sábado, 21 de octubre de 2017

Ragnarök: El Crepúsculo de los dioses (tercera jornada) Wagner, I


Ragnarök. Literalmente significa "El destino de los dioses"... y en la mitología escandinava, cuenta la batalla del fin del mundo, es decir, el Apocalipsis según los vikingos. Así pues, se acerca el final. ¿O es un comienzo?

El Crepúsculo de los dioses (Götterdammerung) es una ópera en un prólogo y tres actos, con música y libreto de Richard Wagner, estrenada en el teatro del Festival de Bayreuth, el 17 de agosto de 1876.

Es la más larga de toda la tetralogía, pues dura aproximadamente unas cuatro horas y media (270 minutos)

BREVES DATOS HISTÓRICOS

¿Qué podría añadir de nuevo que no haya dicho ya? Bueno, volvamos a recordad que ésta era la ópera que en un principio Wagner quería contar bajo el nombre "Siegfried's Tod" y parece ser que en un principio, le salía un drama en cinco actos. Antes de eso trabajaba en un libreto sobre Federico I (Barbarroja), y también barajaba hacer una ópera sobre Jesús de Nazareth y otra de tema budista, pero sendas ideas, acabaron por materializarse en lo que sería su última ópera, Parsifal. 

Si bien el libreto ya estaba más o menos listo antes del gran parón que le supuso la composición de Tristán y Los Maestros Cantores, la composición de la música la empezó en serio una vez terminó Siegfried, y entre que hacía los borradores, pasaba sus notas a limpio y demás tardó en componer la música tres años (de 1871-1874). 

ARGUMENTO

PRÓLOGO
La roca de la valquiria (mismo escenario que el tercer acto de Siegfried)

Es de noche. Las tres Nornas (contralto, mezzosoprano y soprano) comentan los hechos pasados y presentes vistos hasta ahora mientras van tejiendo la cuerda, pero mientras van evocando esos hechos, cada vez les resulta más y más difícil, hasta que, finalmente, la cuerda del destino se rompe. Prevén que poco ya tienen que hacer en ese mundo y regresan con su madre, Erda, a las profundidades de la tierra.


Entre tanto, ha amanecido y Brünnhilde (soprano dramática) se despide de Siegfried (tenor heroico) quien ya es todo un hombre, se va en busca de nuevos retos y aventuras. Deja como símbolo de su amor a Brünnhilde, el anillo mientras que él coge su armadura, su espada y el yelmo mágico. Y así el héroe se va raudo y veloz siguiendo el Rin. Y con un interludio musical llamado "Viaje de Siegfried por el Rin" pasamos al...

ACTO I

Escena I: Sala del palacio de los Gibichungos

(Ese nombre no da mucha confianza que digamos). Allí están reunidos los tres hermanos, el rey Gunther (barítono), su hermana Gutrune (soprano lírico-spinto o dramática) y el medio hermano de ambos, Hagen (bajo). El padre de Hagen es Alberich y de él ha heredado su odio hacia el mundo y su obsesión por el anillo de poder. Convence a Gunther, que ya va siendo hora de casarse para garantizar así la dinastía de los gibichungos, así como Gutrune y sugiere que él se case con Brünnhilde, que, según dicen es la mujer más guapa del mundo que hay, y a Gutrune lo case con Siegfried. Sin embargo, Gunther no tiene el valor suficiente como para poder atravesar el fuego que protege la roca de la valquiria, así que idean un plan para que Siegfried lo haga. Prepararán un filtro de amor que haga que se enamora de la primera mujer que vea y así conseguirán sus propósitos. Se va Gutrune, para preparar el plan.

 

Entre tanto, Siegfried que ha estado navegando por el Rin, ha llegado al país de los Gibichungos, atraído por sus leyendas. Exige ver al rey y Gunther, se presenta y le da la bienvenida. Charlan, se caen y bien y entonces aparece Gutrune quien le ofrece una copa como gesto de buena voluntad. Siegfried se la bebe, se olvida de Brünnhilde y se enamora locamente de Gutrune, hasta el punto de pedirle matrimonio. Gunther le concede la mano, y Siegfried, le promete conseguirle a su nuevo mejor amigo una esposa. Entonces, Gunther le habla de Brünnhilde y Siegfried acepta ir y obtenerla por él. Hacen un juramento de sangre y Siegfried se pone manos a la obra. Hagen, está contentísimo de lo bien que está saliendo todo.

Escena II: La roca de la Valquiria.
Por su parte, Brünnhilde se aburre enormemente sola en la roca y mira tú por dónde viene a visitarla una de sus hermanas valquirias, Waltraute (mezzosoprano; esta escena en un principio iba ser interpretada por todas las valquirias, pero al final se quedó sólo en una.) Waltraute, le pone al día a su hermana que papá está muy mal, ya no come las manzanas doradas, pasa de todo y que la única forma de hacerle volver en razón es que ella renuncia al anillo que Siegfried le dio, ya que está maldito y lo tire al Rin, devolviéndolo así a sus legítimas dueñas. Brünnhilde agradece la visita, pero le recuerda que ella ya es una mujer mortal y que no va a renunciar a un regalo de amor por parte de su querido esposo (y sobrino, aunque da igual) Waltraute se va, algo decepcionada.


Sola otra vez, la ex-valquiria presiente que viene alguien y piensa que es su amorcito. Pues no. Resulta que es un hombre al que no conoce y se presenta como Gunther, y ya que ha atravesado el fuego, la proclama como esposa. Naturalmente, ella se niega y apela a la fuerza del anillo para defenderse, pero Gunther (que en realidad es Siegfried, pero con el yelmo mágico puesto) se lo quita. Derrotada, Brünnhilde no tiene más remedio que seguirlo. Se pone en camino y Siegfried pone a Notung como testigo que durante el camino le será fiel a su hermano de sangre y que no tocará a la mujer.

ACTO II
Palacio de los Gibichungos a orillas del Rin.

Es de noche y Hagen hace guardia en el exterior del palacio. Mientras la hace y se está quedando medio dormido, aparece su padre Alberich (barítono) para recordarle que tiene que recuperar el anillo y así pues vengarse del mundo y Hagen asiente. Al alba, el enano se va. 
Llega entonces Siegfried, quien le anuncia que ya ha conseguido a Brünnhilde y que él se podrá casar con Gutrune, evento que alegra a la muchacha. Hagen convoca a todos los vasallos con una llamada de cuerno y a él acuden todos.


Se anuncia la boda de Gunther con Brünnhilde y de Gutrune con Siegfried. Brünnhilde, al ver de nuevo el anillo sobre el dedo de Siegfried, se da cuenta del engaño y proclama a todos que ella ya estaba casada con Siegfried, antes, pues ella llevaba el anillo antes que "Gunther" se la llevara. Siegfried, defiende su inocencia, ya que él no recuerda que él le haya dado el anillo en primer lugar y jura por la lanza de Hagen para que ésta le atraviese si se demuestra que él miente. Brünnhilde hace lo mismo. 


La boda, aún así tiene lugar y se marchan todos, excepto Gunther, Hagen y Brünnhilde. Hagen convence a Brünnhilde para que se vengue de Siegfried y ella acepta, revelándole que el punto débil del héroe es la espalda pues nunca la da antes el enemigo. Gunther en un principio no quiere hacerlo, pero al final lo convencen, pues la muerte del héroe es la única forma de poder recuperar su honor perdido. Así pues lo matarán al día siguiente en una cacería y lo harán pasar por un accidente.

ACTO III

Escena I: Un bosque a las orillas del Rin.

Las hijas del Rin (dos sopranos y una mezzzo) están aún lamentándose por la pérdida su querido oro. Aparece Siegfried, e intentan convencerle para que se lo devuelva. Lo seducen, le advierten de la maldición, pero el héroe no les hace caso. Desisten en su empeño y se van. Llega Hagen, con Gunther y los demás gibichungos. Piden a Siegfried que cuente de nuevo sus aventuras y éste cuenta su vida. Entre medias, Hagen le da de beber al héroe el antídoto del filtro de amor para que recupere la memoria. Cuando ha llegado a la parte en la cual comenta cómo encontró a Brünnhilde (gracias a que entendía el canto de los pájaros por haber bebido la sangre del dragón), aparecen dos cuervos, que son los mensajeros de Wotan. Hagen le pregunta: "¿Entiendes también el graznido de los cuervos?" Entonces Siegfried le da la espalda para verlos y en ese momento aprovecha y grita: "Para mí, dicen ¡Vengaza!" y lo ataca con la lanza por la espalda hiriéndolo de muerte.



Las últimas palabras y pensamientos del héroe se los dedica a su querida Brünnhilde. Los gibichungos portan el cuerpo de vuelta al palacio de los Gibichungos. Suena "la marcha fúnebre por la muerte de Siegfried y con ella nos vamos acercando al final.

Escena II: Palacio de los Gibichungos

Gutrune tiene un mal presentimiento. Llega Hagen y anuncia la muerte de Siegfried, debido al ataque de un jabalí, pero Gunther lo desmiente, delatando a Hagen por el asesinato. Éste se justifica, diciendo que Siegfried había cometido perjurio y que ahora por derecho, el anillo le pertenece a él. Gunther se niega y acaba siendo asesinado por Hagen.

Aparece Brünnhilde, quien ha recuperado su sabiduría gracias a la traición de Siegfried. Gutrune le echa la culpa por la muerte de Siegfried y Gunther y por haber malmetido, pero la valquiria se defiende y le dice a Gutrune que ella jamás ha sido su esposa, en tal caso su concubina. La legítima esposa es ella. Gutrune se queda llorando el cadáver de su hermano.

Brünnhilde llega a la conclusión que la culpa de todo la tiene Wotan, así que decide cumplir su última voluntad: la aniquilación de los dioses. Para ello, ordena a los gibichungos que levanten una pira cerca del río y la adornen con flores. Pide que lleven el cadáver de Siegfried y se despide de él, pero pronto va a unirse. Informa, a las hijas del Rin que el anillo será purificado de la maldición por el fuego divino que va a encender y que lo recuperen de las cenizas. Invoca a los cuervos, para que vayan hacia la roca y liberen a Loge, el dios del fuego y se alce hacia el Valhalla, destruyéndolo todo. Así, Brünnhilde enciende la pira, toma a su caballo Grane y ambos, se arrojan al fuego no sin antes saludar una vez más a Siegfried.


Las llamas se alzan violentamente y acaban por destruir el palacio. Las Hijas del Rin alzan las aguas para coger el Anillo, a lo que Hagen trata de impedirlo y a consecuencia es arrastrado hacia el fondo del río para perecer allí. Los gibichungos, presencian la escena y miran hacia el cielo una gran nube roja. El Valhalla, la residencia de los dioses está en llamas. Los dioses mueren quemados. Y así un mundo viejo da paso a otro donde el hombre, es dueño de su propio destino.

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