Susana, pero ésta le da largas. Se oye un ruido y el Conde va a esconderse detrás del sillón donde está Cherubino, pero éste se escapa con la ayuda de Susana que lo tapa con un traje. Entra Don Basilio (bajo) y comenta que Cherubino le está tirando los tejos a la Condesa Almaviva, a esto que sale el Conde de su escondite para explicar que eso no es posible, ya que él mismo ha visto que Cherubino está interesado por Barbarina y mientras lo explica, descubre a Cherubino escondido. El Conde se Enfada, la muchacha se defiende y casualmente, los ánimos se calman cuando llega Figaro con un grupo de aldeanos que cantan para agradecerle al Conde que haya anulado el derecho de pernada. El Conde, viendo que la intención de Figaro es casarse lo antes posible, da largas para retrasar un poco más la boda. Los aldeanos se van. Con la ayuda de Figaro y Susana, el Conde perdona a Cherubino pero le ordena que ingrese en el ejército, decisión que horroriza al joven, y que encima tiene que soportar las burlas de Figaro.


ACTO II
Los aposentos de la Condesa.



Rosina (soprano lírica) se queja sola del desamor que siente el conde por ella. Llega Susana y le cuenta todo lo ocurrido. Entra Figaro y le explica su plan para poder castigar al conde, pero que para ponerlo en práctica necesita su ayuda a lo que la condesa accede. Figaro le ha enviado un anónimo al conde diciendo que la Condesa tiene una cita. Luego hará que Susana se cite con él para verse esa misma noche en el jardín, pero no irá Susana, sino Cherubino disfrazado para que así la condesa lo pille in fraganti. Se va, y se quedan las dos mujeres solas con Cherubino. Éste les canta una pequeña cancioncilla y al terminar, lo convencen para vestirlo de mujer.


Llaman a la puerta y resulta ser el conde. Cherubino se esconde en el armario y Susana en la habitación contigua. Entra el conde, enfadado y le monta una escena de celos a su esposa. Luego escucha un ruido procedente del armario y el conde quiere abrirlo, pese a que la Condesa le dice que está Susana. El conde se va a buscar herramientas para tirar la puerta abajo y se lleva a Rosina con él. En ese lapsus, Cherubino y Susana salen de sus escondites, el joven salta por la ventana y ella se esconde en el armario. Cuando los condes vuelven, la Condesa confiesa al Conde que dentro está Cherubino, pero justo en ese momento, Susana sale del armario. El conde se queda sin palabras, la Condesa igual, pero finge que le había mentido para darle celos.

Entra entonces Figaro y poco después el jardinero Antonio (bajo), entra para quejarse de que alguien le ha arruinado las flores. Figaro, que no sabe nada de lo que ha pasado, improvisa y dice que ha sido él el culpable. Antonio entonces le da un papel que había encontrado entre las flores y lo intercepta el Conde. La Condesa y Susana le dicen que es la patente de Cherubino y Figaro le dice que la tenía él para dársela, pero que le falta un sello. Entre tanto, entran Marcellina, Basilio y Bartolo con el contrato de promesa de matrimonio que firmó Figaro a Marcellina y piden al conde justicia. Todos están confundidos.

 


ACTO III
Gran salón del palacio.

El conde reflexiona sobre lo sucedido. Entra Susana, quien por orden de la condesa, va a aceptar los avances del conde y lo va a citar a reunirse con ella esa noche en el jardín, pero a esa reunión, en lugar de Cherubino disfrazado, irá la misma condesa.

Se van y entran el notario (tenor) junto con Figaro, Marcellina y Bartolo. La decisión al final es simple: o paga la cantidad que le debe a la mujer, o debe casarse con ella. Figaro dice que él es de familia noble y que no puede casarse sin el permiso de sus padres. El problema es que como él fue robado cuando era pequeño, no recuerda quienes son y para demostrarlo muestra una señal que tiene en el brazo.





Al ver esa señal, Marcellina y Bartolo descubren que Figaro es su hijo perdido. Se reconcilian y justo en ese momento aparece Susana con el dinero para pagar la deuda, pero al verlos tan felices, piensa que se han casado. Le pega una hostia a Figaro y éste le presenta a sus suegros. Al final, se van a celebrar dos bodas: la de Figaro con Susana y la de Marcellina con Bartolo. Se van los cuatro y aparece Barbarina (soprano), con Cherubino vestido de mujer ya que quiere ver a la condesa una vez más.
La condesa espera a Susana para saber cómo ha reaccionado el conde a la proposición.

(Ésta es el aria que más me gusta de toda la ópera)

Susana entra y le explica todo lo que ha pasado. La condesa le hace escribir una nota y la cierra con un broche que ha de ser devuelto como muestra de conformidad.. Se van y se celebran las bodas. Cherubino entra disfrazado junto a otras muchachas  y es descubierto, pero gracias a la intervención de Barbarina, el Conde lo perdona y les da permiso para que se casen.



Mientras bailan, Susana le pasa la nota al conde y éste de forma discreta, la abre, pinchándose con el broche. Ese movimiento, lo ha visto Figaro quien empieza a temerse lo peor.

ACTO IV
Jardín del palacio.

Barbarina está sola y preocupada porque ha perdido el broche que el conde le ha dado para que se lo devuelva a Susana. Figaro la sorprende, pero como no está al tanto del plan, piensa que Susana le va a poner los cuernos. Llama a sus padres para que sean testigos y jura vengarse.


 Entran la condesa y Susana con los trajes intercambiados y lo que sucede a continuación es bastante confuso. Como es de noche, todos intentan ligar con la persona equivocada. Primero Cherubino ve a la condesa disfrazada e intenta besarla, pero a quien besa es al conde, quien le da una hostia que no recibe él sino Figaro. Luego, se van y el conde distingue a "Susana" quien es la condesa, le tita los trastos y le da un anillo. Figaro los sorprende, se enfurece y se van los dos corriendo, dejando a Figaro solo.

Ahora le toca el turno a "la condesa". Figaro la ve y para vengarse del conde, empieza a tirarle los trastos aunque cuando ella habla, Figaro reconoce a su mujer enseguida. De todas formas, sigue con la farsa, lo que cabrea enormemente a Susana quien le pega un par de hostias (y ya lleva el pobre, unas cuantas ya). Se reconocen y se reconcilian. Entonces, oye que se acerca el conde y deciden seguir con la comedia. Cuando éste los ve, piensa que la Condesa le está siendo infiel y llama a todo el mundo. Entonces vienen con antorchas y todo se descubre. Figaro y Susana piden perdón al Conde, pero éste se niega.

 

Sin embargo, aparece la Condesa diciendo que sólo ella es la que tiene derecho a conceder el perdón, pues es la única ofendida en toda esta historia y lo hace mostrando el anillo que el conde dio a "Susana". El conde se arrodilla, pide humildemente perdón y ésta, se lo concede. Todos deciden olvidar el asunto y seguir con la fiesta, en medio de una gran alegría general.

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