miércoles, 18 de octubre de 2017

El superhéroe del siglo XIX, Siegfried (segunda jornada) Wagner, I


Ya va quedando menos... aunque ese "menos" significa ocho horas y media más. En esta entrega presentamos al héroe de la historia y quizás sea la menos compleja de las cuatro.

Siegfried (o Sigfrido en español) es una ópera en tres actos con música y libreto de Richard Wagner estrenada el 16 de agosto de 1876 en el teatro del Festival de Bayreuth, es decir, en el año que se estrenó por primera vez el ciclo completo.

Tiene una duración de 4 horas (240 minutos).

BREVES DATOS HISTÓRICOS

La segunda de la tetralogía en ser concebida fue ésta y en un principio se iba a llamar "Der Junge Siegfried" (El Joven Sigfrido). Lo cierto es que, después del proyecto inicial de "la Muerte de Siegfried, Wagner quería escribir una ópera cómica y uno de los temas que estaba barajando se lo encontró leyendo un libro de los hermanos Grimm, concretamente el cuento de "Juan sin miedo". Fue entonces cuando se dio cuenta que ese "Juan" era su Siegfried y se puso manos a la obra interrumpiendo la composición del segundo acto allá en 1857, y en ese lapsus pues se encargó de componer Tristán e Isolda por un calentón tonto que tuvo con la Matilde Wessendock, mujer casada y a su vez también tonteaba con Cosima Lizt, que era la hija de su amigo el director y también compositor Franz Lizt, y todo esto mientras aún su primera mujer Minna vivía. Vamos, todo un picha brava que era el hombre. 

En fin, entre eso, y que compuso Los Maestros Cantores de por medio (que no está en mis planes a corto plazo de hablar de esa ópera, al no ser que alguien me lo pida), retomó la composición de Siegfried ya en 1864 y la terminó definitivamente en 1871. Según él, ésta iba a ser su ópera más popular. Al final se equivocó. De la Tetralogía, es la anterior, "La Valquiria", la más popular.

ARGUMENTO

ACTO I
Una fragua dentro de una cueva en el bosque 



Mime (tenor) se encuentra en su fragua forjando una espada para su hijo adoptado Siegfried. Pero no importa cuánto empeño le ponga, el joven siembre acaba por romperlas. La relación entre ambos no es en absoluto buena, Siegfried (tenor heroico) no soporta al enano y prefiere la compañía de otros antes que la del enano y así se lo demuestra entrando en la cueva con un oso. Por petición de Mime, lo deja marchar. El enano le da la espada y como era de esperar, la rompe y le insulta por ello. Después le pregunta por sus orígenes y Mime se lo cuenta. Su padre murió en batalla y él encontró a su madre un día en el bosque, la cual ya estaba embarazada de él y murió dando a luz. Con ella llevaba dos trozos de una espada, que, al parecer, perteneció a su padre. Siegfried le ordena entonces que forje esos dos trozos de nuevo y se va. Al preguntarle Mime el porqué de su mal comportamiento hacia él, Siegfried le responde que "ve maldad en todo lo que hace" y que nunca le enseñó a amar.


Se va de nuevo y Mime se pregunta cómo se podrá forjar esa espada, ya que lo ha intentado antes y no ha habido manera. De repente aparece en la cueva un señor con un sombrero, un parche en el ojo y una lanza. Se hace llamar "El Caminante" (bajo barítono, aunque todos sabemos que en realidad es Wotan.) Wotan sigue buscando a su héroe libre y quizás ese sea su nieto. Mime le acoge y ambos juegan a contarse adivinanzas, apostando sus cabezas para hacer el juego más interesante. Las tres preguntas que hace Mime al Caminante son respondidas, y cuando le llega el turno al Caminante,Mime puede responder a dos, pero no a la tercera: "¿Quién forjará de nuevo Notung" Y la respuesta se la da el mismo Wotan: "Sólo aquel que no conozca el miedo, podrá de nuevo volver a forjar la espada".


A pesar de que ha perdido, el Caminante no le corta la cabeza, sino que lo deja tranquilo y se va. Llega Siegfried y pregunta de nuevo por la espada. Mime, le pregunta si sabe lo que es el miedo y Siegfried le dice que no. Entonces, Mime le habla de un fiero dragón que vive en una cueva no muy lejos de la suya, en lo más profundo del bosque. Le da entonces los trozos de la espada y le dice que se la forje él mismo, pues le hará falta para conocer el miedo.



Entre tanto, Mime ve por fin la oportunidad perfecta para poder ganar el anillo para sí mismo así como todo el tesoro, lo único que le falta es deshacerse de Siegfried. Por su parte, Siegfried acaba terminando de forjar la espada siguiendo su instinto, y para demostrar su fuerza, rompe con ella el yunque.

ACTO II
Un claro en el bosque cerca de la cueva de Fafner.

Es de noche. Alberich (bajo barítono) hace guardia cerca de la cueva esperando una oportunidad para poder colarse y llevarse el anillo. Llega el Caminante y Alberich lo reconoce. Discuten, pero el Caminante le dice que él no está ahí para interponerse sino que está para observar y le dice además que Mime está también detrás del anillo y ha conseguido a un héroe para que mate al dragón. Y para que tenga aún más gracia la cosa, Wotan aprovecha y despierta a Fafner (bajo) y lo advierte, aunque el dragón no le hace mucho caso. Ambos se van.

Llegan Mime y Siegfried al lugar. Ya es de día y Mime intenta por todos los medios enseñarle el miedo en vano. Deja a Siegfried solo cerca de la cueva y él empieza a imaginarse a su madre.


Esta escena también se la conoce como "los susurros del bosque". Siegfried encuentra a un pájaro e intenta imitar su canto con la flauta. No lo consigue, y se pone a tocar una melodía con su cuerno, despertando así a Fafner. Siegfried se enfrenta a él y acaba matándolo con su espada Notung. Antes de morir, Fafner recupera su aspecto de gigante y le dice, antes de morir que tenga cuidado con el enano pues planea su muerte. Al recuperar su espada, Siegfried se quema los dedos con la sangre caliente del gigante y al hacerlo, empieza a entender el canto de los pájaros. El pájaro (soprano ligera) le dice que vaya a la cueva y que de todo el tesoro lo que más vale es el yelmo que lo convertirá en cualquier cosa que desee y el anillo con el cual podrá gobernar el mundo. Siegfried, le hace caso y entra.

Entre tanto, se encuentran Mime y Alberich. Discuten por el anillo y por las riquezas, pero no llegan a un acuerdo. Alberich se va y llega Siegfried con el anillo y el yelmo La sangre del dragón le ha dado un segundo poder y es que puede oír los pensamientos de la gente. El pájaro le advierte que Mime no es de fiar, y efectivamente, Mime se presenta más amable que de costumbre, si bien Siegfried puede saber sus verdaderos planes: drogarle con una bebida y cuando esté dormido, matarle para coger el anillo. Sabiendo ésto, Siegfried mata a Mime, pero después siente pena pues se da cuenta que se ha quedado solo en el mundo. Pero el pájaro, que es muy apañado, le dice dónde puede conseguir a la más bella de las mujeres. Ilusionado, le pide al pájaro que le indique dónde está y se va corriendo siguiéndolo.

ACTO III
Al pie de una montaña (mismo escenario que el tercer acto de La Valquiria) 


Wotan invoca a Erda (contralto) diosa de la Tierra, para hablar con ella, algo que la diosa no agradece mucho, pues ya todo lo que sabía ya se lo dijo. Wotan le advierte que ya no teme el final de los dioses y que deja el mundo en manos de Siegfried y su hija la valquiria durmiente. Erda desciende a las profundidades para no despertar jamás.

En tanto que llega Siegfried siguiendo al pájaro y se encuentra con el Caminante. Éste, intenta hablar con él, pero dado que Siegfried es un mal criado, acabo por enfadarle y le impide el paso a la roca donde está la Valquiria. Discuten y el Caminante termina por revelarle que fue él quien rompió esa espada hace años, a lo que Siegfried responde atacándole y rompiéndole la lanza. Derrotado, el Caminante se va.

Así pues, Siegfried sube a la roca atraviesa la barrera de fuego y ve en el centro a una especie de guerrero. Al quitarle el yelmo, se da cuenta que no es un hombre, sino una mujer y es en ese momento cuando siente el miedo, porque no sabe qué hacer con ella. Sigue su instinto y la besa.



Brünnhilde (soprano dramática) se despierta y se alegra enormemente de descubrir a aquel quien lo ha despertado. Se presentan y en un principio la valquiria se lamenta de haber perdido su inmortalidad, pero la juventud y el entusiasmo de Siegfried hace que la olvide, cayendo irresistiblemente en sus brazos.


(Bueno, Brünnhilde ha omitido el pequeño detalle de decirle que en verdad ella es su tía, pero da igual, tampoco es que lo haya criado. Y a estas alturas tampoco van a escandalizar a nadie)

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