martes, 2 de enero de 2018

La adolescente necrofílica: Salomé, de Richard Strauss I


Ante todo, Feliz año nuevo a todos. Sí, por el título ya veis que comienzo fuerte, con una de mis obras preferidas. Corta, pero intensa y con mucho morbo con una "femme fatale" como protagonista, y como tal su final tampoco será muy feliz.

Salomé, es una ópera en un acto con música y libreto del mismo compositor, Richard Strauss estrenada en el Köngliches Opernhaus de Dresde el 9 de diciembre de 1905.

Tiene una duración aproximada de 100 minutos (una hora y cuarenta minutos.)

BREVES DATOS HISTÓRICOS

Richard Strauss, que no tiene nada que ver con los Strauss que componían los famosos valses que escuchamos todos los años en el concierto de año nuevo de Viena, era un compositor principalmente conocido por sus poemas sinfónicos. Los poemas sinfónicos, son composiciones para orquesta que tratan de contar una historia o un concepto, como por ejemplo: El aprendiz de brujo de Paul Dukas, Peer Gynt de Edward Grieg, o por poner un ejemplo del propio Strauss, Till Eulenspiegel.  
Hasta la fecha, Strauss había compuesto dos óperas pero no había tenido éxito con ninguna de ellas. Para su tercera, le vino la inspiración viendo una representación en alemán de la obra teatral de Oscar Wild, "Salome" basada en un episodio de la Biblia. El tema en sí, no era nuevo, Massenet ya lo había tratado en su obra Hérodiade, pero el punto de vista de Wilde era más provocativo para la época, hasta el punto que en Inglaterra estaba prohibida. 
Pese a todo Strauss tardó unos dos años en componer la ópera y tuvo éxito aunque tuvo bastantes problemas con la censura, ya que Viena estuvo unos 13 años prohibida.

ARGUMENTO

La acción transcurre en Jerusalén,hacia el año 30 d.C
Nos encontramos en la terraza del palacio de Herodes, en una noche de luna llena, el rey está celebrando un banquete.

"¡Qué hermosa está Salomé está noche!", suspira Narraboth (tenor lírico), mientras ve a la joven princesa en el banquete. Un paje de Herodías, (contralto) le aconseja que no la mire tanto ya que podría ser peligroso. Se oye una voz desde la cisterna. Es Jokanaan (barítono) quien predice que otro vendrá a sucederle. Los soldados hablan de él y entonces sabemos que el Tetrarca Herodes ha prohibido que nadie vaya a verle.

Salomé (soprano dramática) sale a la terraza harta de las miradas lascivas de su padrastro.  Entonces oye la voz de Jokanaan maldecir a su madre por haberse casado con su cuñado y curiosa, pide verle. Al principio todos se niegan, pero Salomé seduce a Narraboth que es el capitán de la guardia, para que saque al profeta y así ella pueda hablar con él. Narraboth accede y saca a Jokanaan.


Al verlo, Salomé se encapricha de él. Le alaba su cuerpo y sus cabellos. Pero el profeta la rechaza. Ella, al final le pide besar su boca, pero él la rechaza una vez más. Ella vuelve a insistir, pero Jokanaan no cambia de opinión. Narraboth, al ver que Salomé está seduciendo a otro, se suicida. Jokanaan vuelve a la cisterna.

Sale Herodes (tenor dramático) buscando a Salomé, junto con Herodías (mezzosoprano) y su corte. Pisa la sangre y se asusta al ver a Narraboth muerto, lo que considera un mal presagio. Se vuelve a oír a Jokanaan insultar a Herodías y ésta le pide que lo mande callar, pero Herodes no le hace caso. Entre tanto, un grupo de judíos discuten de religión y dos nazarenos hablan sobre Jesucristo.

Herodes pide a Salomé que coma con él y que beba con él, pero Salomé no tiene ni hambre ni sed. Entonces, el Tetrarca le pide a la joven que baile para él a cambio de darle lo que ella le pida como recompensa. A esa propuesta la joven accede y baila la Danza de los siete velos.


Maravillado, Herodes le pregunta por la recompensa y Salomé le pide que le traiga en una bandeja de plata la cabeza de Jokanaan. Herodes, trata de convencerla por todos los medios, de que cambie de opinión, pero ella firmemente le repite una y otra y otra vez que quiere la cabeza de Jokanaan. Al final Herodes accede y en poco tiempo el verdugo aparece con la cabeza. Salomé, excitada habla con la cabeza como si estuviese viva, horrorizando al tetrarca.


Salomé acaba besando la cabeza muerta del profeta. Al hacerlo, Herodes ordena a sus soldados que la maten, cosa que éstos hacen con mucho gusto aplastándola bajo sus escudos.

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