jueves, 15 de marzo de 2018

Un cambio de vocación: Thais, de Massenet I


Durante nuestra vida pensamos que sólo valemos para una cosa, y de pronto, el encuentro con una persona especial nos hace plantearnos toda nuestra existencia hasta el punto de querer hacer un cambio radical en nuestra vida y seguir otro camino, uno muy distinto al que habíamos llevado antes. Eso es lo que le pasa a la protagonista de la ópera de esta entrega.

Thais (Thaïs) es una ópera en tres actos con música de Jules Massenet y libreto de Louis Gallet estrenada en el Palacio Garnier el 16 de marzo de 1894

Tiene una duración de 146 minutos (dos horas y veintiseis minutos)

BREVES DATOS HISTÓRICOS

Después del éxito que tuvo con Werther, Massenet compuso otras cosas entretanto y leyó la novela de Anatole France, Thaïs, que basándose en la historia de la Santa Thais aprovechó para hacer una sátira anti-clerical. A Massenet le gustó la historia, se hizo con los derechos y encargó el libreto a Louis Gallet, con quien ya había trabajado en otras ocasiones (Le Roi de Lahore), y escribió el papel protagonista para la soprano de moda, la americana Sybil Sanderson, a quién conocía de sobra porque también le escribió el papel principal de otra ópera suya, Esclarmonde. La ópera iba en un principio a estrenarse en el teatro de la Opéra-Comique, pero la soprano tuvo algunas problemas con el empresario de ese teatro y se marchó al Palacio Ganier, por tanto Massenet se llevó allí su ópera a la que le añadió un par de danzas. 
La obra no tuvo un éxito inmediato, así que Massenet hizo un par de cambios, se la llevó de gira y poco a poco fue cuajando hasta que finalmente encontró su lugar.

ARGUMENTO

La acción transcurre en Alejandría y el desierto, a mediados del siglo IV

ACTO I

Escena I: El desierto de Tebas
Un grupo de monjes cenobitas se encuentran haciendo sus labores a las orillas del Nilo mientras esperan a que Athanael, el más aplicado de todos ellos, (yo diría el más fatiga) vuelva a reunirse con ellos, ya que se ha ido a Alejandría. Finalmente Athanael (barítono) llega y les cuenta que la ciudad está muy corrupta y llena de pecado por culpa de una hermosa cortesana llamada Thais, a quien él conoció en el pasado y que gracias a que se marchó al desierto, no sucumbió al pecado. 
Athanael, desea salvar su alma y quiere regresar para tratar de convencerla para que cambie de vida, pero los cenobitas no están muy de acuerdo, incluido su líder Palemon (bajo). Se van todos a dormir y Athanael sueña con Thais. Se despierta y toma ese sueño como señal divina de su misión: hacer que Thais vaya por el buen camino. Despierta a todos los monjes, reafirma su intención de convertir a Thais y se va, con las bendiciones de los demás.

Escena II: La casa de Nicias en Alejandría
Athanael se instala en casa de su amigo Nicias, un hedonista, (tenor) quien lo recibe con los brazos abiertos. 

 

Athanael se entera que Nicias y Thais han sido amantes, pero que debido a temas económicos, ya no pueden seguir con la relación y esa misma noche, va a organizar una cena de despedida. Athanael le pide asistir a ella y que si le puede vestir de una manera más apropiada, a lo que Nicias asiente y lo deja en mano de sus criados. Llega Thais (soprano lírica), junto a otros invitados y la fiesta comienza. Thais se fija en Athanel y se interesa por él, pero pronto lo pierde cuando Athanael afirma que él ha venido para quitarla de los placeres de la carne. Thais se burla de él y él se va pero promete que irá a su palacio para darle la salvación. Thais lo desafía a que vaya pues cree que nadie es capaz de resistirse a los encantos de Venus.

ACTO II

Escena I: Casa de Thais
Thais ordena a sus criados que la dejen sola y reflexiona sobra su vida, de la cual no está del todo satisfecha, pues sabe que su belleza se irá con el tiempo.

 
En ese momento, entra Athanel y le echa su sermón. Le declara su amor, pero no un amor carnal, sino espiritual y aunque sucumbe a sus encantos físicos, le promete a la muchacha que si se convierte, podrá vivir eternamente en el Paraíso. Las palabras impresionan a la cortesana, que la hacen dudar de su estilo de vida. Athanael se va y le dice que la esperará mañana en el patio. Thais se reafirma en sus creencias. Pero después sola, medita profundamente y cambia de opinión.

Este interludio, es lo más famoso de toda la ópera.

Escena II: Exterior de la casa de Thais
Finalmente, Thais ha decidido cambiar de vida y está dispuesta a seguir a Athanel. El monje le dice que debe deshacerse de sus bienes materiales, así que le ordena de que le prenda fuego a su casa. Ambos se preparar para ello. Entre tanto llega Nicias con unos amigos a la casa para celebrar que ha ganado dinero y lo quiere gastar con la muchacha. Se organiza una fiesta entre tanto. Al terminar, aparece Athanael con una antorcha en la mano anunciando que la Thais que ellos conocían ha muerto y que la nueva va a empezar una nueva vida. Aparece Thaís vestida con una simple túnica y empieza a salir humo de la casa. La gente se vuelve loca, pide a Thais que cambie de opinión y empieza a tirarle piedras a Athanael. Nicias, para distraerlos, empieza a tirarles monedas de oro mientras se despide de la pareja quien logra escapar, al mismo tiempo que el fuego reduce a cenizas la casa de Thais.

ACTO III

Escena I: Un oasis
Athanael y Thais han estado caminando sin parar durante un largo tiempo hasta que llegan a un oasis. La muchacha no puede más, pero Athanael es duro con ella, pues como ha pecado mucho aún tiene que arrepentirse de todos ellos y la obliga a seguir adelante. Pero cuando ve que la pobre está a punto de desmayarse, se disculpa y la deja descansar un rato. La joven se lo agradece con mucho énfasis. 



Mientras descansan, se oye a lo lejos a unas monjas cantando. Cerca está el convento al cual Athanel quería llevar a Thais, La madre superiora, Albine (mezzosoprano) le da la bienvenida y Thais se una a ella, despidiéndose de Athanael a quien no verá jamás. Athanael se da cuenta que ya la ha perdido para siempre.

Escena II: El desierto de Tebas, como en el Acto I
Los monjes están preocupados por Athanael, ya que han pasado veinte días desde que ha vuelto y apenas come y bebe. Athanel le comenta a Palemon que tiene en su mente la imagen de Thais constantemente, y pese a que se castiga por ello, no puede quitarse esa imagen de su cabeza. Palemon no le da mucho consuelo y lo deja solo. Athanael se pone a rezar con fervor y se queda dormido y en su sueño ve a Thais quien se burla de él y le dice que como hombre, está destinado a amar. Luego esa imagen desaparece y oye unas voces anunciado que la Santa Thais de Alejandría va a morir. En ese momento, Athanel se da cuenta que lo que siente por ella es un verdadero amor terrenal y corre hacia el convento para sacarla de allí.


Escena III: El jardín del convento de monjas.
Albine le da la bienvenida a Athanel, pensando en que ha venido para bendecir a la nueva santa que pronto va a reunirse con Dios. Se reune con ella, quien está postrada en un lecho. Ella se alegra mucho de verlo y empieza a rememorar sus momentos con él en el desierto y sus sermones, que la acercan más a Dios.


Él, por su parte, le dice que todo es mentira, que la única verdad es el amor terrenal y le declara su amor, pero ella no le oye pues tiene una visión en la que los ángeles del cielo la llaman. Thais muere dulcemente en los brazos de Athanael, quien grita desesperado al ver que ha perdido su fe y a lo que más quería en el mundo.

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