sábado, 4 de noviembre de 2017

La sacerdotisa traicionada: Norma, de Vincenzo Bellini I


Un bosque en un tiempo lejano. La luna. Un ritual sagrado. Y un drama interno que terminará en tragedia. Estos son los elementos de una de las óperas más representativas del bel-canto.

Norma es una ópera en dos actos con música de Vincenzo Bellini y libreto de Felipe Romani, estrenada en la Scala de Milán, el 26 de diciembre de 1831.

Tiene una duración aproximada de 143 minutos (casi dos horas y media)


BREVES DATOS HISTÓRICOS

Bellini era ya un compositor que gozaba de cierta fama en el momento de la composición de Norma. Antes, ya había tenido un gran éxito con Il Pirata y también con La Sonnnambula (La sonámbula) su último trabajo hasta la fecha (1831). Como ésta última era una ópera semi-seria, que sería el equivalente actual a una comedia romántica, para su próxima obra quería hacer una tragedia. Le encargó la tarea a su libretista de confianza Felipe Romani, con quien ya había trabajado en las dos obras anteriores que ya he mencionado y éste se fijó en una tragedia del escritor francés Alexandre Soumet. Esa obra de teatro se llamaba "Norma o la Infanticida" y era una tragedia en cinco actos, muy similar al mito de Medea. 

Es más, al igual que Medea, en la Norma original, la protagonista acaba matando a sus hijos, aunque esa parte Romani la cambió. La ópera se escribió en tres meses y el papel protagonista Bellini lo escribió pensando en una de las cantantes más famosas (por no decir la que más) del momento: Giuditta Pasta.
Esta mujer tenía un tipo de voz bastante particular, pues tenía los graves de una contralto y los agudos de una soprano, aparte de tener una voz más bien oscura. Con Donizetti, fue la que creó el papel titular de Ana Bolena (ópera que está bastante bien) y con Bellini, La Sonnámbula (ópera que adoro enormemente). Ambas fueron un éxito y con Norma, la Pasta tampoco fue una excepción, pues si bien el día del estreno no salió muy bien, la segunda noche fue un éxito arrollador. 

ARGUMENTO

La acción transcurre en la Galia, en la época de la ocupación romana (siglo I, A.C)

ACTO I

Escena I: Un bosque

Nos encontramos de noche en medio de un bosque. El jefe de los druidas, Oroveso (bajo) está con un grupo preparando la ceremonia sagrada del muérdago y espera que Norma, la suma sacerdotisa de Irminsul dé el visto bueno para ir a la guerra contra los romanos. Se van y aparecen entonces, dos romanos. Uno de ellos es el procónsul Pollione (tenor lírico-spinto) quien ha tenido una relación amorosa con Norma y con quien ha tenido con ella dos hijos. Sin embargo no está ahí por su mujer, sino porque ya se ha cansado de ella y ahora está enamorado de otra sacerdotisa más joven, Adalgisa.  


Pollione le cuenta a su amigo Flavio (tenor), que tiene intención de abandonar a Norma, pero que ha tenido un sueño en el cual ella se venga. Suenan las trompetas anunciando la llegada de los druidas. Los dos romanos huyen. Entran los druidas, y parte del pueblo galo quienes anuncian la llegada de la suma sacerdotisa, Norma (soprano dramática coloratura o mezzosoprano). Ella aparece y anuncia que Roma caerá ella sola por sus propios vicios y que de momento es mejor mantener la calma y permanecer en paz. Procede a la ceremonia mística de la tala del muérdago y entona su canto a la Luna, la "Casta Diva".


Finalizado el rito, Norma les asegura que cuando los dioses reclamen sangre, les avisará. Se van y se queda sola una joven sacerdotisa, Adalgisa (mezzosoprano o soprano lírica). Ésta se queda sola rezando y poco después aparece Pollione. Ella está enamorada de él, pero se resiste a abandonar su fe, pero al final el romano la acaba convenciendo y acuerdan verse al día siguiente.


Escena II: Interior de la casa de Norma.

Norma le comenta a Clotilde (mezzosoprano o soprano), una amiga de Norma, que el padre de sus dos hijos, Pollione se vuelve a Roma y no sabe lo que hará con ella  y con los niños. De repente, alguien se acerca y Norma le pide a a su amiga que esconda a los niños. Es Adalgisa, quien pide perdón a Norma por haber quebrantado el voto de castidad, ya que se ha enamorado de un hombre. Al contar su historia, Norma se conmueve, pues le recuerda mucho a la suya. Así que la perdona y la libera de sus votos.


Pero al preguntarle el nombre del amado de Adalgisa, ésta le dice que no es un galo, sino un romano. En ese momento aparece Pollione y Adalgisa lo reconoce como su novio. Entonces, Norma lo descubre todo, discuten y entonces suena el gong que requiere la presencia de la suma sacerdotisa. Norma promete vengarse de Pollione.


ACTO II

Escena I: Habitación de los hijos de Norma.

Como venganza a la infidelidad de Pollione, Norma está decidida a matar a sus hijos mientras éstos duermen, para así librarles de una vida de sufrimiento. Sin embargo, al final no puede hacerlo y acaba por abrazarlos. Hace llamar a Adalgisa, y le pide que a ésta que se vaya con Pollione a Roma y que adopte a sus hijos, ya que ella piensa suicidarse. Adalgisa se opone, y le dice que ha renunciado a Pollione y que va a hacer todo lo posible por convencerle de que vuelva a su lado. Ambas se juran amistad.


Escena II: Un claro en el bosque.

Pese a que aún no es el momento propicio, Oroveso ha reunido a un grupo de soldados y piensan atacar a los romanos, ya que se han enterado que Pollione se marcha a Roma, pero su sucesor va a ser peor.

Escena III: El altar de Irminsul.

Norma espera noticias de Adalgisa, pero en vez de ella, aparece Clotilde, quien le anuncia que pese a los ruegos de la joven, Pollione no quiere volver con Norma. Adalgisa ha pronunciado los votos religiosos. Furiosa, Norma hace sonar el gong y llama a todos los guerreros galos, declarando la guerra a los romanos.



Tal es la suerte que Pollione se encontraba por allí para intentar secuestrar a Adalgisa, pero es capturado. En un principio, Norma está decidida a matarle, pero luego se arrepiente y pide interrogar al prisionero en privado. Los dejan solos. Norma, le pide a Pollione que si se arrepiente y le pide perdón, le perdonará la vida, pero Pollione no quiere renunciar a Adalgisa. Lo amenaza con inmolar a Adalgisa, pero Pollione prefiere en ese caso morir él mismo. Norma, decide llamar a todos y anuncia que hay una sacerdotisa que ha traicionado los votos y que hay que purificarla con el fuego. Pero en lugar de denunciar a Adalgisa, confiesa su propia falta. Todos se quedan sorprendidos.


Norma, le pide a Oroveso que cuide de sus hijos. Entonces Pollione, le pide perdón a Norma y accede gustoso a morir junto a ella en la hoguera pues su amor ha vuelto a renacer. Los dos juntos suben a la pira, con la esperanza que en el otro mundo vivirán eternamente su amor.

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