miércoles, 27 de diciembre de 2017

El rey que creyó ser un Dios: Nabucco, de Verdi I


Hay veces que las grandes ideas vienen de una idea muy simple. Unas palabras, un momento del día o ver la sonrisa de un ser querido puede desencadenar la creación de una obra de arte. Eso mismo, también nos puede hacernos creer que todo es posible incluso creernos que podemos llegar a ser dioses. Pero cuidado, la genialidad no está al alcance de todos y un movimiento en falso puede hacernos que lo perdamos todo. De eso, entre otras cosas, va la ópera que voy contaros a continuación.

Nabucco es una ópera en cuatro actos con música de Giuseppe Verdi y libreto de Temistocle Solera, estrenada en la Scala de Milán el 9 de marzo de 1842.

Tiene una duración de 135 minutos (dos horas y cuarto.)

BREVES DATOS HISTÓRICOS

Verdi es uno de los pocos compositores que tuvo la suerte de debutar directamente en el teatro de la Scala de Milán. Su primera ópera fue Oberto, Conte di san Bonifacio. Esta ópera gustó, no fue un bombazo, pero la gente salía contenta del teatro, así que animados le encargaron a Verdi tres obras más. La segunda fue una ópera cómica llamada Un giorno di regno (Un día de reinando), y ésta fue un fracaso absoluto. A este percance, Verdi perdió a su primera mujer y a sus dos hijos. Verdi estaba decidido a no volver a componer, cuando el gerente del teatro le ofreció un libreto que se llamaba "Nabucco" escrito por Temistocle Solera y basado en el Antiguo Testamento y en la obra teatral de August Anicet-Bourgois y Francis Cournet, Nabuchodonosor.  Verdi lo cogió por no hacerle el feo, pero no estaba por la labor y cuando llegó a su casa lo tiró cabreado al suelo. Al recogerlo le dio por leer la página que estaba abierta. "Va pensiero, su'll ale dorate"
Esas palabras, la que se convertirían en el célebre coro de los esclavos fue la que animó a Verdi a componer la ópera. Y tuvo un éxito rotundo gracias precisamente a ese número y porque en ese momento el público se sintió identificado con los judíos ya que por aquel momento Milán estaba ocupada por los austríacos. Fue a partir de ahí que ya empezaban a forjarse la idea de "Italia como nación" hasta el punto que al gritar "VIVA VERDI, ese VERDI era en realidad el acrónimo de "Victore Enmanuel Re d'Italia".

Además gracias a Nabucco, Verdi conoció a la que sería su segunda mujer, la soprano Giuseppina Strepponi, quien debutó el papel de Abigaille y que le destrozaría la voz, retirándose poco después. 

ARGUMENTO

La acción transcurre en Jerusalén y Babilonia en el siglo VI antes de Cristo.

ACTO I: Jerusalén
Interior del templo de Salomón

Las tropas del rey Nabucco están invadiendo Jerusalén. Los judíos se refugian el templo y están preocupados por su situación.  El sumo sacerdote, Zaccaria (bajo) los tranquiliza, recordándoles que hay que tener fe en Dios.



Además ayuda a que tienen como rehén a la hija de Nabucco, Fenena. Zaccaria le encarga su custodia a Ismaele, sobrino del rey de Jerusalén. Se van todos y se quedan los dos solos. Ismaele, (tenor lírico) está enamorado de la muchacha, pues ya la conocía de antes cuando él era embajador y fue apresado. Ahora el joven quiere devolverle el favor. Fenena  (mezzosoprano) también le corresponde, pero teme la ira de su hermana Abigaille, quien también está enamorada del joven. Abigaille (soprano dramática o lírico-spinto) aparece con un ejército dispuesta a saquear el templo y al verlos, jura vengarse.

El avance de los asirios es inminente y cada vez se reunen más judíos en el interior del templo. Aparece finalmente Nabucco (barítono) con sus tropas exigiendo a su hija. Zaccaria, le amenaza con la ira de Dios, pero Nabucco se ríe de él. En el momento que el sacerdote va a apuñalar a Fenena, Ismaele se lo impide y se la devuelve a su padre. Nabucco ordena a los soldados que saqueen y destruya el templo mientras que los judíos llaman traidor a Ismaele.

ACTO II: El impío

Escena I: Un salón en el palacio de Nabucco en Babilonia

Abigaille ha descubierto una carta en la cual se revela que Nabucco no es su verdadero padre, sino que es hija de esclavos, y además está furiosa porque éste ha dejado el trono a manos de Fenena.



Mientras se lamenta, tiene la suerte que entra el Gran sacerdote de Baal (bajo), anunciando que Fenena está liberando a los esclavos judíos y hay muchos que quieren derrocarla y ponerla en su lugar. Abigaille, acepta formar parte del golpe de estado.


Escena II: Salón del trono

Zaccaria entra acompañado de un levita con las Tablas de la Ley para convertir a Fenena en la religión hebrea y se va a buscarla. Acto seguido, entra Ismaele y un grupo de hebreos. Ismaele les pide perdón, pero éstos le rechazan aunque cuando se enteran de que Fenena se ha convertido al final lo acaban perdonando pues ha salvado la vida a uno de los suyos. En ese momento que están celebrando la conversión de Fenena, entra Abdallo (tenor lírico), un sirviente quien anuncia que Nabucco ha muerto y que Abigaille junto a los seguidores de Baal (dios de los sirios) reclaman la corona, así que les aconseja que huyan.

Entra Abigaille y le reclama la corona a Fenena. En medio de la discusión, aparece Nabucco quien no estaba muerto, coge su corona y se enfada con ambas. Anuncia que ha vencido a Judea y que lo ha hecho por sus propios medios y rechaza a ambos dioses.

 

Zaccaría le aconseja que no sea tan soberbio, pero Nabucco se revela y ordena que todos los judíos sean ejecutados. Fenena le anuncia que ella es también judía, pero él no la cree y furioso la obliga a arrodillarse ante él, no como rey sino como a Dios. En ese momento, un rayo le cae en la cabeza quitándole la corona y dejándolo en el suelo.  Nabucco se queda sin palabras, los judíos piensan que ha sido castigo de Dios y Abigaille aprovecha el momento para declararse reina de Asiria.

ACTO III: La profecía

Escena I: Los jardines colgantes de Babilonia.

Abigaille está sentada en el trono y el pueblo canta su grandeza. El gran sacerdote de Baal ha preparado la sentencia de muerte para todos los hebreos, pero falta la firma del rey legítimo. Nabucco entra, acompañado de Abdallo en un estado lamentable. Abigaille les ordena que los dejen solos.


 Abigaille provoca a Nabucco para que firme la sentencia de muerte, sin saber que eso también incluye a su hija Fenena, pues como ya sabemos se ha convertido. Cuando éste se da cuenta, intenta rectificar, pide perdón e intenta aplacar la ira de Abigaille, pero ésta lo rechaza.

Escena II. Las orillas del río Éufrates

 

Aquí es cuando tiene lugar el número más conocido de la ópera, el famosísimo coro de los esclavos. Los judíos se lamentan por su destino y añoran la patria perdida. Zaccaría aparece y profetiza que pronto ellos vencerán y que Babilonia caerá. 

ACTO IV: El ídolo caído

Escena I: Un salón del palacio (el mismo que en la primera escena del Acto II)

Nabucco se lamenta por su suerte y se encomienda al Dios hebrero para que lo perdone y le ayude a rescatar a su hija que va camino del patíbulo. 


Aparece Abdallo, quien ha reunido a un ejército fiel al rey y lo ayudan a escapar. Nabucco corre dispuesto a recuperar su trono y a impedir la ejecución de Fenena.

Escena II: Los jardines colgantes.

Zaccaria y Fenena marchan directos al altar de los sacrificios de Baal, donde espera el gran sacerdote para sacrificarlos. Justo antes de que los ejecuten, entra Nabucco quien ordena destruir al ídolo y libera a los judíos. Ordena también la construcción de un nuevo templo.


Aparece Abigaille, derrotada. Se ha envenenado como castigo por todo lo que ha hecho. Pide perdón a todo el mundo y muere. El pueblo la perdona y Zaccaria anuncia a Nabucco que mientras sirva a Jehová, él será el rey de reyes.

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