sábado, 14 de octubre de 2017

Cómo comenzó todo: El oro del Rin (noche preliminar) Wagner I


En esta vida hay que tener mucho cuidado con lo que se tiene y valorarlo, pues el día menos pensado, puedes perderlo todo. Y así, podría comenzar esta épica historia.

El oro del Rin (Das Rheingold) es una ópera en cuatro escenas con libreto y música de Richard Wagner estrenada en el Hofttheater de Múnich, el 22 de septiembre de 1869.

Tiene una duración de 145 minutos (casi dos horas y media) y se ha de representar de corrido, sin ninguna pausa entre escenas.

BREVES DATOS HISTÓRICOS

Como ya comenté en la introducción general, El oro del Rin fue la última ópera en ser concebida de la tetralogía. Así pues, tenía claro que su obra monumental iba a ser precedida por un largo prólogo al cual barajó antes otros nombres como "El Robo" o "el Robo del oro del Rin", pero al final se quedó con el actual. También en un principio iba a ser una obra en tres actos, pero al redactar el borrador del libreto le salió el actual. Lo cierto es que empezó en 1850 a trazar un borrador. Tres años más tarde, mientras se alojaba en un hotel de la ciudad italiana La Spezia, en un sueño se le vino a la mente los acordes del preludio de esta ópera y empezó a escribir la música, la cual la terminó al año siguiente en 1854. Todo esto lo hizo mientras estaba en Zúrich y allí conocía a una mujer clave en su vida, Mathilde Wessendock. Por ella, interrumpiría su obra y creó el Tristán. Pero eso es otra historia que algún día contaré.

El caso es que por diverso avatares, él quería estrenar la Tetralogía toda junta, pero su mecenas el rey Luis II de Baviera quería una adelanto y lo forzó a estrenar algo antes, así que por eso tanto ésta como la siguiente, se estrenaron en Múnich, en 1869 unos quince años más tarde. 

ARGUMENTO

Toda la acción se desarrolla en una época mitológica en la zona alemana del Rin.

Escena I: Las profundidades del Rin.

Hace mucho, mucho tiempo, tanto que ya ni siquiera quedan recuerdos de aquella época, vivían lo más profundo del río Rin tres ninfas que custodiaban celosamente lo más preciado del mundo: El oro. Una mañana, se levantaron tranquilamente como cualquier otro día Woglinde, Wellgunde y Flosshilde (soprano,mezzo y contralto) y como cada día cantaban y nadaban tranquilamente.


Sin embargo, ese día era diferente. Un enano de la raza de los Nibelungos llamado Alberich (barítono bajo) ha descendido dispuesto a cortejar a alguna de las ninfas, sin éxito alguno ya que es rechazado por las tres y además se burlan. Entre tanto, el sol ilumina desde lo más profundo el Oro. Alberich pregunta por el resplandor y una de las ninfas le comenta que es lo más preciado del Rin, El oro. Aquel que lo posea y de él forje un anillo dominará al mundo pero para poder hacerlo esa persona tendría que renunciar al amor para siempre. Como Alberich estaba ya totalmente humillado por las ninfas, la idea del poder le tienta, así que ni corto ni perezoso, se abalanza hacia el oro, y antes de cogerlo renuncia y maldice al amor en voz alta. Luego se lo lleve pese a los inútiles esfuerzos de las ninfas por impedirlo.

Escena II: un páramo en lo más alto de las montañas.

Ajeno  a lo que pasa en el Rin, se encuentra el Dios Wotan (barítono bajo) quien anuncia a su mujer Fricka (mezzo soprano) diosa del amor conjugal, que la nueva morada que ha mandado construir para los dioses el castillo Wallhala está ya listo. Fricka le recrimina que haya utilizado a su hermana Freiya (soprano) como pago a los gigantes, aunque Wotan confía en que no será necesario.

Wotan se equivocaba. Llegan los dos hermanos gigantes, Falsot y Fafner (bajos) dispuestos a cobrar el pago. Wotan intenta convencerles para que renuncien al pago y se lleven otra cosa que no sea Freia, incluso sus hermanos Donner y Froh (barítono y tenor), salen en su defensa. Fafner ya se lo esperaba, pues sabía que Freia es la encargada de cultivar las manzanas de oro que garantizan al resto de los dioses su juventud e inmortalidad y sin ella no serían nada. Así pues, Wotan invoca la ayuda de Loge (tenor) dios del fuego, para que medie en la situación, ya que el acuerdo con los gigantes es legal y no puede romperse usando la violencia.


Aparece Loge y comenta que lo más parecido a lo que podría  rivalizar con Freya es el Oro del Rin, el cual según se ha enterado por las ninfas, ha sido robado por un malvado nibelungo llamado Alberich el cual ha maldecido al amor y se ha hecho un anillo con el que está acumulando riquezas y con el cual podría dominar el mundo. Además, como el oro ya ha sido forjado, no hace falta renunciar al amor para poseerlo así que propone a Wotan que lo robe. A Wotan le agrada la idea y a los gigantes también, así que les propone el oro del nibelungo a cambio de Freia. Mientras se hace el pago, se quedarán a Freia como rehén. Los otros dioses les desean suerte y Wotan se va con Loge al reino del nibelungo: Nibelheim.

Escena III: Nibelheim, el reino subterráneo


 Alberich maltrata a su hermano Mime (tenor) y le pregunta si ya ha terminado su encargo. Mime se lo da: es un yelmo, con el cual el portador puede hacerse invisible o convertirse en lo que desea. Alberich se lo prueba y le pega una paliza a su hermano. Gracias al yelmo le será aún más fácil tener controlados al resto de los nibelungos a los que ya tenía conquistados por el poder del anillo. Alberich se va para poner en marcha su plan.

Llegan Wotan y Loge. Loge interroga a Mime por la situación y éste le cuenta todo lo que sabe. Entonces Loge decide esperar a Alberich para hablar con él. Cuando éste llega, Loge lo adula y le convence para que le muestre el poder de su yelmo mágico, ya que no se cree que tenga tanto poder. Alberich se lo pone y se transforma en una gran serpiente. Loge finge estar asustadísimo. Luego, le pide si es capaz también de convertirse en algo pequeño. Confiado, Alberich se transforma en una rana, momento en el cual, Wotan aprovecha para echarle una red y capturarlo, consiguiendo así el anillo y el yelmo. Con Alberich capturado, Wotan y Loge emprenden el camino de vuelta.

Escena IV: Mismo escenario que la escena II

De vuelta, Wotan ordena a Alberich a que le lleve todo el oro que ha acumulado con los nibelungos a cambio de su libertad. Alberich accede, no sin antes lanzar una maldición al anillo que en esos momentos porta Wotan: todo el mundo querrá el anillo, pero éste sólo traerá la muerte al portador y así lo seguirá haciendo hasta que el anillo vuelva a su legítimo dueño.

Alberich, se marcha y llegan el resto de los dioses al igual que los dos gigantes con Freia. Empiezan a acumular riquezas en torno a Freia, y casi la tapan con todo el oro del nibelungo salvo una pequeña rendija por donde aún puede verse a la muchacha. Esa rendija, es del tamaño perfecto del anillo. Fafner, lo reclama, pero Wotan no está decidido a entregárselo, hasta que una voz sabia surge de las profundidades. Es la Diosa Erda (contralto) quien sugiere a Wotan que haga caso de la maldición y renuncie al anillo, ya que si no será su perdición. Wotan accede, pero promete ir a buscarla para tener más respuestas.
Los gigantes recogen el tesoro renunciando así a Freya, pero uno de ellos, Falsot se pone el anillo. Fafner se encela y se lo pide, pero su hermano no se lo da, así que Fafner coge una estaca, y ataca a su hermano matándolo a golpes, reclamando para sí mismo el anillo así como las riquezas.

Así, el anillo se ha cobrado su primera víctima. Tranquilos, los dioses contemplan en lo alto el trabajo de los gigantes: la fortaleza Wallhala, Donner dios del trueno (bajo barítono) ha hecho un puente que es un arcoíris, por el cual los dioses suben hacia el castillo.


Loge se avergüenza de los dioses y en el fondo desea convertirse en llama y quemarlos a todos. Y al fondo, el lamento de las ninfas del Rin. Un lamento que a nadie le importa.

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